Ch¨¦jov en chirigota
Manuel Dueso ha reunido tres piezas cortas de Ch¨¦jov que tratan el tema del amor; de ah¨ª el t¨ªtulo, cuya iron¨ªa impl¨ªcita en el que lo inspira, el de esa fantas¨ªa rom¨¢ntica protagonizada por Gwyneth Paltrow y un irritante Joseph Fiennes de rid¨ªculas piruetas, deber¨ªa darnos una pista de por d¨®nde va el tono de la propuesta que nos ocupa. Sin embargo, y salvando distancias, lo de Dueso va m¨¢s all¨¢ de la comedia simp¨¢tica y llega a lo que parece una bufonada; pura mofa, befa, chirigota y cuchufleta con pelucas de quita y pon que hacen que el espectador dude de que sea Ch¨¦jov el autor de los textos.
La petici¨®n de mano (1889) y El oso (1888) se cuelan, en este orden, por entre las palabras de la conferencia que pronuncia Ivan Ivanovich en Sobre los prejuicios que causa el tabaco (1886), la primera de las tres piezas que escenifican el propio Dueso, M¨¤rcia Cister¨® y Armand Vill¨¦n.
X?KHOV IN LOVE
Autor: Ant¨®n P. Ch¨¦jov. Traducci¨®n: Llu¨ªs Miquel Bann¨¤ssar. Direcci¨®n: Manuel Dueso. Int¨¦rpretes: M¨¤rcia Cister¨®, Manel Dueso, Armand Vill¨¦n. Espacio esc¨¦nico: Sebasti¨¤ Brosa. Vestuario: M¨ªriam Compte. Iluminaci¨®n: David Bofarull.
Sala Muntaner.
Barcelona, 17 de diciembre.
Nada m¨¢s pat¨¦tico que el esfuerzo de un payaso por resultar gracioso
En esta Dueso encarna al conferenciante dominado por su mujer quien, harto de ella y de la vida que lleva, quiere huir de todo, "detenerme en alg¨²n lugar lejano, en el campo, y quedarme plantado como un ¨¢rbol. Y olvidar". Tal vez morir, pensar¨ªamos de inmediato si no fuera por el esfuerzo de Dueso en resultar c¨®mico y con el que solo consigue que nos distanciemos de lo que pasa en escena.
La tragedia de Ivan Ivanovich ya nos llega, a trav¨¦s de Ch¨¦jov, salpicada de toques de fino humor con los que el autor ruso criticaba la sociedad de su tiempo con elegancia. No hace ninguna falta que Ivan Ivanovich sea, adem¨¢s, tan torpe, medio tartamudo y lleve la peluca del rev¨¦s. Este tono tremendamente pasado de vueltas es tambi¨¦n el de las dos piezas restantes. Tanto La petici¨®n de mano como El oso tienen a Cister¨® y Vill¨¦n en los papeles protagonistas y ambos siguen la pauta marcada por Dueso: payasadas, gritos y muecas en dos piezas de por s¨ª plagadas de equ¨ªvocos, pues la primera, la del joven que visita a su vecina para pedirle la mano, empieza amablemente con un di¨¢logo cordial para acabar en una disputa entre los dos por la propiedad de unas tierras, con lo que el objeto de la visita, la petici¨®n, se va al traste; y en la segunda, el protagonista llega a casa de una viuda con la intenci¨®n de cobrar una deuda del difunto esposo, por lo que empieza en una discusi¨®n pero, en cambio, acaba en arrebato pasional entre ambos. Es decir, que tampoco hace ninguna falta cargar las tintas del chiste. Nada m¨¢s pat¨¦tico que el esfuerzo de un payaso por resultar gracioso. Y a estos solo les falta la nariz roja.
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