Los inmigrantes protestan contra el "bloqueo" de permisos en Almer¨ªa
Varias ONG hablan de "pr¨¢cticas abusivas" en los procesos de normalizaci¨®n
Alrededor de mil personas secundaron ayer la convocatoria de manifestaci¨®n realizada desde una treintena de colectivos, la mayor¨ªa, asociaciones que representan o colaboran con trabajadores migrantes, como Almer¨ªa Acoge o el Sindicato Obreros del Campo (SOC), entre otras. Exigen a la Subdelegaci¨®n del Gobierno un "trato justo" hacia los trabajadores venidos de otros pa¨ªses y que tratan de regularizar su situaci¨®n en Espa?a. Estos colectivos aseguran que muchas personas son v¨ªctimas de "abusos" en la Oficina de Extranjer¨ªa donde, incluso, se llegan a dar circunstancias "fuera de la ley" al realizar "pr¨¢cticas abusivas" en la gesti¨®n que realizan, explican los convocantes en un manifiesto conjunto.
"Almer¨ªa es un laboratorio donde se experimenta qu¨¦ hacer", dice Chamizo
Seg¨²n sus observaciones, durante los ¨²ltimos a?os se han incrementado las "trabas" para la obtenci¨®n del permiso de residencia. Particularmente en la autorizaci¨®n excepcional de residencia y trabajo a trav¨¦s del denominado arraigo social por la que se permite un permiso provisional, transcurridos tres a?os en territorio nacional, si se acreditan una serie de documentos: empadronamiento, contrato de trabajo o expediente policial limpio, entre otras.
Los manifestantes y afectados critican la falta de agilidad de la Administraci¨®n y la persecuci¨®n "enfermiza" hacia los demandantes. La cuesti¨®n est¨¢ en que la "tardanza" en responder a las solicitudes hace que muchos de los documentos solicitados hayan caducado y, de nuevo, se vuelve a la gesti¨®n inicial.
"Cualquier expediente en Ja¨¦n tarda la mitad que aqu¨ª. En Almer¨ªa, solo se resuelven los que salen por recurso Contencioso-administrativo", sostiene Juan Miralles, de Almer¨ªa Acoge. "Los abogados de Extranjer¨ªa nos comentan que son especialmente intransigentes, que establecen filtros infranqueables". Uno de sus ejemplos es el de una mujer de Guinea Ecuatorial, cuidadora en tres domicilios en los ¨²ltimos tres a?os a la que tan solo le falta acreditar un mes de estancia durante ese tiempo. "Es il¨®gico pensar que no ha estado aqu¨ª. ?D¨®nde iba a ir?", se pregunta Miralles, quien pide "justicia, no flexibilidad".
La normativa de Extranjer¨ªa "es aplicada en toda Espa?a con fluidez", pero en Almer¨ªa "la mayor parte de expedientes son puestos bajo sospecha y denegados por cualquier motivo" y el porcentaje que se concede "es extinguido por la oficina de Extranjer¨ªa a los tres d¨ªas de estar de baja en Seguridad Social", acusan los manifestantes. "Tiran por tierra los procesos de normalizaci¨®n y se incrementa la presencia de mafias que dan permisos falsos. Est¨¢n criminalizando al inmigrante", insiste Miralles.
El defensor del pueblo andaluz, Jos¨¦ Chamizo, conoce las cifras de extranjer¨ªa en el resto de provincias y les da la raz¨®n. "Almer¨ªa es un laboratorio" donde se "experimenta" en materia de inmigraci¨®n para "ver luego qu¨¦ se va a hacer en otros sitios".
Hasta finales de noviembre, y seg¨²n datos del Gobierno, se presentaron 6.254 solicitudes para renovar el permiso de residencia y 4.656 se han denegado. En 900 de los casos la causa es que la empresa no acredita medios para mantener el puesto de trabajo, mientras que en cerca de 350 supuestos la empresa tiene deudas con Hacienda, lo que lleva a pensar a la Administraci¨®n que la empresa no tiene solvencia. La Subdelegaci¨®n en Almer¨ªa atiende cada d¨ªa a 708 personas.
Cinco a?os en el laberinto de los papeles
"Antes se consegu¨ªan los papeles en Almer¨ªa y luego la gente se iba a otro sitio a trabajar. Ahora se hace lo contrario". I. D., senegal¨¦s de 31 a?os, no tiene en sus manos un estudio pormenorizado de los datos de las diferentes oficinas de Extranjer¨ªa del pa¨ªs, pero conoce la experiencia de decenas de personas, compatriotas y compa?eros de los m¨²ltiples trabajos por los que ha pasado que, como ¨¦l, tratan de conseguir regularizar su situaci¨®n en el pa¨ªs. No tiene miedo a dar su nombre ni a esconder su rostro, pero desde los colectivos que trabajan con personas migrantes le aconsejan no hacerlo para prevenir posibles represalias. ?l no cree que su situaci¨®n pueda ir a peor.
Asegura que lleg¨® a Almer¨ªa en abril de 2006. Su hermano mayor lo hizo diez a?os antes. Ha solicitado en dos ocasiones una autorizaci¨®n excepcional de residencia y trabajo a trav¨¦s del denominado arraigo social y hasta ahora se la han denegado.
Nada m¨¢s llegar, consigui¨® trabajo en una embarcaci¨®n de una empresa con sede en el puerto de Almer¨ªa y durante seis meses estuvo en el mar, salvo los fines de semana. "No pod¨ªa ir al m¨¦dico, para conseguir una prueba, porque ten¨ªa que trabajar" y no quer¨ªa tener ning¨²n error, porque sab¨ªa que pronto su jefe le iba a hacer un contrato. Sin embargo, un d¨ªa, en un control policial descubrieron su situaci¨®n irregular y su jefe tuvo que pagar una multa de 3.000 euros. "Hasta que no consiga los papeles no me har¨¢ un contrato", dice y, por otro lado, necesita un contrato para lograr su objetivo. A partir de entonces, todo es una odisea. Hace siete meses que trabaja en un invernadero, pero su jefe no quiere facilitarle sus datos fiscales.
Igual le sucede a P. A. P., de 24 a?os. Vino de Senegal hace seis a?os y ha intentado conseguir permiso de residencia en tres ocasiones. Ambos tienen previsto irse a Ja¨¦n o Murcia. All¨ª, dice I. D., lo han conseguido dos de sus hermanos cuyas circunstancias son pr¨¢cticamente id¨¦nticas a la suya.
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