Can Barrina, Espa?a

Los barceloneses presumen de su playa, de su litoral y de tener un tiempo estupendo durante todo el a?o. Pero tal orgullo puede muy bien ser una t¨¢ctica para distraer la atenci¨®n sobre uno de los tesoros menos conocidos de Catalu?a, una reserva natural a una hora en coche desde el centro de la ciudad: el parque natural del Montseny. Declarado reserva de la biosfera en 1978 por la Unesco, es un escondite intacto ideal para pasar un fin de semana.

Tras adentrarse 12 kil¨®metros por la carretera de Sant Esteve de Palautordera que lleva a Montseny, los conductores reparan en una pizarra situada en el arc¨¦n, garabateada con tiza brillante como el ne¨®n, que anuncia el men¨² del d¨ªa en Can Barrina, un refugio de 14 habitaciones que data de 1620. El hostelero Frederic Munn¨¦ -tambi¨¦n propietario del restaurante L'Ou de Reig, a un minuto en coche de Can Barrina- compr¨® en 1984 esta casa de campo que llevaba 30 a?os abandonada, y la reform¨® por completo. "Era una granja tradicional que se estaba cayendo a pedazos y que nadie quer¨ªa", dice Munn¨¦. "Mira esto

[lo dice se?alando la densa vegetaci¨®n y las monta?as que le rodean]: es el enclave perfecto para un hotel". Las paredes del interior de la posada son de pizarra y fueron necesarios tres a?os para que varios artesanos avezados del pueblo levantasen la casa y le devolvieran su solidez. "Fue un trabajo duro y llev¨® tiempo", dice el propietario. Joana, su mujer, a?ade: "Pero mereci¨® la pena".

La pareja come con frecuencia en una mesa de m¨¢rmol (su mesa personal, disponible para los clientes previa petici¨®n) situada en uno de los comedores de m¨¢s de 50 plazas que en su d¨ªa fueron establos. Ah¨ª esperan a que su hija Esther acabe de cocinar. "Mis dos hermanas y yo comenzamos a trabajar en L'Ou de Reig sirviendo mesas", dice Esther, que se form¨® en la escuela de cocina Hoffman de Barcelona, mientras comprueba que las especialidades catalanas que est¨¢ preparando lleven la cantidad correcta de sal. Esther es muy aficionada a los productos del Montseny y emplea ingredientes de la regi¨®n siempre que es posible.

"En d¨ªas soleados ves a los pastores arrear los corderos que uso para este plato [la paletilla de cordero del Montseny, en la foto]. Sabe mejor que las que compras en la ciudad", dice. "Y todas las verduras son de la huerta de mis padres. Si nos van quedando pocos, no s¨¦, tomates para el pa amb tom¨¤quet, siempre podemos ir al mercado de la Boquer¨ªa y conseguir productos frescos, que tampoco est¨¢n mal".

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