?Se puede hacer una televisi¨®n p¨²blica viable!
El negocio audiovisual no es ajeno a la gran crisis econ¨®mica que vive nuestro pa¨ªs. De hecho, tras dicha crisis se ha escondido una dur¨ªsima reconversi¨®n del sector -favorecida por una nueva legislaci¨®n poco afortunada-, la renovaci¨®n tecnol¨®gica y la incorporaci¨®n de nuevos factores de competencia que, con la aportaci¨®n de la TDT, han sido especialmente acusados en Espa?a. Por eso puede decirse que hoy ya nada es igual que antes. Las industrias del cine, la televisi¨®n y los servicios audiovisuales se han transformado.
En este nuevo contexto, la televisi¨®n p¨²blica debe tener un lugar propio y una funci¨®n espec¨ªfica que, creo, a¨²n est¨¢n por precisar. Si esta se delimitara, podr¨ªa contribuir incluso como elemento estabilizador del conjunto del sistema audiovisual nacional. Sin embargo, en la actualidad sirve m¨¢s bien para lo contrario: padece una clara sobredimensi¨®n, y es inevitable que su propia desmesura altere artificialmente el equilibrio del mercado y descompense las relaciones de oferta y demanda, porque no hay una reglamentaci¨®n n¨ªtida que limite la financiaci¨®n, aunque se prescinda de la publicidad. Este desequilibrio ha provocado una metamorfosis en el negocio audiovisual que incluso ha tenido como consecuencia el cierre de algunas productoras o las dificultades financieras de otras.
El sector privado ya se ha transformado; ahora es el turno del sector p¨²blico televisivo
La externalizaci¨®n de servicios es la manera m¨¢s eficiente de minimizar los costes
Al hilo de todos estos cambios, y en un momento marcado por el anuncio de recortes en servicios p¨²blicos esenciales, creo que debemos plantearnos cu¨¢l debe ser el papel de las televisiones p¨²blicas en el actual entorno.
No se trata de suprimir las televisiones p¨²blicas, como algunos proponen. La televisi¨®n p¨²blica en Espa?a es garante de una sociedad plural que los ciudadanos hemos decidido como modelo necesario de convivencia. La transmisi¨®n de la cultura no puede dejarse exclusivamente en manos de la iniciativa privada (cuyos fines est¨¢n m¨¢s relacionados con el beneficio econ¨®mico de sus actividades). Sin embargo, creo que es el momento de centrar claramente cu¨¢l es su papel y definir un modelo sostenible para asegurar su rentabilidad. Ahora, lo que se requiere es afrontar los temas para empezar desde cero y dejar atr¨¢s el pasado. Hay que determinar claramente cu¨¢l es el tama?o y el contenido ideal de las televisiones p¨²blicas, como ya se ha hecho con TVE, donde se ha avanzado mucho en ese sentido. Y lo que es m¨¢s importante, se tiene que asegurar una posici¨®n clara en cuanto al cumplimiento de los compromisos adquiridos por todas las partes implicadas en el proceso de cambio.
Parece claro que ha terminado la era de las concesiones administrativas, de la regulaci¨®n de potencias y de frecuencias. El espectro deja de ser un bien escaso, porque la red nos abre los canales que necesitemos. Y algunos canales se han quedado en el camino debido a la fragmentaci¨®n de las audiencias. En este contexto, las televisiones privadas persiguen el objetivo de captar audiencias relevantes para poder traducirlas en ingresos publicitarios. Mientras, el objetivo de la televisi¨®n p¨²blica parece m¨¢s centrado en proveer a la sociedad de un bien cultural e informativo. Sin embargo, ambos objetivos, privados y p¨²blicos, deben intentar conquistarse con un uso racional de los recursos. En el primer caso, los aportados por los accionistas de la compa?¨ªa. En el segundo caso, por el contribuyente, sobre el que ya pesan importantes cargas. Intentar aligerar esta carga de manera relevante y r¨¢pida deber¨ªa ser el objetivo de todo gestor p¨²blico.
Por tanto, el aspecto crucial que determina ahora el ¨¦xito de cualquier operador televisivo es el de la optimizaci¨®n de su estructura de costes, donde los procesos de externalizaci¨®n de las ¨¢reas operativas son cada vez m¨¢s determinantes. Una vez m¨¢s, consiste en verificar el viejo axioma de que un especialista siempre rinde m¨¢s en el campo de su especialidad que un generalista, cuyo foco ni est¨¢ ni debe estar ah¨ª. Con estas premisas, el papel que juegan las compa?¨ªas de servicios audiovisuales es determinante para lograr unas televisiones m¨¢s rentables.
As¨ª, se hace obligatorio reflexionar sobre la necesidad de replantear el modelo de negocio de la televisi¨®n p¨²blica, una vez comprobado que el modelo actual es claramente deficitario. Seg¨²n c¨¢lculos del sector, se podr¨ªan externalizar alrededor de la tercera parte de los costes actuales de las cadenas p¨²blicas. Externalizar supone en algunos casos ahorrar a corto plazo entre un 30% y un 40% de la factura de algunas ¨¢reas auxiliares. El gasto de las televisiones p¨²blicas de este pa¨ªs (auton¨®micas y nacionales) suma m¨¢s de 2.600 millones de euros. Estamos hablando, por tanto, sin tener en cuenta la compra de contenidos, de un ahorro de costes de entre 700 y 1.000 millones de euros anuales. Debemos ir hacia una televisi¨®n p¨²blica con una dimensi¨®n razonable y ajustada a las condiciones actuales del mercado, tal y como ya ha ocurrido en alguna televisi¨®n local. Con ello se conseguir¨ªa una televisi¨®n p¨²blica capaz de cumplir con su fin social y con una importante rebaja en la factura fiscal del ciudadano. Dicho de otro modo, la televisi¨®n p¨²blica convertida en, finalmente, viable.
La televisi¨®n p¨²blica tiene sentido si su cuenta de resultados, como la de cualquier otro negocio, se puede interpretar en funci¨®n de la rentabilidad, si bien esta no tiene por qu¨¦ ser solo econ¨®mica. Para ello es imprescindible distinguir lo que es titularidad p¨²blica de lo que es gesti¨®n p¨²blica. Si las televisiones auton¨®micas externalizan gran parte de su actividad en la b¨²squeda de nuevos modelos de gesti¨®n -lo que no incompatibiliza con mantener una direcci¨®n efectiva-, se pueden hacer viables.
El alivio en las tensiones que provoca la financiaci¨®n de las televisiones ser¨ªa un importante logro para cualquier gestor de cuentas p¨²blicas. La experiencia demuestra que la externalizaci¨®n de servicios es la manera m¨¢s eficiente de minimizar los costes en dichas cadenas. Solamente hace falta la voluntad empresarial y pol¨ªtica para lograrlo. No afrontar la situaci¨®n est¨¢ complicando el futuro de las televisiones p¨²blicas y perjudicando a todo el sector audiovisual que trabaja alrededor de ellas. El sector privado ya se ha transformado, con fusiones entre las televisiones o externalizando servicios, y ahora es el turno del sector p¨²blico televisivo, que tambi¨¦n debe asumir la nueva situaci¨®n.
Jos¨¦ Mar¨ªa Irisarri es presidente de V¨¦rtice 360?
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