Dos d¨¦cadas criando peces
El Instituto Oceanogr¨¢fico de Vigo investiga el cultivo a escala del pulpo y de la merluza 20 a?os despu¨¦s de analizar la cr¨ªa de rodaballo
Cuando los investigadores del Centro Oceanogr¨¢fico de Vigo plantearon, hace casi 30 a?os, la idea de experimentar sobre la cr¨ªa de peces, desde la direcci¨®n central de Madrid les tomaron por locos. En Galicia la acuicultura estaba asociada a los moluscos bivalvos, pero ellos pensaron que el cultivo del rodaballo, hasta esa fecha in¨¦dito, podr¨ªa tener un desarrollo a escala industrial. No andaban desencaminados; hoy en d¨ªa la comunidad acapara el 90% de las entre 7.000 y 9.000 toneladas de producci¨®n anual en todo el Estado de esta especie. Lejos quedan aquellas 20 toneladas al a?o de la primera planta, la de Insui?a, una antigua granja de pollos de O Grove.
"El mundo ha cambiado completamente", reflexiona Jos¨¦ Iglesias, uno de aquellos pioneros. Recuerda c¨®mo en el viejo centro, situado en Orillamar, ni siquiera ten¨ªan tanques para mantener los peces, por lo que los primeros experimentos de engorde se realizaron en una peque?a cet¨¢rea de Baiona. Hoy una sola piscifactor¨ªa, la de Pescanova en Mira (Portugal), produce hasta 4.000 toneladas y ocupa un espacio superior a toda la costa de ese municipio del sur de la r¨ªa viguesa. Lo que no ha variado tanto es el esp¨ªritu del Oceanogr¨¢fico, volcado desde los primeros 80 en la transferencia de su conocimiento a las empresas. Esa imbricaci¨®n con el sector privado, y las subvenciones suministradas desde la Administraci¨®n central, explican el desarrollo exponencial de la acuicultura a lo largo de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas.
A diferencia de la lubina, el pulpo podr¨ªa producirse de manera "infinita"
Ya se ha certificado la reproducci¨®n en cautividad de la merluza
A partir de 1990, ya en las nuevas instalaciones, enclavadas en Cabo Estai, optan por experimentar con la cr¨ªa de otras especies, siguiendo siempre el mismo modelo: unos tres a?os de investigaci¨®n y, una vez se demuestra la viabilidad del cultivo, se contacta con alg¨²n emprendedor y se le ayuda a montar la planta con fines comerciales. As¨ª ocurri¨® con la piscifactor¨ªa de Isidro de la Cal, la ¨²nica en Espa?a en producir besugo. No obstante, en la actualidad las empresas, agrupadas en un cl¨²ster, tienen sus propios equipos de I+D, aunque siguen recurriendo al conocimiento acumulado por el centro, perteneciente al Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO).
En estos momentos dos son los retos principales a los que se enfrentan los investigadores: conseguir la cr¨ªa y reproducci¨®n en cautividad del pulpo y de la merluza, dos especies con una gran salida comercial. En el caso del cefal¨®podo, los primeros ensayos datan de 1995, lo que da idea de la complejidad del proceso. Se ha logrado de manera experimental, por primera vez en el mundo, completar el ciclo (cr¨ªa, reproducci¨®n, engorde), pero alimentando a los individuos con zooplacton y peque?os crust¨¢ceos vivos, de forma que su producci¨®n industrial no ser¨ªa rentable. La clave, explica Iglesias, es incorporar las propiedades de las cr¨ªas de crust¨¢ceos al pienso, pero todav¨ªa no se ha dado con la tecla. Conseguirlo exige una laboriosa y sofisticada labor de ensayo-error.
"Si abro el correo electr¨®nico seguro que tengo tres mensajes de japoneses preguntando por el pulpo", comenta este doctor en Biolog¨ªa, consciente del enorme inter¨¦s comercial que suscita esta especie. A diferencia de la lubina o del rodaballo, el pulpo podr¨ªa producirse de manera "infinita" y siempre tendr¨ªa salida, por su importancia en el mercado asi¨¢tico. Hasta la fecha eso no es posible, pero s¨ª son viables experiencias m¨¢s artesanales, como las realizas por el Oceanogr¨¢fico con cooperativas de marineros de la r¨ªa de Vigo y de Mux¨ªa. Se trata de capturar ejemplares vivos y de engordarlos en el mar, en bateas en el caso de la r¨ªa viguesa y en jaulas en la localidad de la Costa da Morte. Se introducen en unos tubos de PVC que les sirven de guarida y se alimentan con morralla, restos de la pesca que no se venden.
El crecimiento es r¨¢pido -de 750 gramos de la talla m¨ªnima hasta los tres kilos en cuatro meses- y el sistema permite salvar legalmente las vedas. De esta forma, se producen unas 10 toneladas al a?o.
En cuanto a la merluza, ya se ha certificado su reproducci¨®n en cautividad, aunque falta por determinar si las tasas de crecimiento son suficientes como para que sea rentable su producci¨®n industrial. En medio de esta entrevista, suena el tel¨¦fono del despacho de Iglesias. Tras una breve conversaci¨®n cuelga y comenta: "una merluza, que se comi¨® a otra". El canibalismo es indicio de gran voracidad, y, por tanto, de que es necesario cambiar el r¨¦gimen alimentario. Sin embargo, el principal obst¨¢culo para su explotaci¨®n, ya salvado, es su captura, ya que habitan en aguas muy profundas y fr¨ªas y el cambio de presi¨®n y de temperatura al subirlas a cubierta dificulta su supervivencia.
En los ¨²ltimos tiempos dos han sido las especies a?adidas al ya amplio cat¨¢logo de investigaciones del centro: el cherne -de la familia del mero- y el sanmarti?o. Quiz¨¢s dentro de 20 a?os sea tan com¨²n su cultivo a escala como lo es hoy el del rodaballo. El origen habr¨¢ sido el mismo, el Instituto Oceanogr¨¢fico de Vigo.
Pol¨¦mica ambiental
La acuicultura a escala industrial ha sido uno de los principales caballos de batalla del ecologismo en Galicia. Las organizaciones ecologistas critican tanto el impacto visual de las piscifactor¨ªas como sus supuestos efectos contaminantes sobre el medio marino. La cuesti¨®n lleg¨® a centrar incluso una de las pol¨¦micas pol¨ªticas m¨¢s vivas de la legislatura del bipartito, cuando la Xunta decidi¨® vetar la construcci¨®n de una macroplanta de Pescanova en Cabo Touri?¨¢n, en Red Natura. La empresa opt¨® por instalarla en Portugal.
El investigador del IEO asegura que las aguas que se usan en el proceso de cr¨ªa y engorde y que se vierten al mar est¨¢n, en la actualidad, "muy controladas" y que su afecci¨®n sobre el medio ambiente se ha "reducido al m¨¢ximo". En este sentido, se?ala que la normativa comunitaria es muy estricta al respecto. Por el contrario, s¨ª reconoce que estas instalaciones tienen un impacto visual sobre el entorno, sobre todo en el tama?o en el que est¨¢n concebidas hoy en d¨ªa. Sin ser muy expl¨ªcito, considera que son los Gobiernos -en este caso el auton¨®mico- los que deben dictaminar si ciertas zonas del territorio deben preservarse. Pone el ejemplo de Noruega y Chile, dos potencias en la cr¨ªa de salm¨®n -cuya reciente implantaci¨®n en la R¨ªa de Muros ha levantado gran polvareda- y que, sin embargo, cuentan con legislaciones medioambientales con grados de permisividad muy distintos.
En cualquier caso, certifica que los pescados de piscifactor¨ªa superan controles m¨¢s estrictos que los capturados con t¨¦cnicas extractivas y remarca el gran salto de calidad que han dado desde que se empezaron a cultivar. Recuerda con ir¨®nica condescendencia aquella "babilla" que cubr¨ªa a los primeros rodaballos que se vend¨ªan en las pescader¨ªas de las grandes superficies. Matiza, eso s¨ª, que el nivel de un pescado cultivado depende de la calidad de la alimentaci¨®n que le suministre la empresa. Y, como en todo, las hay mejores y peores.
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