Los indultados del General
Miles de ojos atentos aguardaban frente a la pantalla de la televisi¨®n nacional el pasado viernes. Las redes sociales y los mensajes de m¨®vil a m¨®vil vibraban tambi¨¦n de nerviosismo. Un fuerte rumor hab¨ªa estado creciendo toda la semana, alimentando las esperanzas de los cubanos dentro y fuera de la isla, quit¨¢ndoles el sue?o. Iniciadas y avaladas por voces oficiales, las especulaciones se centraban en la posibilidad de que la Asamblea Nacional anunciara una reforma migratoria. En un pa¨ªs donde los nacionales enfrentan fuertes limitaciones para entrar y salir de su propio territorio, tales suposiciones resultan demasiado trascendentales como para no escucharlas. Las maletas preparadas, los billetes de avi¨®n reservados y esos abrazos largamente postergados a punto de materializarse sobre alg¨²n pariente al que no se le ve desde hace d¨¦cadas. Pero la ilusi¨®n dur¨® apenas unos d¨ªas, se desinfl¨® con la misma premura que se estampa sobre un pasaporte un cu?o de "denegado".
El poder prefiri¨® abrir los cerrojos de c¨¢rceles peque?as, pero no de la c¨¢rcel grande: la isla
En lugar de proclamar el fin del denigrante permiso de salida -tambi¨¦n conocido como "tarjeta blanca"- Ra¨²l Castro inform¨® acerca de un indulto a m¨¢s de 2 900 prisioneros. Personas sancionadas por diversos delitos, entre los que se encuentra algunos contra la seguridad del Estado. Seg¨²n la nota oficial, se trata de reos "con m¨¢s de 60 a?os de edad, enfermos, mujeres y tambi¨¦n j¨®venes sin antecedentes penales previos". Un gesto que podr¨ªa estar orientado a allanar el camino para la visita del papa Benedicto XVI en marzo pr¨®ximo. El General prefiri¨® as¨ª abrir los cerrojos de las c¨¢rceles peque?as, en vistas de que a¨²n no parece dispuesto a descorrer los barrotes burocr¨¢ticos de la c¨¢rcel grande. La isla como correccional y los oficiales de inmigraci¨®n y extranjer¨ªa como severos cancerberos con un manojo de llaves colgado del cinto. Aunque el presidente reafirm¨® su "invariable voluntad de introducir paulatinamente los cambios requeridos" en la pol¨ªtica migratoria vigente, no pudo evitar que un bufido de frustraci¨®n brotar¨¢ de la boca de quienes lo escuchaban desde sus casas. Por en¨¦sima ocasi¨®n las esperanzas se hab¨ªan marchitado y el abrazo para el t¨ªo o el hermano al que no dejan regresar fue guardado -con molestia- en el ba¨²l de las postergaciones.
Sin embargo, las familias y amigos de los reci¨¦n indultados s¨ª tuvieron motivos para preparar una Nochebuena con mayor felicidad. Aunque en el C¨®digo Penal siguen intactas las figuras delictivas que los llevaron a prisi¨®n, los excarcelados de esta Navidad se sienten beneficiarios de un gui?o magn¨¢nimo hecho desde el poder. La indulgencia presidencial los ha tocado por esta vez, pero millones de cubanos aguardan por un gesto similar en materia de derechos elementales. Un indulto que logre abrir esa pesada reja que les impide viajar libremente, entrar y salir de su pa¨ªs sin pedir permisos.
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