Leyes falsas
Esta foto no parece de fin de a?o a primera vista, pero a segunda s¨ª, porque con 2011 morir¨¢ la Ley de Dependencia, ya agonizante. De modo que es perfecta para la ocasi¨®n, ver¨¢n por qu¨¦ y lo haremos r¨¢pido: la chica, Pilar Pardo, que aparece junto a su novio, sufre de artritis reumatoide juvenil en un grado en el que ya no es capaz de desabrocharse, la pobre, ni un bot¨®n de la camisa. Dej¨¦moslo en lo del bot¨®n, aunque podr¨ªamos enumerar m¨¢s insuficiencias, todas de ese jaez, signifique lo que signifique jaez. En 2007 inici¨® los tr¨¢mites para recibir la ayuda a que tiene derecho y hasta hoy. La Ley de Dependencia parece, por sus incumplimientos, la Ley de S¨¢lvese Quien Pueda. Observado el asunto con perspectiva, es evidente que naci¨® dotada de los mecanismos necesarios para su incumplimiento y para que nadie fuera a la c¨¢rcel por salt¨¢rsela a la torera. Se trata de otra versi¨®n, una m¨¢s, de lo poco que dura la alegr¨ªa en la casa de los pobres. Pong¨¢monos, si no, en las zapatillas de cuadros de un dependiente que en su d¨ªa recibi¨® la noticia con alborozo y que hoy, en el lecho de muerte, comprende que era una ley falsa, una ley de cart¨®n, un simulacro de ley que a ratos, milagrosamente, funciona un poco, al modo de esos relojes de marca falsos, adquiridos en el mercadillo, y cuya aguja recorre en ocasiones un cuarto de la esfera y se detiene. La Ley de Dependencia hace de vez en cuando tic tac, generando una ilusi¨®n l¨®gica, y se para. Pues ese breve tic tac es el que se acaba tambi¨¦n con 2011. Feliz a?o.
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