El Gobierno de Patxi L¨®pez abre la v¨ªa de la legalizaci¨®n del cannabis
El Pa¨ªs Vasco regular¨¢ los clubes de consumidores, que producen y distribuyen marihuana entre sus socios - "Es mejor ordenar que prohibir"
La presi¨®n para revisar las pol¨ªticas sobre drogas empiezan a dar frutos: Euskadi tendr¨¢ el pr¨®ximo a?o un proyecto de ley de adicciones que recoger¨¢ una regulaci¨®n del "cultivo, la venta y el consumo" de cannabis. El anuncio que hizo ayer el viceconsejero de Sanidad, Jes¨²s Mar¨ªa Fern¨¢ndez, en la presentaci¨®n del sexto plan de adicciones, no equivale exactamente a una legalizaci¨®n de esta droga. Pero es un primer paso para llenar el vac¨ªo legal en el que se mueven los consumidores. Y, en la pr¨¢ctica, ser¨ªa el primer territorio que regula en qu¨¦ circunstancias es legal producir, distribuir y consumir los derivados del cannabis.
El anteproyecto de ley que se est¨¢ elaborando ahora, y que se espera que llegue a la C¨¢mara vasca en los primeros meses de 2012, es el primero que anuncia una comunidad aut¨®noma, que preside Patxi L¨®pez, en torno al cannabis. No es extra?o que sea el Pa¨ªs Vasco la comunidad pionera, puesto que fue all¨ª donde comenzaron las asociaciones de consumidores de productos extra¨ªdos de la planta: clubes privados que gestionan plantaciones colectivas de cannabis para producir la marihuana y el hach¨ªs que consumir¨¢n sus socios, que son quienes sufragan las plantaciones a trav¨¦s de las cuotas.
Las asociaciones ganaron sentencias pero no se libran de la polic¨ªa
La Audiencia oblig¨® en 2007 a devolver un cultivo de hierba de 17 kilos
"Es mejor ordenar que prohibir", apunt¨® Fern¨¢ndez, viceconsejero de Sanidad vasco, que apuesta por regularizar pr¨¢cticas "ya consolidadas". "Ya existe un marco normativo", abund¨® el consejero, Rafael Bengoa, que abog¨® por un consumo de cannabis de forma responsable y autorregulada, con toda la informaci¨®n sobre las consecuencias, tras insistir: "No queremos ser prohibicionistas". Aunque no se ha decidido a¨²n el detalle de esta nueva regulaci¨®n, ya se est¨¢n realizando estudios "t¨¦cnicos y jur¨ªdicos" para sacar adelante el texto.
Un paso al frente que "debe tomarse con tibieza", declar¨® Iker del Val, vicepresidente de la Federaci¨®n que agrupa a 40 de estas asociaciones, la FAC. Del Val explic¨® que probablemente la iniciativa anunciada por el Gobierno vasco exija una modificaci¨®n del C¨®digo Penal y la Ley de Seguridad Ciudadana, que recogen la normativa de consumo y la tenencia de cannabis. Portavoces oficiales del Departamento vasco de Sanidad matizaron que la nueva regulaci¨®n pretende abrir un debate con las asociaciones a favor de este consumo y "plasmar sus derechos".
"Es importante porque, por primera vez, las instituciones reconocen a los usuarios", se?al¨® Del Val. El anuncio del anteproyecto de ley pill¨® por sorpresa a la federaci¨®n de asociaciones de consumidores, pese a que hace dos a?os que promovieron la creaci¨®n de una comisi¨®n t¨¦cnica que estudiara posibles marcos de regulaci¨®n para un consumo regulado. "Nosotros no defendemos una legalizaci¨®n a lo loco, sino un control. Control, m¨¢s educaci¨®n y menos prohibicionismo", sostuvo Del Val.
Los n¨²meros muestran una realidad social que es dif¨ªcil ignorar: en la actualidad hay entre 100 y 120 asociaciones procan¨¢bicas, indican fuentes de la Federaci¨®n de Asociaciones Cann¨¢bicas (FAC), 40 de ellas federadas. Una cifra que, seg¨²n la tesis doctoral Movimiento cann¨¢bico en Espa?a: un nuevo tipo de movimiento social, de Isidro Mar¨ªn Guti¨¦rrez en la Universidad de Granada, supera a la de Holanda, donde el consumo de esta planta es legal.
Pese a todo, no hay un plan de actuaci¨®n de las instituciones frente a estos clubes, que han tenido que marcar su camino a golpe de sentencia. Han salido reforzadas despu¨¦s de ganar al menos siete juicios por las plantaciones decomisadas, la causa m¨¢s sonada a la afect¨® a la asociaci¨®n bilba¨ªna Pannagh: en 2007, la Audiencia Provincial de Vizcaya determin¨® que el cultivo colectivo que les fue incautado en 2005 era legal y oblig¨® a la polic¨ªa a devolver los 17 kilos que quedaban de la marihuana.
Un triunfo que no dura para siempre, a falta de un marco legal, las asociaciones no tienen a qui¨¦n recurrir ante los robos de la mercanc¨ªa y sufren decomisos por parte de la polic¨ªa. En noviembre, Martin Barriuso, presidente de la FAC, y otros dos socios de Pannagh fueron detenidos por tr¨¢fico de drogas cuando organizaban la marihuana recolectada en las plantaciones de colectivas. Tras tres d¨ªas en el calabozo, salieron en libertad bajo fianza, 15.000 euros en el caso de Barriuso. "Lo m¨¢s probable es que acabe archivado, como ocurri¨® con la causa de 2005, pero hasta entonces el da?o ya est¨¢ hecho", afirm¨® en conversaci¨®n telef¨®nica.
"Esto no habr¨ªa ocurrido si tuvi¨¦ramos un marco regulador, que es nuestra filosof¨ªa desde hace m¨¢s de 15 a?os", se lament¨® el presidente de la FAC. "Ahora los socios terap¨¦uticos est¨¢n en la calle, nuestros trabajadores en el paro y los socios l¨²dicos tienen que abastecerse en el mercado negro", a?adi¨®.
El propio viceconsejero vasco valor¨® el nuevo proyecto de regulaci¨®n anunciado porque permitir¨ªa evitar consumos que "inducen a la clandestinidad, la delincuencia y al mercado negro". "Una persona con dos plantas tiene una condena y otra, con cien, le absuelven y hasta le devuelven las plantas", denunci¨® del Val, en referencia a los diferentes criterios empleados por los jueces.
Hacia una mayor tolerancia
- La legislaci¨®n espa?ola distingue entre la posesi¨®n para el consumo de sustancias estupefacientes y su producci¨®n o venta. Para lo primero, no hay sanciones penales (aunque s¨ª administrativas). Pero varias sentencias del Tribunal Supremo han considerado que el cultivo para uso propio del cannabis es l¨ªcito. En cambio, se manifiesta inflexible ante la sospecha de que la sustancia detectada sea para comerciar con ella.
- El caso holand¨¦s. Este pa¨ªs, con sus famosos coffe-shops, es el caso m¨¢s extremo de liberalizaci¨®n en el tr¨¢fico de cannabis. En estos establecimientos puede comprarse la marihuana (la planta) para consumir en el propio domicilio -est¨¢ prohibido hacerlo en la calle- o tomarla (fumada, bebida en t¨¦s, comida en forma de magdalenas) en el propio local. En ellos, eso s¨ª, no se puede tomar alcohol ni fumar tabaco.
- La marihuana terap¨¦utica. En varios Estados de EE UU, con California a la cabeza, es posible comprar marihuana si se justifica que se padece una condici¨®n m¨¦dica (un c¨¢ncer con dolores o p¨¦rdida del apetito, por ejemplo) que lo justifique. El resultado es la proliferaci¨®n de narco-farmacias.
- Los expresidentes. En febrero de este a?o, varios expresidentes latinoamericanos (Felipe Gonz¨¢lez, C¨¦sar Gaviria, Lula da Silva) firmaron un manifiesto para que se despenalice el consumo de drogas -especialmente el cannabis- en Sudam¨¦rica. Entienden que perseguir al usuario impide que este se acerque a los programas de deshabituaci¨®n.
- Organismos internacionales. Tambi¨¦n la Agencia de Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen (Unodc) ha admitido el fracaso de los programas basados en la represi¨®n. Esto se ha interpretado como que apoyar¨ªa una legalizaci¨®n del consumo de sustancias al estilo espa?ol.
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