Mombasa, alma de puerto
La segunda ciudad de Kenia esconde sorpresas como Fort Jesus, un fuerte que representa la cruel historia de ?frica
Fort Jesus es uno de los sitios que la Unesco ha incluido en su ¨²ltima tanda de agraciados con el r¨®tulo de patrimonio universal. Un fuerte portugu¨¦s que vigila desde el siglo XVI la segunda ciudad de Kenia, Mombasa. A orillas de un mar, el ?ndico, donde el aire tropical, seco y benigno en estos d¨ªas, difumina las orillas de la primavera en las del verano austral.
El Fuerte Jes¨²s atrapa de entrada, por su propia contundencia y el c¨®ctel de tonos ocres y sanguinas que le dan p¨¢tina. Sin embargo, inquieta. Es pura ruina, pero suficiente para hacerse una idea del horror y del dolor que esos desconchones contuvieron. Seguramente a este fort¨ªn le han otorgado el t¨ªtulo reciente no tanto por c¨®mo ha aguantado las arrugas del tiempo, sino por lo que significa. Todo el mundo da por sentado que lo construyeron los portugueses en poco m¨¢s de tres a?os, entre 1592 y 1596; pero lo cierto es que el rey de Portugal a la saz¨®n era nuestro muy cat¨®lico Felipe II, y el arquitecto que traz¨® los planos, un italiano experto en la materia, Giovanni Battista Cairati. Su funci¨®n era obvia: mantener y controlar el flujo militar y comercial en la franja del ?ndico, la ruta de las especias de Oriente, pero tambi¨¦n un verdadero s¨²per de esclavos, adem¨¢s de sedas, porcelanas, marfil, pieles y maderas preciosas y otras mercader¨ªas.
Durante casi doscientos a?os, el fuerte fue escenario de ataques y contraataques, entre ¨¢rabes y nativos, por un lado, y los portugueses, por otro, ayudados a veces por los can¨ªbales zimba. Un rifirrafe continuo de sangre que acab¨® un 26 de noviembre de 1729, cuando los habitantes de Mombasa, alentados por los oman¨ªes, desalojaron definitivamente del fort¨ªn a la veintena de portugueses que all¨ª resist¨ªan. Ese d¨ªa, como escribe Javier Reverte (El sue?o de ?frica), se cerraba la epopeya del imperio portugu¨¦s en el ?ndico "sin dejar ninguna huella cultural seria, ni escuelas, ni iglesias, ni canciones, ni lenguaje, ¨²nicamente algunas palabras integradas al suajili y una fiesta de toros en la isla de Pemba. Su sue?o de ?frica se esfum¨® como una pesadilla envuelta en sangre, fuego, p¨®lvora, matanzas y saqueos. Y con un aullido de can¨ªbales como m¨²sica de fondo".
S¨®tanos y mazmorras
Dicen las gu¨ªas al uso que los planos del edificio reflejan la idea renacentista de armon¨ªa basada en las proporciones del cuerpo humano -en efecto, desde el aire semeja una figura humana-. Pero hay que echarle imaginaci¨®n para descubrir tal correspondencia en el zafarrancho de s¨®tanos y mazmorras, escaleras, arranque de posibles almacenes o dormitorios, tal vez una capilla... En uno de los muros, un portugu¨¦s con buena mano y mucha morri?a grab¨® siluetas de barcos, armaduras, edificios... El vac¨ªo y el roce del tiempo, con ayuda de los tamarindos, han convertido el interior del fuerte en un jard¨ªn sombreado y grato, donde las familias se hacen fotos a lomos de los ca?ones y donde al anochecer tiene lugar un espect¨¢culo de luz y sonido. Hay tambi¨¦n un peque?o museo. Fuera, junto a las rampas y fosos, unos mozos venden refrescos y pinturas naif, y algunos chavales juegan al f¨²tbol.
El fuerte est¨¢ pegado al Old Town o ciudad vieja de Mombasa, que es una isla, no en sentido figurado, sino real. Y bastante m¨¢s vieja que las naos portuguesas; ya Ptolomeo la marcaba en el mapamundi con el nombre de Tonika. Ten¨ªa tantos habitantes como Londres cuando era una afanosa ciudad Estado en la costa del ?ndico, antes de que llegara Vasco de Gama, el primer europeo que le puso el ojo encima. En el siglo XIX creci¨® mucho, se llen¨® de edificios oficiales, almacenes y casas de ricos comerciantes indios. Pero tantos incendios y saqueos en su historia borraron de sus calles cualquier rastro vetusto; y para colmo, en 1906, el gobierno colonial se fue con sus trastos a Nairobi, nacida en la pura nada gracias a un ferrocarril de locos (lunatic express).
A pesar de todo, el Old Town sigue siendo un reducto de encanto irresistible. La vida parece discurrir con la simple urgencia de lo esencial. Puestos callejeros de ropa o de frutas, mezquitas que parecen m¨¢s viejas de lo que son, puertas talladas con primor, anticuarios cada vez menos rigurosos...
Y el puerto, y el azacaneo de los ferris que zurcen la isla con tierra firme. El calado es muy profundo, y sus muelles fueron cord¨®n umbilical del pa¨ªs con el resto del mundo. Era el tiempo de los dhows, gr¨¢ciles nav¨ªos de madera que aprovechaban los alisios (los trade winds o "vientos del comercio") para el pr¨®spero intercambio entre Portugal (y luego otros pa¨ªses europeos) con Arabia, la India y hasta China. Dos de esos dhows que estuvieron en servicio hasta hace poco, el Nawalikher y el Babulkher, han sido transformados en restaurantes flotantes; comer o cenar en ellos, surcando el canal a ritmo de m¨²sica en vivo y chirrido de m¨¢stiles y velamen, es una de las m¨¢s deliciosas experiencias que depara la ciudad.
La costa keniana ofrece una extensi¨®n de casi 500 kil¨®metros, con playas de arena lechosa y fina, y bosquetes de cocoteros asom¨¢ndose a unas aguas de un turquesa de postal. Al norte de Mombasa se encuentra lo m¨¢s tur¨ªstico, gracias a los parques marinos de Watamu y Malindi, y sobre todo la isla de Lamu. Hacia el sur, las playas siguen siendo tentadoras, desiertas, infinitas y blancas, bordeadas de palmeras y a veces protegidas por arrecifes de coral. Tambi¨¦n aqu¨ª han crecido algunos hoteles y ¨¢reas de un turismo sofisticado, sobre todo en la zona de Diani.
Gu¨ªa
C¨®mo ir y dormir
? Catai Tours (www.catai.es) ofrece una extensi¨®n a Mombasa de cuatro d¨ªas desde 582 euros en todos sus programas a Kenia.
? Sarova Whitesands Beach Resort (www.sarovahotels.com/whitesands). Malindi Highway, a unos nueve kil¨®metros de Fort Jesus, junto a la playa de Bamburi, es el mayor y mejor equipado complejo de la costa este africana. Doble, 187 euros.
? Diani Reef (www.dianireef.com). Beach Road Diani. Un sofisticado resort de playa a unos 30 kil¨®metros al sur de Mombasa. La habitaci¨®n doble, 208 euros.
Comer
? Tamarind (00254 41 47 46 00; www.tamarind.co.ke), frente al Old Town. Cocina suajili. De all¨ª parten los dhows Nawalikher y Babulkher, en los que se puede almorzar o cenar navegando hacia Fort Jesus y Tudor Creek con m¨²sica en vivo.
Informaci¨®n
? Embajada de Kenia en Madrid (917 81 20 00; www.kenyaembassyspain.es).
? Turismo de Kenia (www.magicalkenia.com.es).
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