Un a?o de depresi¨®n
La persistente subida del paro y la debilidad de la demanda alertan de que se acerca otra recesi¨®n
El desempleo en Espa?a se ha convertido en una amenaza social, adem¨¢s de un grave problema econ¨®mico. Los datos del paro registrado correspondientes a noviembre indican que hay casi 60.000 parados m¨¢s, que la destrucci¨®n de empleo no se ha detenido a pesar de los dos a?os de recesi¨®n y estancamiento econ¨®mico, que la Seguridad Social se aproxima r¨¢pidamente a una situaci¨®n de d¨¦ficit anual debido a la ca¨ªda persistente de los ingresos y, como da?o adicional, que disminuye a ojos vista el n¨²mero de parados con cobertura de desempleo. Es una pinza perversa que afecta tanto al d¨¦ficit (si no hay super¨¢vit en la Seguridad Social, la desviaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico puede ser m¨¢s grave) como a las posibilidades de recuperaci¨®n.
El pr¨®ximo Gobierno se enfrenta pues a una proyecci¨®n p¨¦sima del empleo, no por conocida menos preocupante. Puesto que durante 2012 se acentuar¨¢n los recortes presupuestarios, para cumplir con el objetivo de d¨¦ficit para 2011, 2012 y 2013 no hay otra perspectiva razonable para el pr¨®ximo ejercicio econ¨®mico que la recesi¨®n, m¨¢s o menos prolongada, pero real al menos durante dos trimestres. En consecuencia, el desempleo seguir¨¢ creciendo (recu¨¦rdese que el paro en t¨¦rminos de encuesta de poblaci¨®n activa se aproxima a los cinco millones) y operar¨¢ a pleno rendimiento la espiral del estancamiento que aumenta el paro y el desempleo que impide la recuperaci¨®n. La hip¨®tesis de llegar a una tasa de paro del 23% no es descabellada y, desgraciadamente, tampoco lejana.
La cuesti¨®n para el Gobierno que viene es acertar el m¨¦todo que pueda aumentar el empleo o, m¨¢s modestamente, limitar la destrucci¨®n de puestos de trabajo. De los gestos conocidos de Mariano Rajoy se desprende que su estrategia prioritaria consiste en proceder a otra reforma laboral, cuyas propuestas se han encargado de forma perentoria a sindicatos y patronal. No es necesario especular demasiado para concluir que lo que planea el nuevo presidente y su equipo in pectore consiste en forzar un fracaso r¨¢pido de los agentes sociales para legislar luego con entera libertad. Pero lo esencial de la iniciativa de Rajoy es que, muy probablemente, las nuevas versiones de la contrataci¨®n o de la negociaci¨®n colectiva no surtir¨¢n efectos apreciables en el mercado laboral, por s¨ª mismas o incluso a?adiendo los pellizcos fiscales encaminados a convencer a las empresas para que creen empleo. La demanda interna est¨¢ profundamente deprimida y es en ese ¨¢mbito donde hay que actuar.
La estrategia del PP parece consistir en una reducci¨®n general de los costes salariales, en la convicci¨®n de que esta reducci¨®n, junto con incentivos fiscales a la creaci¨®n de empleo y nuevos apoyos p¨²blicos artificiales a la construcci¨®n, aumentar¨¢n r¨¢pidamente los puestos de trabajo. Pero este modelo conduce al empleo precario y a la debilidad estructural del crecimiento. Ser¨ªa de agradecer que el PP aclare cuanto antes si esto es as¨ª o, en caso de que no, qu¨¦ otro tipo de crecimiento defiende.
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