"No me importa si me dejan de leer, la posteridad no significa nada"
A lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, la r¨²brica de John Grisham (Arkansas, 1955) se ha convertido en una apuesta superventas gracias a esas tramas que diseccionan el complejo sistema legal estadounidense con el obligado aderezo del suspense para atrapar al lector. Si el antiguo abogado sure?o reciclado en novelista no tiene el patrimonio de una f¨®rmula muy trillada, los 250 millones de copias vendidos de sus libros y la traslaci¨®n al cine de una decena de t¨ªtulos, le erigen en uno de los autores m¨¢s exitosos de la ficci¨®n popular. Su nombre se ha convertido en sin¨®nimo del g¨¦nero. "Estados Unidos tiene m¨¢s abogados que cualquier sociedad civilizada, y eso, unido a los altos ¨ªndices de criminalidad, se traduce en una buena historia", explica en una entrevista en Londres, con ocasi¨®n de la salida al mercado espa?ol de su ¨²ltima propuesta.
"Me opongo a que el Gobierno y el pueblo tengan el derecho a matar"
"Comparto el desencanto sobre la gesti¨®n de Obama, pero le votar¨¦"
Escritor disciplinado y prol¨ªfico -suele publicar una novela por a?o- Grisham retoma en La confesi¨®n los ingredientes cl¨¢sicos del thriller legal para ensamblar un alegato contra la pena de muerte. Las ¨²ltimas 24 horas de un reo en el corredor de la muerte de Tejas, la confesi¨®n del verdadero culpable del crimen a un p¨¢rroco y la fren¨¦tica carrera legal que se desencadena para frenar la ejecuci¨®n, procuran a la historia las suficientes dosis de adrenalina. Pero el autor de intrigas como La trampa, El informe Pel¨ªcano o El cliente quiere primar en esta ocasi¨®n la radiograf¨ªa de la pena capital, las injusticias legales, el cinismo pol¨ªtico y el sesgo social y racial que implica.
Pregunta. La confesi¨®n expone al detalle los mecanismos y fallos del sistema legal y judicial en su pa¨ªs. ?Quiere cambiar mentalidades sobre la pena de muerte?
Respuesta. Mi principal objetivo era denunciar los errores que conducen a condenas injustas, una cuesti¨®n que ya abord¨¦ en el libro El proyecto Williamson, basado en un caso real. Cuando por ejemplo las pruebas de ADN nos confirman que hemos ejecutado a la persona equivocada, ?qu¨¦ debe hacer la sociedad? En La confesi¨®n tambi¨¦n me pregunto, no solo como escritor sino como persona, qu¨¦ ocurre con el verdadero asesino que ve c¨®mo otro carga con sus cr¨ªmenes.
P. Pero la novela no solo se centra en las v¨ªctimas inocentes. Uno de los protagonistas tiene que plantearse si aceptar¨ªa la pena capital ante la certeza de que un criminal es culpable...
R. Moralmente me opongo a las ejecuciones, a que el Gobierno y el pueblo se adjudiquen el derecho a matar. Pero incluso el 62% de los estadounidenses que lo aceptan debe entender que el sistema no es justo. Si el delito ocurre en un Estado del sur y la v¨ªctima es blanca es m¨¢s probable que el reo sea condenado a muerte.
P. Su libro retrata a un gobernador de Tejas, "amante de la pena de muerte" por sus r¨¦ditos pol¨ªticos, parece calcado a George W. Bush...
R. Bush es solo uno de esos pol¨ªticos tejanos orgullosos de su historial, como Rick Perry [actual aspirante republicano a la presidencia] que en una d¨¦cada ha firmado m¨¢s de 230 sentencias de muerte. Los Estados del sur, con sus cristianos conservadores que creen en el ojo por ojo, conforman el "cintur¨®n de la muerte" y ning¨²n pol¨ªtico que se oponga saldr¨¢ elegido.
P. Como votante dem¨®crata, ?qu¨¦ opina de Barack Obama?
R. En su d¨ªa apoy¨¦ el liderazgo de Hillary Clinton frente a la inexperiencia de Obama. El presidente hered¨® una recesi¨®n terrible, pero comparto el desencanto sobre su gesti¨®n, no ha generado el cambio prometido. Pero le votar¨¦ y espero que consiga asentar la presidencia con un segundo mandato.
P. ?Cu¨¢l es la clave para convertir sus novelas de suspense legal en superventas?
R. Lo m¨¢s importante es conseguir un buen suspense. Crear un h¨¦roe que simpatice con el lector, aunque sea imperfecto, y ponerlo en peligro, quiz¨¢ frente a una gran conspiraci¨®n, y llegar a un desenlace satisfactorio.
P. Pero, incluso adhiri¨¦ndose a esa f¨®rmula, pocos autores logran audiencias millonarias.
R. Creo que tengo talento para escribir con un estilo que captura al lector. Siempre hay trucos, pero la clave est¨¢ en una preparaci¨®n meticulosa, que aprend¨ª en mis tiempos de abogado: nunca escribo la primera escena hasta saber c¨®mo ser¨¢ la ¨²ltima. No soy de esos autores que habla de "creatividad" y de personajes que cobran vida propia
P. Acaban de concederle el primer Premio Harper Lee de Ficci¨®n Legal, avalado por la autora de Matar a un ruise?or. ?Es una reivindicaci¨®n frente a quienes le consideran exponente de un g¨¦nero menor?
R. Me sent¨ª muy honrado, pero no me importa en absoluto la distinci¨®n que hacen los cr¨ªticos entre ¨¦xito comercial y literario. Quiero escribir literatura popular de alta calidad que llegue a mucha gente. No me importa lo que lea la gente dentro de 100 a?os, ni si entonces leen mis propios libros: la posteridad no significa nada para m¨ª.
P. Pero sus incursiones fuera del suspense, en novelas como La granja que describen el universo sure?o donde usted creci¨®, sugieren otra ambici¨®n literaria
R. Mi enfoque es igual siempre: relatar una historia de la forma m¨¢s clara posible. Me encantan autores como Steinbeck y Faulkner, pero no puedo cambiar mi estilo. Lo he intentado y me resulta artificial.
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