El 'caso Manning'

El caso Manning es de los que pueden hacer historia jur¨ªdica. El soldado norteamericano Bradley Manning ser¨¢ probablemente juzgado en consejo de guerra, acusado de haber dado a la publicidad a trav¨¦s de Wikileaks cientos de miles de documentos -difundidos por este peri¨®dico, entre otros- que pon¨ªan en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos. Esas acusaciones podr¨ªan castigarse con la pena de muerte, aunque se cree que el fiscal solo pedir¨¢ cadena perpetua.

La defensa tendr¨ªa sentido ¨²nicamente ignorando la estrategia hasta ahora desarrollada. El defensor ha admitido la culpabilidad, pero aduciendo inestabilidad emocional del acusado, debido a su condici¨®n homosexual, que no pod¨ªa salir del armario porque cuando fue detenido en mayo de 2010 a¨²n reg¨ªa una ley, hoy derogada, por la que los homosexuales pod¨ªan ser expulsados del Ej¨¦rcito. El problema de fondo es, sin embargo, otro: libertad de expresi¨®n, transparencia y legalidad en las acciones de Gobierno, y el derecho de cualquier ciudadano, uniformado o no, a dar a la publicidad las acciones ilegales o de dudosa moralidad efectuadas por el Gobierno de su pa¨ªs. Hay sin duda situaciones en las que el Estado debe obrar con discreci¨®n y sigilo. Pero, precisamente por ello, se debe determinar cu¨¢ndo el acusado haya obrado en perjuicio de terceros o cuando solo quer¨ªa llamar la atenci¨®n sobre el proceder de sus gobernantes.

El soldado-hacker abandon¨® por fin el viernes pasado la prisi¨®n, tras casi 600 d¨ªas de reclusi¨®n, para asistir a una vista preliminar en la que se decidir¨¢ si ha lugar o no a consejo de guerra. La decisi¨®n se conocer¨¢ a mediados de enero. Pero, en cualquier caso, pedir cadena perpetua para quien no ha matado a nadie, suena escasamente generoso. Se acusa a Manning de infringir el c¨®digo militar, lo que puede comportar una sanci¨®n grave dentro de la propia instituci¨®n, pero mandarlo de por vida a la c¨¢rcel, eso s¨ª que ser¨ªa un delito.