Fran?ois Lesage, el artesano de la alta costura
El bordador materializ¨® las fantas¨ªas de los grandes maestros
Los pliegues de los m¨¢s hermosos vestidos de alta costura contienen la dedicaci¨®n y entrega de muchos an¨®nimos artesanos. Pero son pocos los nombres de estos obreros de la belleza que trascienden, y tal vez ninguno lo haya logrado como Fran?ois Lesage. El bordador m¨¢s famoso de Par¨ªs falleci¨® el 1 de diciembre en Versalles a los 82 a?os.
Su taller en Montmartre era el lugar al que Christian Dior, Crist¨®bal Balenciaga o Karl Lagerfeld acud¨ªan para materializar sus fantas¨ªas a base de cuentas e hilo. Pero Lesage, al que sobreviven su esposa y sus cuatro hijos, no solo era un t¨¦cnico virtuoso. Carism¨¢tico y apasionado, establec¨ªa un genuino di¨¢logo creativo con los mejores dise?adores de moda. Mantuvo una colaboraci¨®n especialmente intensa con Yves Saint Laurent. Le conoci¨® en 1963 y trabajaron juntos hasta la retirada del maestro en 2002. Los collages que Saint Laurent regalaba a sus amigos todas las Navidades (variaciones alrededor de la palabra love) decoraban hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del estudio de tres plantas de Lesage.
Mantuvo una especial relaci¨®n con Yves Saint Laurent, con quien trabaj¨® 40 a?os
El coraz¨®n de ese taller era una sala en la que se archivaban m¨¢s de 60.000 muestras de bordados creados para las principales casas de alta costura durante m¨¢s de un siglo. Con una iron¨ªa que le era muy propia, Lesage (nacido en el actual departamento de Altos del Sena, al oeste de Par¨ªs, en 1929) la mostraba a los j¨®venes dise?adores que ven¨ªan a verle con ideas que cre¨ªan nuevas. "Cualquier cosa que se te ocurra ya est¨¢ en estas cajas", dec¨ªa con una carcajada. Y despu¨¦s, con mimo y cari?o, las abr¨ªa y repasaba dise?os que iban desde Charles Frederick Worth (fallecido en 1895 y considerado el primer dise?ador de la alta costura) hasta Chanel hoy. El mismo anhelo de perpetuar su conocimiento y experiencia le llev¨® a abrir una escuela de bordadores en 1992.
Lesage hered¨® el negocio de sus padres, pero le dio nuevo impulso. Albert y Marie-Louise hab¨ªan comprado en 1924 un taller ya existente -famoso precisamente por su colaboraci¨®n con Worth- y se convirtieron en proveedores de Vionnet o Elsa Schiaparelli. El esp¨ªritu emprendedor de su hijo qued¨® pronto demostrado ya que, con 19 a?os, se instal¨® en Sunset Boulevard para vender bordados a las actrices de Hollywood. La muerte de su padre un a?o despu¨¦s le oblig¨® a terminar su aventura americana para volver a Par¨ªs y ocuparse de la empresa. Era 1949. La d¨¦cada siguiente fue la de la era dorada de la alta costura en la ciudad francesa y Lesage la vivi¨® junto a Balenciaga o Dior. Ellos, como Givenchy o Lanvin, acud¨ªan a Lesage en busca de innovaci¨®n. No tem¨ªa experimentar con nuevos materiales y t¨¦cnicas.
El auge del pr¨ºt-¨¤-porter a finales de los a?os sesenta puso en grave peligro la supervivencia de los artesanos de la alta costura. Hasta tal punto que, en los a?os ochenta, el arte de Lesage fue reconocido como materia de museo: instituciones como el Fashion Institute of Technology de Nueva York o el Museo Galliera de Par¨ªs le dedicaron exposiciones. La precaria situaci¨®n de estos talleres llev¨® a Chanel, en 2002, a comprar siete de los ¨²ltimos todav¨ªa en activo. Lesage, por supuesto, era uno de ellos. "Las cosas han cambiado mucho", contaba Lesage en 2008. "Karl Lagerfeld dice que igual que no hay fiesta nacional sin fuegos artificiales, no puede haber vestido sin bordados. Menos mal que nos queda ¨¦l. La alta costura es una cultura, una filosof¨ªa. Pero el perfume se ha ido, ahora todo el mundo usa colonia. Decid¨ª vender a Chanel para asegurar el futuro del oficio que amo, aunque no pienso dejar de ejercerlo mientras viva". Le hubiera gustado saber que la casa ha emitido un comunicado en el que asegura que mantendr¨¢ el taller de Lesage para garantizar que su oficio le sobreviva.
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