La encrucijada del deporte en la ley del juego

La publicaci¨®n de la ley 13/2011, de 27 de mayo, de regulaci¨®n del juego, supone una transformaci¨®n notable que tiene diversos ¨¢ngulos y problemas, uno de los cuales es el relativo al deporte.

En este punto, la nueva ley supone un cambio notable en el estatus previo: la responsabilidad en el pago del porcentaje de las quinielas -el 10% de la recaudaci¨®n semanal que va a la LFP y la federaci¨®n- pasa a ser estatal. Este simple hecho supone una complicaci¨®n nada menor porque la ley no dice si el dinero que actualmente abona la Sociedad de Loter¨ªas y Apuestas del Estado (SLAE) deber¨ªa pag¨¢rselo al Estado para que este haga frente a sus nuevas obligaciones, que pueden ascender a un mill¨®n de euros a la semana. Tampoco establece el mecanismo por el que una sociedad mercantil abona dicha cuant¨ªa.

A partir de aqu¨ª, el problema est¨¢ servido. El Estado tiene la obligaci¨®n, pero no tiene la habilitaci¨®n presupuestaria espec¨ªfica porque en un escenario de presupuestos prorrogados no hay partidas nuevas y, como se ha dicho, esta es una obligaci¨®n nueva. As¨ª, el que tiene el dinero no tiene la obligaci¨®n y el que tiene la obligaci¨®n no tiene el dinero. Una encrucijada que necesariamente hay que solventar porque, de lo contrario, la liquidez de la competici¨®n est¨¢ en entredicho, ya que esta aportaci¨®n cubre esencialmente los gastos del denominado convenio de coordinaci¨®n entre la federaci¨®n y la Liga y el gasto corriente -entre ellos, el arbitraje- que se incluye en dicho convenio.

Adicionalmente, antes de Navidades, se aprobar¨¢n las primeras licencias sobre apuestas. A esta cuesti¨®n se refiere la ley del juego cuando se?ala que "(...) mediante ley se fijar¨¢ el porcentaje o su equivalente para determinar la cantidad que ser¨¢ objeto de retorno al deporte (...)" Pues bien, la licencia se da, pero el porcentaje no ha sido se?alado, y se mantiene la obligaci¨®n de ceder los resultados, pero se margina el derecho al porcentaje. De esta forma, la regulaci¨®n que se ha hecho pone en entredicho la percepci¨®n inmediata de la quiniela y no asegura la percepci¨®n de compensaci¨®n alguna por la apuesta deportiva.

Parece claro que el juego necesita del deporte porque sus eventos son especialmente atractivos. El legislador, consciente de la importancia de la convivencia, estableci¨® algunos mecanismos de retorno y compensaci¨®n por utilizar el soporte informativo del deporte como elemento central del juego. Los t¨¦rminos en los que se ha hecho ofrecen, de momento, algunas dudas.

Alberto Palomar es profesor titular de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid.