3.500 esp¨ªas 'se mudan' a La Moncloa

La adscripci¨®n del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a La Moncloa era una antigua aspiraci¨®n de los responsables del espionaje espa?ol. No ten¨ªa sentido, alegaban, mantener en Defensa un servicio que hace tiempo que dej¨® de ser militar y que trabaja para ministerios distintos como Interior, Asuntos Exteriores o Econom¨ªa. Adem¨¢s, el CNI colgaba org¨¢nicamente -a efectos de presupuestos y personal- de Defensa; pero funcionalmente -para el cumplimiento de sus misiones- depend¨ªa del presidente del Gobierno. Por ¨²ltimo, los objetivos del CNI los aprueba la Comisi¨®n Delegada de Asuntos de Inteligencia, que preside la vicepresidenta; y su director despacha regularmente con el Rey. Mudarse a La Moncloa garantiza una mayor proximidad a quien manda y, por tanto, mayor influencia.

Todos los Gobiernos de la democracia se hab¨ªan resistido, sin embargo, a dar este paso. Desde la creaci¨®n del Cesid -antecesor del CNI- en 1977, los esp¨ªas han estado siempre en Defensa; aunque su ley reguladora, de 2002, facult¨® al presidente a cambiar su adscripci¨®n por decreto, lo que Rajoy ha hecho ahora. Si nadie lo hizo antes es porque los ministros de Defensa se negaban -Pedro Moren¨¦s se ha quedado sin el CNI antes de tomar posesi¨®n- y por temor a que cualquier esc¨¢ndalo de los servicios secretos salpicara a la c¨²spide del poder pol¨ªtico. Defensa servir¨ªa as¨ª de eficaz cortafuegos.

Desde ayer, los 3.500 esp¨ªas y los 228 millones de euros del presupuesto del CNI (incluida una partida de 17,8 millones de fondos reservados) est¨¢n en las manos de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Una enorme concentraci¨®n de poder. Y de riesgo.