El tercer Kim
La generaci¨®n de los nietos ha llegado, al menos formalmente, al poder en Corea del Norte, la dictadura m¨¢s rec¨®ndita, incomprensible e incompetente que se conoce desde la ¨²ltima guerra mundial. El s¨¢bado muri¨® Kim Jong-il, que gobernaba el pa¨ªs desde 1994, a la desaparici¨®n de su padre, Kim Il-sung, primer presidente y fundador del r¨¦gimen comunista, tras la guerra de Corea, que ¨¦l mismo desencaden¨® en 1950.
Kim Yong-un, de 28 o 29 a?os, hijo del fallecido y tercera generaci¨®n en el liderazgo norcoreano, est¨¢ llamado a presidir una transici¨®n que las canciller¨ªas occidentales estiman dif¨ªcil y que hasta el poder tutelar de Pek¨ªn debe ver con aprensi¨®n. El hecho de que la noticia se hiciera p¨²blica solo a las 48 horas de la muerte de Kim Jong-il hace pensar que hubiera lealtades que confirmar en el seno del Ej¨¦rcito, sin el cual no se puede ser presidente de una naci¨®n que vive al borde de la hambruna epid¨¦mica, y que solo conf¨ªa su salud -pol¨ªtica- al arma nuclear. Corea del Norte ha detonado bombas at¨®micas en 2006 y 2009 y puede tener combustible para siete u ocho m¨¢s. En 2010 provoc¨® dos incidentes militares en los que murieron, seg¨²n Se¨²l, m¨¢s de 50 soldados surcoreanos, por lo que Corea del Sur puso ayer en estado de m¨¢xima alerta sus Fuerzas Armadas.
Pyongyang sostiene desde los a?os noventa inacabables conversaciones, notablemente con Washington, sobre su eventual abandono del arma nuclear, para lo que se cree que exige la firma de un tratado de paz en debida forma con Estados Unidos, que lo abrigue de una invasi¨®n a lo Irak. Pero, con tratado o sin ¨¦l, Occidente deber¨ªa aprovechar la ocasi¨®n para hacer las representaciones m¨¢s constructivas que fuera posible, a Pyongyang, a fin de que el tercer Kim comprendiera que solo una apertura al mundo puede resolver los problemas de esa reliquia estalinista que es Corea del Norte.
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