El m¨²sico de Dios
Leyendo las pinceladas biogr¨¢ficas de ese genio inform¨¢tico venerado por casi todos que fue Steve Jobs, me encuentro con esta respuesta dada al virtuoso Yo-Yo Ma cuando ¨¦ste toc¨® en su casa un tema de Bach con un stradivarius de 1733: "Tu interpretaci¨®n es el mejor argumento que he o¨ªdo nunca sobre la existencia de Dios". Lo que me resulta sorprendente no es la exclamaci¨®n en s¨ª, sino la cantidad de personas que han dejado testimonio de la misma impresi¨®n. Poco antes se lo hab¨ªa le¨ªdo a Coetzee: "La mejor prueba de que tenemos de que la vida es buena y de que despu¨¦s de todo tal vez exista un Dios que se preocupa por nuestro bienestar, es que a cada uno de nosotros, el d¨ªa que nacemos, le llega la m¨²sica de Johann Sebastian Bach. Nos llega como un regalo que no nos hemos ganado, inmerecido, gratis". Y sab¨ªa que mucho antes Goethe tambi¨¦n lo hab¨ªa resaltado: "Al o¨ªr la m¨²sica de Bach tengo la sensaci¨®n de que la eterna armon¨ªa habla consigo misma, como debe haber sucedido en el seno de Dios poco antes de la creaci¨®n del mundo".
El m¨¢s radical de los testimonios, sin embargo, es el de Cioran, que no acostumbraba a andarse con chiquitas: "He dicho que Dios le debe todo a Bach. Sin Bach, Dios ser¨ªa un personaje de tercera clase. La m¨²sica de Bach es la ¨²nica raz¨®n para pensar que el Universo no es un desastre total. Con Bach todo es profundo, real, nada es fingido. El compositor nos inspira sentimientos que no nos puede dar la literatura, porque Bach no tiene nada que ver con el lenguaje. Sin Bach yo ser¨ªa un perfecto nihilista".
No s¨¦ ustedes, pero tambi¨¦n yo he sentido m¨¢s de una vez algo parecido escuch¨¢ndole. Y no necesariamente en sus grandes oratorios, pues el efecto es mayor, en realidad, en sus obras para un solo instrumento, como en las maravillosas Variaciones Golberg, el Clave bien temperado o las Suites para violonchelo. Una pureza, una armon¨ªa, una belleza que no parecen de este mundo, que nos elevan y nos sacan de aqu¨ª. De un aqu¨ª hecho de peque?as miserias cotidianas, un aqu¨ª trivial y claroscuro, un aqu¨ª ordinario y chato.
?C¨®mo puede la m¨²sica generar un sentimiento, un determinado estado an¨ªmico? ?Y por qu¨¦ uno y no otro? Es un hecho misterioso. La m¨²sica pop que nos rodea por todas partes y a todas horas nos produce seg¨²n los casos alegr¨ªa, tristeza, irritaci¨®n o indiferencia, pero en cualquier caso es una m¨²sica que canta a la cotidianidad, una melod¨ªa mundana que ensalza la normalidad del aqu¨ª y ahora. En cambio, Bach creaba tanto sus obras sacras como profanas para ensalzar "la gloria de Dios". Y lo impresionante es que siglos m¨¢s tarde sigue generando en el que las oye -aunque seamos tan ateos como el mismo Cioran- una elevaci¨®n del esp¨ªritu, una sensaci¨®n de grandeza, un henchimiento extraordinario. Una belleza desbordante. Que la disfruten. Urte berri on!
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