Lope, precursor de Marivaux
Curiosa comedia es El perro del hortelano, donde hay que debatirse entre la rotunda belleza de la forma y la considerable repugnancia moral que inspira el fondo. Lope no parece hacerse muchas ilusiones acerca de la naturaleza humana. La condesa Diana, su presunta hero¨ªna, es fr¨ªa, p¨¦rfida, y destructiva: solo se inflama de amor por Teodoro, su secretario, cuando ve la pasi¨®n que siente por su criada Marcela y c¨®mo ella le corresponde; a partir de entonces har¨¢ todo cuanto est¨¦ en su mano para encelar al gal¨¢n y romper ese amor que ha prometido auspiciar. Teodoro, por su parte, es un trepa de siete suelas, que planta a Marcela tan pronto como olfatea sus posibilidades con Diana ("O morir en la porf¨ªa o ser conde de Belflor"). Marcela, el personaje m¨¢s honesto de la funci¨®n, siente un amor absoluto por Teodoro, pero tampoco tarda mucho en seguir los pasos de la condesa, prometiendo amores al criado Fabio para vengarse, al tiempo, de la sirvienta Anarda. Los rivales de Teodoro son dos arist¨®cratas engolados, el conde Federico y el marqu¨¦s Ricardo: aunque parecen unos bobos al uso, puros juguetes c¨®micos, no dudan en comandar la muerte del gal¨¢n. Y la trapacer¨ªa urdida por el gracioso Trist¨¢n consistir¨¢ en hacer creer a un pobre viejo, el conde Ludovico, que Teodoro es su hijo desaparecido, detonante de un falso final feliz que es una apoteosis del fingimiento consciente. No estamos muy lejos de las comedias m¨¢s sombr¨ªas de Shakespeare (entre Noche de reyes y A buen fin no hay mal principio), aunque lo m¨¢s curioso es hasta qu¨¦ punto El perro del hortelano anticipa el teatro de Marivaux, siempre regido por conflictos de ascenso social y pasiones soterradas brotando como abscesos monstruosos: en este sentido, el perfil psicol¨®gico de la rapaz condesa, que en el ejercicio de la maquinaci¨®n percibe su propia resquebrajadura, es de una riqueza ins¨®lita en el teatro espa?ol de la ¨¦poca. (Hubiera sido interesante repescar en la misma temporada, a modo de complemento, Enga?ar con la verdad, la versi¨®n que hizo Bret¨®n de los Herreros de Les fausses confidences).
?Por qu¨¦ Lope, sin embargo, no alcanza la complejidad de Shakespeare y Marivaux? Ardua cuesti¨®n. Quiz¨¢s verso y trama, m¨¢s ce?idos y veloces, pese a su alta ret¨®rica barroca, carezcan del espacio verbal y argumental de los dos maestros citados para explorar las sinuosidades del alma, aunque desde luego la concisi¨®n expositiva de la comedia es una de las bazas fundamentales de su eficacia y no le impide a Lope trazar sorprendentes cambios de rumbo y de tono, armado de una vasta panoplia de procedimientos. Uno de sus recursos m¨¢s deslumbrantes es el uso de los apartes, casi siempre en forma de soneto, que vienen a cumplir la funci¨®n de las canciones en un musical, sintetizando los sentimientos y anhelos de los protagonistas. El riesgo, desde luego, es que revelan demasiado y de golpe, pero es fascinante de qu¨¦ modo juega Lope a retorcer la convenci¨®n con el "aparte enviado", como el extraordinario pasaje ("Amar por ver amar, envidia ha sido") en el que Diana narra de modo transparente su estado a Teodoro haci¨¦ndole creer que se trata de la carta de una amiga a su amado. Eduardo Vasco, autor de la versi¨®n y del montaje, se ha despedido del Cl¨¢sico con este espect¨¢culo, sin duda uno de los mejores de su trayectoria, que estar¨¢ en el Pav¨®n hasta el 23 de diciembre y sigue luego de gira por Espa?a. El perro del hortelano est¨¢ formidablemente puesta y con un gran trabajo de conjunto: el intrincado verso fluye claro, vibrante y matizado, y es un verdadero placer para el o¨ªdo. De la vista se ocupan Carolina Gonz¨¢lez, que firma una escenograf¨ªa tan bella como austera, con un tablado central rematado por sugerentes telones palatinos, y Miguel ?ngel Camacho, cuya iluminaci¨®n, concreta y a la vez atmosf¨¦rica, hace refulgir, literalmente, el precioso vestuario de Lorenzo Caprile, remozado a partir de materiales de antiguos montajes: todo est¨¢ cuidado hasta el menor detalle, con una elegancia y una belleza superlativas.
El elenco me ha parecido muy notable. No hab¨ªa visto hasta ahora a Eva Rufo, formada en la escuela de Estruch y en la Joven Compa?¨ªa del Cl¨¢sico, y bien que me arrepiento: es un prodigio de expresividad que recuerda, en joven, un cruce entre ?ngela Molina y Kristin Scott-Thomas, e imprime un encanto perverso y sensual, muy ¨¤ la Merteuil, a un personaje tan desagradecido como el de la condesa de Belflor. Tiene una cualidad muy poco habitual: logra convertir a Diana en impredecible, sobre todo para s¨ª misma, y es un regalo ver de qu¨¦ modo y con qu¨¦ sorpresa experimenta las sacudidas e intermitencias de la pasi¨®n. David Boceta, que encarna a Teodoro, ya hab¨ªa formado pareja con Eva Rufo en ?De cu¨¢ndo ac¨¢ nos vino?: es un joven gal¨¢n de perfil errolflynesco, que a veces juega a burlarse sutilmente de ese arquetipo. Muy expresivo, con fuerza y ligereza, recita con gran musicalidad y abusa un poco, s¨®lo un poco, de la gesticulaci¨®n subrayante: no le hace ninguna falta. Perfectos de intenci¨®n y de tono el Trist¨¢n (en su doble faceta: escudero p¨ªcaro y falso matasiete) de ese joven veterano que es Joaqu¨ªn Notario y la Marcela de Isabel Rodes. Con acentos conmovedores, en un rol que pod¨ªa haberse deslizado hasta la pantalonnade (sobre todo cuando Trist¨¢n le envuelve en una fantas¨ªa turca un poco desaforada), el conde Ludovico de Jos¨¦ Luis Santos. Pas¨¢ndose pero con mucha gracia, en clave de farsa italiana (y casi de comedia musical), los rid¨ªculos Ricardo (David Lorente) y Federico (Miguel Cubero), muy bien secundados por sus criados Le¨®nido (David L¨¢zaro) y Celio (Diego Toucedo). Y hablando de m¨²sica, precioso trabajo del tr¨ªo formado por Alba Fresno (viola de gamba), Sara ?gueda (arpa) y Eduardo Aguirre (percusi¨®n). Tambi¨¦n he visto dos shakespeares: una decepcionante The Tempest firmada por Declan Donnellan, con su compa?¨ªa rusa, en el Lliure, y un vigoroso montaje de Henry V a cargo de la compa?¨ªa Propeller, dirigido por Edward Hall, en Temporada Alta. Se lo cuento en breve.
El perro del hortelano, de Lope de Vega. Versi¨®n y direcci¨®n de Eduardo Vasco. Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC). Teatro Pav¨®n. Madrid. Hasta el 23 de diciembre. Teatro Bret¨®n. Logro?o. 20 y 21 de enero de 2012. Teatro Principal. Alicante. 10 y 11 de febrero. Teatro Villamarta. Jerez de la Frontera. 17 y 18 de febrero. Teatro Lope de Vega. Sevilla. Del 7 al 11 de marzo. teatroclasico.mcu.es.
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