El desalojo del hotel Madrid y el Alb¨¦niz desata nuevas protestas

El desalojo policial llevado a cabo ayer a primera hora en el hotel Madrid, un inmueble abandonado en la calle Carretas muy pr¨®ximo a la Puerta del Sol, desat¨® horas despu¨¦s la airada protesta de m¨¢s de 2.000 personas en el centro de la capital. Los manifestantes se concentraron en Sol y posteriormente marcharon por Gran V¨ªa, Alcal¨¢, paseo del Prado y Atocha profiriendo proclamas anticapitalistas y provocando problemas de tr¨¢fico. En la calle Atocha, un grupo de manifestantes trat¨® sin ¨¦xito de entrar en dos edificios abandonados para iniciar, tal y como reza el lema tras un desalojo, una nueva okupaci¨®n. Otros irrumpieron en el 33 de Concepci¨®n Jer¨®nima pero no se quedaron porque estaba en obras.

La polic¨ªa hab¨ªa puesto fin por la ma?ana a casi dos meses de estancia irregular en el c¨¦ntrico establecimiento, en el que resid¨ªan desde hace casi dos meses decenas de personas, algunas de ellas desahuciadas por impago o en situaci¨®n de extrema precariedad. El desalojo se extendi¨® tambi¨¦n al teatro Alb¨¦niz, unido con el hotel por un pasadizo interior, donde habitaba otro grupo de okupas. La actuaci¨®n policial afect¨® a un centenar de personas, nueve de las cuales fueron detenidas por infracci¨®n de la Ley de Extranjer¨ªa y otra por posesi¨®n de marihuana.

Los agentes irrumpieron en ambos inmuebles en cumplimiento de una orden dictada por el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 39 de la capital. "Han entrado como si fu¨¦ramos terroristas, como si estuvi¨¦ramos armados, y cuando est¨¢bamos todos durmiendo", protestaron algunos inquilinos del Alb¨¦niz, que denunciaron no haber tenido tiempo ni para recoger sus efectos personales.

El inicio de las okupaciones, que coincidieron con la ¨²ltima gran manifestaci¨®n del Movimiento 15-M el pasado 15 de octubre, se convirti¨® en un arma arrojadiza de la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, qui¨¦n acus¨® a la Delegaci¨®n del Gobierno y a su titular, Dolores Carri¨®n, de inacci¨®n ante esta iniciativa de varias decenas de personas, que decidieron dedicar el inmueble a actividades diversas vinculadas con los indignados.

Desde el Gobierno central se replic¨® que solo con una orden judicial era posible iniciar el desalojo. Precisamente fue el juez quien fij¨® las siete de la ma?ana de ayer para poner fin a la situaci¨®n. A esa hora, armados con mazas, 200 agentes de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP, m¨¢s conocidos por antidisturbios) entraron por la fuerza en sendos edificios.

En el hotel Madrid, okupado el 15 de octubre, pernoctaban 93 personas, de las que 30 estaban indocumentadas. Fueron estas las trasladadas a la Brigada Provincial de Informaci¨®n para ser identificadas. En la fachada del edificio se hab¨ªan colocado diversas pancartas a favor de la okupaci¨®n. Todas ellas fueron retiradas por la polic¨ªa y por el Servicio de Limpieza Urgente (Selur) del Ayuntamiento. "Nos han tirado la puerta abajo pese a que les dec¨ªamos que esperaran, que les abr¨ªamos y que no ¨ªbamos a resistirnos. Ha sido una verg¨¹enza", denunci¨® Juan Luis, un okupa del hotel.

En el teatro Alb¨¦niz se encontraban unas 10 personas distribuidas en tres plantas. "Despu¨¦s de que nos han despertado nos han bajado a todos al primer piso y all¨ª nos han pedido la documentaci¨®n. Ni nos han avisado para que nos pudi¨¦ramos marchar sin que intervinieran", se quejaba Sergio.

Los polic¨ªas se emplearon a fondo porque los inquilinos del hotel hab¨ªan colocado palancas y otros obst¨¢culos para evitar la entrada. "Ha sido una actuaci¨®n tranquila en la que nadie ha ofrecido resistencia y la gente que estaba dentro ha sabido reaccionar bien", destac¨® un mando policial.

Los 103 okupas quedaron en libertad, pero acusados de un delito de usurpaci¨®n de bien inmueble (similar al allanamiento de morada), que est¨¢ penado con penas de c¨¢rcel de hasta dos a?os. El juzgado les citar¨¢ uno a uno para decidir si abre un procedimiento penal contra ellos.

El operativo policial termin¨® sobre las nueve de la ma?ana. Durante ese tiempo las calles aleda?as estuvieron cortadas y con fuertes medidas de seguridad para impedir que entrara o saliera nadie. La vigilancia se mantuvo hasta media ma?ana, cuando un operario procedi¨® a tapiar los accesos de ambos inmuebles.