Un artista por encima de la vida
Ayer muri¨® en San Sebasti¨¢n el pintor donostiarra, Bonifacio Alfonso G¨®mez. Hab¨ªa nacido en esa ciudad en 1933. Su vida ha estado sumergida en el buceo oscuro de los placeres, al modo de un Pantagruel de los sentidos, y siempre como un n¨¢ufrago en tierra. Bonifacio ha vivido los a?os a mordiscos, entre experiencias tremebundas. Esto es una verdad innegable, pero tambi¨¦n es innegable y m¨¢s verdad que a la hora de pintar su mundo -su extra?o-soberbio-m¨¢gico mundo-, el talento de gran artista que llevaba dentro de s¨ª se alzaba por encima de su vida.
Detr¨¢s de cada obra suya habita la intensidad suprema por expresar su yo mediante la acci¨®n de pintar. Y entonces salta sobre los soportes de las obras su capacidad intuitiva enhebrada con la pureza de sus mu?ecas de az¨²car. Sus v¨®mitos horizontales de vida se transforman en mundos de hermosura infinita, gracias al dinamismo exquisito que atesoraba.
Primario y claro como un canto rodado, no sab¨ªa qu¨¦ pintaba ni c¨®mo pintaba. Lo que pod¨ªa tenerse por ignorancia, se ve¨ªa superado por una acci¨®n de sabidur¨ªa pict¨®rica. ?l no sab¨ªa. Su mano era la que sab¨ªa. Cada trazo que pintaba ten¨ªa su r¨¦plica en el arrepentimiento. Todo gran arte se mueve en la interioridad de la duda, tomando la duda como una preparaci¨®n para el conocimiento.
Bonifacio era un pintor de pintores. Para llegar a ese estadio antes tuvo que recorrer a?os de aprendizaje, con sus dudas -como se ha dicho- con fracasos, aciertos, errores e influencias. Su mirada estuvo atenta a los dictados de Pollock, de Kooning, Bechtold, Arshile Gorky, Asger Jorn, y otros, considerados sus amigos, como fueron Antonio Saura y Roberto Matta. El artista donostiarra era una un esponja abierta al arte, en especial al arte m¨¢s pr¨®ximo a su manera de entender el universo de la forma-color. Esponjoso y camale¨®nico, nunca ocult¨® sus filias. A trav¨¦s de acendrados esfuerzos y de pr¨¢ctica continuada en el aprendizaje, siempre sali¨® renovado de la f¨¦rula de esos nombres citados, e incluso a m¨¢s de uno lleg¨® a sobrepasarlo con un sutil¨ªsimo vigor mercurial.
Adem¨¢s, Bonifacio era due?o y se?or de todos los colores del espectro. Pintor de formas larvales. Fabulador de erotismos. Conjugaba el v¨¦rtigo espacialista con el carcajeo de sus personajillos irreales, que plasmaban los demonios interiores del pintor.
Junto a la inmensa tristeza que me produce la muerte de mi gran amigo Bonifacio, quiero dejar patente, como cierre, unas hermos¨ªsimas y certeras palabras de Francisco Calvo Serraller respecto al artista desaparecido en la madrugada de ayer: "Rascas la superficie de este salvaje, de este vividor, de este n¨¢ufrago de la madrugada, y te topas con la mayor delicadeza, la sensibilidad m¨¢s exquisita, la mejor poes¨ªa, la elegancia m¨¢s profunda". Am¨¦n.
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