Aceitunas do pa¨ªs
Una empresa promueve la plantaci¨®n de olivos entre agricultores gallegos
Aunque pueda parecer ex¨®tico, Galicia es un territorio v¨¢lido para cultivar olivos. Amplias zonas de Pontevedra y Ourense acogieron grandes plantaciones hasta que los Reyes Cat¨®licos ordenaron hacerlos desaparecer. Ahora, Jos¨¦ Manuel P¨¦rez Canal y Manuela Gonz¨¢lez se est¨¢n convirtiendo en la ant¨ªtesis de Isabel y Fernando. Hace 500 a?os se arrancaron unos ¨¢rboles que ahora ellos quieren reintroducir en zonas que ya cosecharon el fruto del oro verde. En Andaluc¨ªa primero fue el ¨¢rbol y luego las empresas. En Galicia sucede lo contrario: primero apareci¨® la empresa y ahora deber¨ªan llegar los olivos. Aceites Abril promueve desde hace a?os la plantaci¨®n para obtener aceite do pa¨ªs.
Los Reyes Cat¨®licos mandaron erradicar el cultivo en Ourense y Pontevedra
Con el bipartito se plantaron 40.000 ¨¢rboles, pero se abandonaron muchos
Jos¨¦ Manuel forma parte de la tercera generaci¨®n de la familia que en 1962 fund¨® la empresa. Si las previsiones se cumplen, cerrar¨¢ 2011 rozando una facturaci¨®n de 90 millones de euros. El negocio parece que funciona. Ultiman la ampliaci¨®n de las instalaciones en San Cibrao das Vi?as y la construcci¨®n de unas nuevas en el puerto de Vilagarc¨ªa, de enlace con el extranjero, ya que exportan un 20% de su producci¨®n a pa¨ªses como Brasil, Jap¨®n, Gran Breta?a o Dubai. Pero lo m¨¢s inmediato suced¨ªa hace una semana. Abril pon¨ªa en marcha una almazara (un molino que separa el orujo y el aceite tras triturar y lavar el fruto) con la que molturar las aceitunas recogidas en la provincia de Ourense.
Manuela es una emprendedora de manual. Tras quedarse sin empleo, pens¨® c¨®mo pod¨ªa aprovechar los conocimientos adquiridos en Andaluc¨ªa, donde vivi¨® durante a?os. Y se le encendi¨® la bombilla: si el olivo crece en Chaves, al norte de Portugal, en el sur de Ourense, tambi¨¦n. Se enfund¨® el traje de cosechera y ella misma cultiv¨® a mano su primera plantaci¨®n. Ahora tiene 1.054 olivos y quiere cuadriplicar esa cifra. Al mismo tiempo que estructura sus planes de futuro, orienta a otros emprendedores y agricultores sobre c¨®mo plantar Arbequina, la variedad de aceituna originaria de Arbeca, un municipio de Lleida con un clima similar al gallego. La plantaci¨®n de olivo requiere poca inversi¨®n, y con perseverancia se obtiene, a los dos o tres a?os, un producto bien pagado y de calidad.
La implicaci¨®n de ambos es absoluta. Dos d¨ªas antes del primer molturado, se desplazaron hasta Moreiras (Pi?or) para ayudar a varear los 140 olivos de Jos¨¦, uno de los agricultores atra¨ªdos por el proyecto. La m¨¢quina sigue trabajando y ahora est¨¢ convirtiendo 2.000 kilos recogidos en Moreiras, Ver¨ªn y en las propias instalaciones de Abril, en 400 litros de aceite que de momento no se comercializar¨¢n. Se destinar¨¢n a regalos y a los propietarios de la aceituna. De esta forma, se busca incentivar la producci¨®n ya que, a pesar de la elevada inversi¨®n, solo funcionar¨¢ dos o tres semanas al a?o.
Los dos quieren m¨¢s, pero se encuentran con el mismo problema: el minifundismo. El pecado de Galicia es el tama?o de las parcelas y la gran cantidad de propietarios, a los que resulta pr¨¢cticamente imposible poner de acuerdo. Delante de la sede de la empresa hay unos enormes olivos cargados de fruto. Jos¨¦ Manuel los mira y afirma una y otra vez que tienen futuro, siempre que reciban los cuidados adecuados. Abril se compromete a comprar toda la cosecha a los agricultores, pag¨¢ndola al doble del precio de mercado, para promover el cultivo en tierras abandonadas.
El de ahora no es el primer intento. Durante el Gobierno bipartito de la Xunta, se plantaron 40.000 olivos. Si la iniciativa hubiese salido bien, hoy la producci¨®n se habr¨ªa disparado y el negocio estar¨ªa m¨¢s consolidado. Pero no fue as¨ª. Las plantaciones se perdieron por la mala ubicaci¨®n y el abandono del cuidado de las fincas. A pesar de ello hay otras experiencias positivas. En Quiroga, al sur de la provincia de Lugo, hay varios miles de olivos que los paisanos explotan con antiguas almazaras. El aceite que obtienen lo usan muchas veces con fines dom¨¦sticos, aunque un nutrido grupo de vecinos intentan darle una salida comercial y hay algunas marcas que envasan ediciones selectas.
Manuela es optimista a pesar de lo dif¨ªcil que resulta conseguir parcelas adecuadas. "Es que no hay tierra. Mi esperanza es que los abueletes se dejen guiar por los hijos, que tienen otra mentalidad" asegura. Ha organizado charlas abiertas al p¨²blico con expertos andaluces para convencer a sus vecinos. "Cuando ven que el de al lado planta y funciona, se implican".
Mientras explica los detalles de su historia, suena un tel¨¦fono. La llamada es de otro emprendedor interesado en plantar olivos en su finca. Ha llegado hasta ella a trav¨¦s del fruct¨ªfero boca a boca, aunque no ha sido un camino f¨¢cil. Cuando Manuela plant¨® los primeros ¨¢rboles le dec¨ªan que "estaba loca". Ahora, empresas y particulares piden asesoramiento a Manuela para devolver los olivos a unas tierras de las que nunca debieron ser arrancados.
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