Malas y buenas noticias
Cuando ustedes lean esto, y si todo ha ido bien, me encontrar¨¦ en Roma disfrutando de la tenue iluminaci¨®n navide?a de aquella ciudad del sur del euro, y del calor de dos de mis grandes amigas, Iren¨ªsima y Francescona, que es como decir Nueva York a principios de los noventa -un antiguo speakeasy, bourbon, furiosas charlas sobre literatura- y Beirut a mediados de la primera d¨¦cada de este siglo, gintonics al atardecer en la terraza superior del hotel L'Albergo e ir¨®nicas conversaciones sobre la guerra. Cuando el a?o termina es conveniente visitar a los que nunca nos fallaron, ni llevan camino de hacerlo.
Pero mientras escribo ahora me encuentro en el agostado terreno de la despiadada realidad. Por una parte, el pimpante Cuarto Reich nos engulle, y esta vez sin que se produzcan hero¨ªsmos a lo Casablanca: m¨¢s bien en estrecha colaboraci¨®n con La Marsellesa. Medievalmente, Arabia Saud¨ª nos confirma que toda aberraci¨®n puede convivir en un mismo plano temporal. All¨ª, los machos dominantes claman que, de permitir a las mujeres que conduzcan, se producir¨¢ una p¨¦rdida simult¨¢nea de la fidelidad, la virginidad y la exclusividad (?nada sobre la depilaci¨®n al caramelo?), con el consiguiente aumento de la disminuci¨®n de control viril por parte de los tripudos caballeros. Pero, tontines: si no tienen pasaporte, ?no veis que no pueden huir de vosotros, que es lo primero que tendr¨ªa que hacer cualquier saud¨ª sensata al verse al volante de su propio Ferrari? Lo suyo ser¨ªa enviar a ese fascinante pa¨ªs tan amigo de Occidente a una legi¨®n de psicoanalistas argentinas no lacanianas, para someterles -a ellos, claro- a una brutal terapia de grupo. En fin.
"El mundo est¨¢ hecho un asco, pero el periodismo ser¨¢ mejor"
Asistimos tambi¨¦n al renacimiento de un g¨¦nero period¨ªstico: el desechable es el reportaje. Ah, ?qui¨¦n dijo que los periodistas estaban acabados? Puede que hasta yo misma, en un momento n¨¢ufrago. Pues no. Poco a poco, y pese a las dificultades a?adidas por la coyuntura a los problemas que siempre tienen los colegas, la profesi¨®n ha ido recuperando su verdadero esp¨ªritu: el de buscar porquer¨ªas y sacarlas a la luz. Son tantas las basuras morales que se acumulan a nuestro alrededor, especialmente en el terreno de las ex prestaciones sociales, que lo que fue un mero suelto perdido en un rinc¨®n de la p¨¢gina -"Fallece de fr¨ªo un vagabundo a la puerta de una tienda de Gucci"- se ha convertido en una s¨®lida cantera proveedora de tem¨¢ticas.
Nunca tantas personas a la vez, durante tanto tiempo y por culpa de tan poca gente hab¨ªan pasado, de un plumazo -yo empezar¨ªa a usar la palabra masazo, de Artur Mas- a ejercer la condici¨®n de desechables, a merced de que cualquier plumilla se les acerque y les interrogue. Y digo plumilla como sin¨®nimo: un reportero armado con cualesquiera que sean los ¨²tiles tecnol¨®gicos que precise.
Enti¨¦ndanme, esto no es una queja. Bien al contrario. El mal que supura nuestra sociedad tiene que ser puesto en evidencia, y cierto es que cada vez m¨¢s los medios -cada vez m¨¢s digitalizados, a?ado- dedican mayor espacio a las tragedias individuales producidas por el capitalismo gore (me adue?o de la acertada definici¨®n de la escritora Salma Valencia). Se produce el hallazgo de la v¨ªctima -si viva todav¨ªa, se la interroga-, se realiza el seguimiento de la noticia, hablan los parientes, se inician los pleitos... Magn¨ªfico. Esta labor period¨ªstica tiene como objetivo no s¨®lo informar, sino, como dec¨ªamos cuando yo era joven, ayudar a tomar conciencia. En los dos sentidos: de ser consciente y de que la injusticia te duela por dentro. S¨®lo una sociedad informada puede acceder a ese estadio superior del ser humano que es el dolor por la arbitrariedad y la crueldad padecidas por otros, y pasar de ah¨ª a la tolstoiana pregunta "?Qu¨¦ podemos hacer?". Y as¨ª, rumi¨¢ndolo, qui¨¦n sabe.
Creo que un excelente complemento de este tipo de periodismo ser¨ªa ir a donde los responsables -y culpables- y, sin llegar al acoso que acecha a la Campanario, por poner un ejemplo, sacar a la luz qui¨¦nes son, a qu¨¦ dedican el tiempo libre, cu¨¢nto ganan por matar con decretos, a qu¨¦ colegio van sus hijos, a qu¨¦ mutua pertenecen...
El mundo est¨¢ hecho un asco, pero el periodismo ser¨¢ mejor.
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