Una vida excepcional en 120 cajas de cart¨®n
Fund¨® el diario 'El Sol', luego 'La Voz', y antes la editorial Calpe. Las cartas, notas y fotos del empresario Nicol¨¢s Mar¨ªa de Urgoiti ya est¨¢n en el archivo regional
"Mi vida monta a caballo sobre el final de una civilizaci¨®n y el tremendo fragor del comienzo de otra". As¨ª arrancaba una de las muchas autobiograf¨ªas que comenz¨® a escribir Nicol¨¢s Mar¨ªa de Urgoiti (Madrid, 1869-1951) y que nunca termin¨®. Y as¨ª lo recoge la que fuera ministra de Educaci¨®n Mercedes Cabrera en su biograf¨ªa publicada en 1995: La industria, la prensa y la pol¨ªtica, Nicol¨¢s Mar¨ªa de Urgoiti, 1869-1951. Urgoiti, acompa?ado siempre de un bloc-diario en el que anotaba cada asunto que ocupaba su jornada (hasta la historia de los objetos que regalaba), escrib¨ªa sobre s¨ª mismo por prescripci¨®n m¨¦dica. Era una manera de esquivar la gran depresi¨®n en la que cay¨® entre 1931 y 1939, una forma de encontrarle sentido a una vida trepidante de empresario emprendedor con pensamiento liberal, que sumaba grandes ¨¦xitos y grandes fracasos. Esos escritos, la correspondencia que mantuvo con grandes intelectuales y pensadores de su ¨¦poca como Jos¨¦ Ortega y Gasset, Azor¨ªn, Gregorio Mara?¨®n o el mismo rey Alfonso XIII, los recortes del peri¨®dico El Sol, que ¨¦l mismo fund¨® en 1917, unido a las fotograf¨ªas y otros documentos de su ¨¦poca suman m¨¢s de 120 cajas que hoy, gracias a una daci¨®n de impuestos, han pasado a formar parte del Archivo de la Comunidad de Madrid. El legado tiene un valor total de 480.000 euros.
"La t¨ªa Soledad es la que custodi¨® todo durante a?os. Su casa era un archivo en s¨ª misma, hab¨ªa habitaciones en las que no se pod¨ªa ni entrar", cuenta su nieto Nicol¨¢s de Urgoiti, o "Nicol¨¢s IV", como le llamaba su abuelo.
Durante a?os, todos esos papeles permanecieron en el antiguo despacho de Urgoiti, en un piso del n¨²mero 42 de la calle de Jorge Juan, donde Soledad Carrasco, "la nieta de sus ojos", comparti¨® con ¨¦l largas tardes. Fue ella quien lo puso todo a buen recaudo, sabedora de que eran retazos de la memoria de un hombre que vivi¨® una ¨¦poca convulsa y crucial de la historia de la humanidad y de Espa?a en la contradicci¨®n existencial de pertenecer a un tiempo inapropiado. Un hombre que dedic¨® grandes esfuerzos a tomarle la delantera a su presente, convirti¨¦ndose en uno de esos personajes catalizadores de la historia, por su compromiso con la modernizaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica.
"Besa con el mayor cari?o a su tocayo Nicol¨¢s IV y tiene el gusto de anunciarle la casi segura terminaci¨®n de la guerra por la rendici¨®n del Jap¨®n", le escribi¨® su abuelo en 1945. "Espera que con tal motivo sustituya sus diversas armas [juguetes], bayonetas, fusiles, ca?ones, por las que han obtenido la victoria. Estas armas vencedoras son los libros y los laboratorios y los ganadores son dependientes de correos, abogados, industriales, alba?iles...", contin¨²a este tierno relato antibelicista del abuelo al nieto.
Vasco confeso (naci¨® en Madrid por casualidad), comenz¨® su actividad como ingeniero en una empresa papelera y al poco tiempo ya hab¨ªa promovido la fusi¨®n de f¨¢bricas que dio lugar a Papelera Espa?ola en 1914. Podr¨ªa haber explotado m¨¢s su faceta de industrial, pero prefiri¨® revolucionar el panorama period¨ªstico con un diario independiente y de calidad intelectual incluso en los a?os de la dictadura de Primo de Rivera. El Sol fue el modelo que d¨¦cadas m¨¢s tarde seguir¨ªa EL PA?S. No contento con eso, y garantiz¨¢ndose la distribuci¨®n del papel de sus f¨¢bricas, creo la editorial Calpe. Eran tiempos en los que la difusi¨®n cultural y de ideas corr¨ªa en paralelo a la de papel.
Fueron esos proyectos los que le contactaron con los intelectuales de la ¨¦poca. Sin embargo, el hecho de no alinearse en ning¨²n bando, pese a haber coqueteado con la pol¨ªtica (fue candidato republicano por Gipuzkoa en las elecciones generales de la Segunda Rep¨²blica), le pas¨® factura y sus empresas quebraron, y fue ingresado en un sanatorio en Suiza (?le dieron por muerto!). Su nombre, pese a haber sido de los m¨¢s influyentes de su tiempo, qued¨® impreso miles de veces en esos papeles guardados por su nieta en un piso de Madrid y ahora ya en el archivo regional para su consulta.
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