Turqu¨ªa y las revueltas ¨¢rabes
Ankara merece elogios por hacer lo que no ha conseguido casi ninguno de los actores en Oriente Pr¨®ximo: reinventarse ante una era totalmente nueva. El premio es la actual popularidad de Erdogan entre los ¨¢rabes
Despu¨¦s de un a?o de revueltas ¨¢rabes, Turqu¨ªa es probablemente el actor externo que m¨¢s ha intervenido. Ankara fue la primera capital que reaccion¨® al cambio de modelo de la regi¨®n y que exigi¨® al presidente egipcio, Hosni Mubarak, que dimitiera; defini¨® unos principios claros, presion¨® para que se hicieran grandes reformas y denunci¨® la represi¨®n; evit¨® lanzarse a una guerra para derrocar en Libia a Muamar el Gadafi y, aun as¨ª, acab¨® en el bando triunfador; content¨® a la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe al enfrentarse a Israel y bajar de categor¨ªa sus reacciones con el Estado jud¨ªo, aunque lo hizo por motivos que, en general, no ten¨ªan nada que ver con lo dem¨¢s; y pudo presumir del "modelo turco" como v¨ªa hacia adelante, con una indefinici¨®n muy conveniente. El premio: el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, hizo una gira por el mundo ¨¢rabe y fue recibido como un h¨¦roe.
A diferencia de Israel y los viejos reg¨ªmenes ¨¢rabes, no se ha acurrucado para protegerse de los cambios
No obstante, la pol¨ªtica exterior de Ankara plantea m¨¢s interrogantes que respuestas
Ahora bien, la enorme popularidad personal de Erdogan ha oscurecido el hecho de que la pol¨ªtica exterior de Turqu¨ªa ha sufrido un vuelco y que los comentarios de observadores turcos y occidentales sobre el avance triunfal de ese "modelo" son prematuros. La valiosa doctrina turca que lleva el enga?oso nombre de "cero problemas" con sus vecinos, basada en la lenta construcci¨®n de un di¨¢logo diplom¨¢tico pragm¨¢tico con todas las partes, la integraci¨®n econ¨®mica y las relaciones personales, sent¨® las bases para su popularidad actual en la regi¨®n y transform¨® su imagen anterior de portaaviones de Occidente atracado en las costas de Oriente Pr¨®ximo.
Pero el objetivo turco de tener un marco nuevo de cooperaci¨®n que haga que la regi¨®n sea m¨¢s pr¨®spera y segura -una proyecci¨®n de su experiencia con la UE y con la democracia laica- hoy parece idealista, para un futuro lejano y dif¨ªcil de lograr en medio del tumulto actual de la zona. Al mismo tiempo, el nuevo y repentino deterioro de las relaciones de Turqu¨ªa con Siria, Irak, Ir¨¢n e Israel obliga a preguntarse: en un mundo en el que los cambios reales de pol¨ªtica exterior suelen ser escasos y lentos, ?con qu¨¦ se sustituir¨¢ la posici¨®n estrat¨¦gica de Ankara, tan cuidadosamente elaborada y obtenida y que, en t¨¦rminos generales, era muy eficaz?
De ser los mejores amigos de Siria hace un a?o, los turcos han pasado a estar envueltos en una especie de guerra a trav¨¦s de terceros con Damasco: Ankara apoya p¨²blicamente la formaci¨®n de un consejo de la oposici¨®n siria y a una facci¨®n disidente del ej¨¦rcito, y Siria est¨¢ reactivando viejos v¨ªnculos con los rebeldes kurdos de Turqu¨ªa. La llamativa cooperaci¨®n de Turqu¨ªa con Ir¨¢n en 2010, durante la b¨²squeda de una soluci¨®n diplom¨¢tica a las sospechas de Occidente sobre el programa nuclear iran¨ª, se ha convertido en rivalidad, y ahora los dos pa¨ªses est¨¢n enfrentados por el futuro del r¨¦gimen sirio, defienden posturas opuestas a prop¨®sito del escudo de defensa antimisiles de la OTAN y se disputan la influencia en el mundo ¨¢rabe. Las c¨®modas relaciones con Irak tambi¨¦n se han visto afectadas, primero cuando Turqu¨ªa respald¨® abiertamente a un candidato que sali¨® derrotado en las ¨²ltimas elecciones iraqu¨ªes y luego como consecuencia de que Bagdad se ha aproximado en parte a Damasco y Teher¨¢n. Lo m¨¢s espectacular ha sido el cambio respecto a Israel, el paso de la cooperaci¨®n militar y una relaci¨®n intensa a los contactos diplom¨¢ticos m¨ªnimos y la ret¨®rica sobre enfrentamientos navales por las flotillas de ayuda a Gaza.
Es posible que todo esto haya sido inevitable. Ankara merece elogios por hacer lo que casi ninguno de los dem¨¢s actores ha hecho: reinventarse ante una era totalmente nueva. No se ha acurrucado para protegerse (como Israel y los restantes reg¨ªmenes ¨¢rabes), ni ha apoyado los levantamientos con criterio selectivo (como Al Yazira y el Golfo, que apoyan sobre todo las revueltas sun¨ªes, o Hezbol¨¢ e Ir¨¢n, que respaldan a los chi¨ªes en Bahr¨¦in), ni ha promovido la democracia pero, al mismo tiempo, ha expresado su temor por el resultado de cualquier votaci¨®n (como Occidente, que preferir¨ªa contener a los islamistas y no ha cambiado en absoluto su actitud ante el conflicto Israel-Palestina).
No obstante, la pol¨ªtica exterior de Ankara plantea m¨¢s interrogantes que respuestas. Aunque las declaraciones de Erdogan en El Cairo y T¨²nez, en favor de unas constituciones laicas, tuvieron buena acogida en Occidente, los ciudadanos no islamistas de Oriente Pr¨®ximo sospechan cada vez m¨¢s que el modelo que propone el AKP no es el de la Rep¨²blica Turca sino, m¨¢s bien, el de los movimientos proisl¨¢micos. Unas relaciones cada vez m¨¢s polarizadas est¨¢n disminuyendo la capacidad de Turqu¨ªa de mediar entre todos los actores regionales e internacionales, un factor que daba legitimidad a su papel antes de las revueltas. La crisis siria, cada vez m¨¢s sangrienta, pone en tela de juicio la eficacia del poder, tanto duro como blando, de Ankara.
Lo m¨¢s importante es que la tremenda popularidad de Erdogan en la calle ¨¢rabe puede no durar eternamente, en parte porque surgi¨® de un vac¨ªo, mientras la primavera ¨¢rabe espera a crear sus propios h¨¦roes, en parte porque los Gobiernos ¨¢rabes desconf¨ªan de cualquier cosa que huela a gran hermano turco, y en parte porque esa popularidad se basa en que Erdogan est¨¦ dispuesto a mantener un enfrentamiento ret¨®rico y diplom¨¢tico con Israel. Tras decenios de estar sometida a propaganda hueca, la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe se cansa enseguida de las bravatas anti-israel¨ªes que no cambian nada sobre el terreno.
En pocas palabras, cuando se calme el aplauso popular, Turqu¨ªa tal vez se encontrar¨¢ con una pol¨ªtica exterior sin un marco conceptual que integre sus contradicciones: una mezcla insostenible de alianza con Estados Unidos y enfrentamiento con Israel, un modelo socioecon¨®mico construido sobre la convergencia con Europa pero con el proceso de negociaci¨®n para incorporarse a la UE estancado, un entusiasmo idealista por los dem¨®cratas musulmanes pero el mantenimiento de los v¨ªnculos con otros dirigentes autoritarios, exhibiciones p¨²blicas de devoci¨®n musulmana junto al apoyo a constituciones laicas, y debates enconados con todos los que pretenden aprovechar esas contradicciones para arrojar dudas sobre el papel de Turqu¨ªa en Oriente Pr¨®ximo, entre ellos los Estados de la UE deseosos de utilizar cualquier pretexto con el fin de retrasar a¨²n m¨¢s las negociaciones para su adhesi¨®n.
Turqu¨ªa es d¨¦bil asimismo en otros aspectos m¨¢s pr¨®ximos a casa, como las facturas que han quedado sin pagar durante sus incursiones en el mundo ¨¢rabe. Tras el fracaso de las intermitentes negociaciones de paz con los kurdos turcos, en los ¨²ltimos cinco meses, la escalada llevada a cabo por los rebeldes ha matado a m¨¢s de 250 personas, entre ellos 115 miembros de las fuerzas de seguridad y 31 civiles. La econom¨ªa turca tambi¨¦n est¨¢ en peligro, porque el consumo alimentado por el cr¨¦dito est¨¢ llegando a su techo, el d¨¦ficit de cuenta corriente sobrepasa el 10% del PIB y, tras un s¨®lido comportamiento econ¨®mico en la primera d¨¦cada del siglo, el Fondo Monetario Internacional predice que el crecimiento de Turqu¨ªa se reducir¨¢ al 2,2% el pr¨®ximo a?o. La polarizaci¨®n pol¨ªtica interna, el estancamiento del proceso de reforma de la UE, una actitud cada vez m¨¢s autoritaria ante la libertad de expresi¨®n, y las malas notas en igualdad de g¨¦nero, transparencia y educaci¨®n, significan que Turqu¨ªa, a veces, refleja tanto ciertos aspectos del pasado del mundo ¨¢rabe como una v¨ªa posible hacia un futuro mejor y m¨¢s integrado.
La pol¨ªtica regional de "cero problemas" que estableci¨® Turqu¨ªa a mediados de la pasada d¨¦cada ten¨ªa unos objetivos espl¨¦ndidos. A largo plazo, Turqu¨ªa necesita volver a lo que hizo que esa pol¨ªtica funcionara tan bien: unos canales de comunicaci¨®n abiertos a todos, desde Ir¨¢n hasta Israel, un tratamiento equilibrado de todos los actores ¨¢rabes nuevos, sin alinearse con los movimientos isl¨¢micos afines, y una reactivaci¨®n del proceso de adhesi¨®n a la UE. Conviene destacar que el a?o en el que m¨¢s avanzaron las reformas para entrar en la UE, 2004, fue el periodo en el que el pa¨ªs experiment¨® su mayor ¨ªndice de crecimiento desde el comienzo del siglo, un 9,4%. Si Turqu¨ªa quiere ser un modelo genuino para los dem¨®cratas ¨¢rabes y, de esa forma, establecer una influencia positiva duradera en la regi¨®n, deber¨ªa dar un paso atr¨¢s y pensar en adoptar lo que mejor le ha funcionado hasta ahora.
Peter Harling y Hugh Pope escriben sobre Siria y Turqu¨ªa respectivamente para el Grupo de Crisis Internacional. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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