Chirac, el alcalde turbio
La alcald¨ªa de Par¨ªs contrat¨®, entre 1992 y 1995, al menos a 19 personas que nunca trabajaron para los parisinos: no hizo falta que cumplieran los horarios y algunos, incluso, no hicieron absolutamente nada. Jacques Chirac era el alcalde de la capital francesa durante esos a?os y autoriz¨® (o, incluso, invent¨®) la operaci¨®n para que esos fantasmas trabajaran para ¨¦l o para el Reagrupamiento por la Rep¨²blica (RPR), el partido que ¨¦l mismo fund¨® en 1976 como sucesor de la Uni¨®n para la Defensa de la Rep¨²blica del general De Gaulle, luego reconvertido en la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy, el actual presidente franc¨¦s. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, un tribunal ordinario conden¨® ayer a Chirac a dos a?os de c¨¢rcel por malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y abuso de poder.
No cumplir¨¢ la pena. Si acaso, pagar¨¢ hasta 55.000 euros de la multa econ¨®mica que le impongan, si es que finalmente se la imponen (si la cantidad es mayor, el partido asumir¨¢ el resto). El pol¨ªtico, de 79 a?os, no pudo acudir al juicio: tiene graves problemas de memoria y, seg¨²n sus abogados, "comete importantes errores de juicio y razonamiento". As¨ª que los jueces, por su edad y delicado estado de salud, le han eximido de cumplir la pena.
El caso ha horadado los cimientos de esa grandeur que los pol¨ªticos franceses llevan incorporada como una segunda piel. M¨¢s aun cuando, como en el caso de Chirac, se trata de alguien que lo ha sido todo en la historia m¨¢s reciente de Francia. En 1968 fue secretario de Estado con Pompidou; luego, primer ministro con Giscard y, despu¨¦s, con Mitterrand; pas¨® por la alcald¨ªa de Par¨ªs (entre 1977 y 1995) y lleg¨® a la presidencia, que ejerci¨® entre 1995 y 2007. Una eminencia.
Pero una eminencia de pasado turbio. Siendo presidente se libr¨® del banquillo cuando salt¨® el esc¨¢ndalo (Alain Jupp¨¦, estrecho colaborador suyo, fue condenado en 2004 por un asunto similar a 14 a?os de prisi¨®n, que no lleg¨® a pisar nunca: ahora es ministro de Exteriores). Chirac se libr¨® del oprobio cuando los fiscales decidieron retirar los cargos. Pero los jueces de un tribunal ordinario consideraron probados los hechos y sentenciaron. Un buen ejemplo, del que debieran tomar nota los jurados espa?oles.
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