Gonzalo Torrente Malvido, la vida literaria del hijo del escritor
Gonzalo Torrente Malvido, fallecido el lunes, pas¨® toda su vida pensando obsesivamente en escribir, a la vez que trataba -con bastante ¨¦xito en ocasiones- de no hacerlo, y acab¨® por convertirse en un personaje de novela. Hijo de Gonzalo Torrente Ballester y de su primera mujer, Josefina Malvido, naci¨® en 1935 en El Ferrol. En la solapa de alguno de sus libros dej¨® constancia de que era escritor por influencia familiar, lo cual, si grosso modo es verdadero, no hay que tomarlo demasiado literalmente. En alguien como ¨¦l, aficionado a escabullirse, una declaraci¨®n as¨ª, m¨¢s que un autorretrato totalmente fidedigno, es una forma de aliviar la propia responsabilidad. En cualquier caso, lo que s¨ª parece cierto es que la profesi¨®n de su padre fue determinante en su vida, igual que nacer en Galicia o que crecer junto al mar.
Fue finalista del Nadal en 1960 y gan¨® los premios Caf¨¦ Gij¨®n y S¨¦samo
Sus comienzos literarios fueron tan exitosos como prolijos. En 1960 qued¨® finalista del Premio Nadal con su primera novela, Hombres varados; en 1963 gan¨® el Premio Caf¨¦ Gij¨®n con La raya, y, en 1969, el Premio S¨¦samo con Tiempo provisional. De esa misma d¨¦cada son La balada de Juan Campos, su segunda novela, y el volumen de cuentos La muerte dormida, un g¨¦nero, el del relato, por el que siempre sinti¨® una predilecci¨®n especial. Los a?os setenta no fueron tan f¨¦rtiles literariamente, pero s¨ª lo fueron en peligrosas aventuras vitales que lo llevaron a pasar varias temporadas en prisi¨®n, acusado de estafa mediante falsificaci¨®n de documentos bancarios.
Literariamente se sent¨ªa hijo de Camus, del Malraux de La condici¨®n humana y de Jean Genet, si bien desde mediados de los ochenta les hab¨ªa a?adido el nombre de Italo Calvino. Como estafador, sablista y sisero era un aventajado ep¨ªgono de esos ladrones de guante blanco que retratara Hitchcock en alguna pel¨ªcula y que ten¨ªan su centro de operaciones en la Riviera francesa. Siempre apuesto y elegante, la misma sangre fr¨ªa que empleaba en las ventanillas de los bancos donde dio sus golpes le serv¨ªa para cruzar fronteras con documentaci¨®n falsa. As¨ª pudo vivir y delinquir no solo en Espa?a sino tambi¨¦n en Francia, Italia, Alemania, Portugal o Marruecos; a veces para ser detenido y, en otras, para zafarse de la persecuci¨®n policial gracias a intr¨¦pidas huidas que, cuando ten¨ªa confianza, contaba con patente orgullo.
En los ochenta public¨® en la m¨ªtica editorial La Gaya Ciencia el que probablemente sea su mejor libro, Cuentos de la mala vida, inspirado en personajes y peripecias de su vida carcelaria. Luego siguieron El crimen de la herradura, Balada en muerte menor, Teorema del mal, Cuentos recuperados de la papelera y, ya en los noventa, Doce cuentos ejemplares y Torrente Ballester, mi padre. Suyo es el guion de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la novela de este, Cr¨®nica del rey pasmado. Nunca dej¨® de escribir, aunque su vida a salto de mata, sin domicilio fijo, que le hizo alternar periodos cada vez m¨¢s precarios con otros en los que derrochaba sin freno el dinero, le llev¨® en los ¨²ltimos a?os a conformarse con llenar cientos de libretas de apretada letra que no se molestaba en llevar a ning¨²n editor. Su ¨²ltimo libro publicado, Puro cuento, es de 2005.
Le gustaba navegar a vela y era un excelente patr¨®n de yate, aunque por supuesto nunca tuvo un documento que lo atestiguara. Le gustaban los toros, el flamenco, la noche, la buena vida y la calle. Le gustaba re¨ªr y hacer re¨ªr, la conversaci¨®n, el cannabis y desconcertar a los desconocidos con su abundante cultura libresca. Era un seductor nato y tuvo innumerables amigos, uno de los m¨¢s cercanos Camar¨®n de la Isla. No siempre se portaba lealmente con ellos, pero su irresistible encanto le permit¨ªa ser f¨¢cilmente perdonado y, cuando no era as¨ª, encontrar enseguida recambio. Pero sobre todo era y se sent¨ªa escritor, aunque lo fuera a su modo un tanto tr¨¢gico. Cuando hace dos d¨ªas agonizaba a los 76 a?os en un hospital madrile?o, su cerebro, confundido por los sedantes, le hizo creer que ven¨ªan a verlo algunos de sus escritores preferidos. Valle-Incl¨¢n, Bergam¨ªn, Huxley... Con ellos mantuvo sus ¨²ltimas conversaciones.
Quienes lo quisimos, echaremos de menos su figura inspiradora, su generosidad y sus comentarios iconoclastas sobre todas las cosas.
Marcos Giralt Torrente, escritor, es el ganador del ¨²ltimo Premio Nacional de Narrativa.
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