Mi amigo el periodista

Jordi ?vole es, por encima de todo, un gran periodista. Tiene el hambre del que quiere saber y entender para luego contarlo. Tiene la dignidad y la ¨¦tica del que no est¨¢ dispuesto a que le callen. Puede parecer que sea un humorista, pero es mucho m¨¢s que eso. Las dos ¨²ltimas temporadas de Salvados han dejado bien claro lo que estoy contando. Con el salvoconducto de un chaval de barrio y con el buen humor como lubricante, ha contado mejor que nadie los temas m¨¢s candentes de nuestra sociedad. Ha accedido a los personajes m¨¢s buscados y no se ha cortado lo m¨¢s m¨ªnimo en las cuestiones m¨¢s espinosas. Hoy me ata?e el Jordi compa?ero, amigo y socio de El Terrat. Un enamorado de la buena televisi¨®n, respetuoso con los veteranos y nada humillante con los personajillos. A este hombre le interesa todo. Trabaj¨® conmigo de subdirector en nuestro late show. All¨ª descubrimos su cabezoner¨ªa, su perfeccionismo, su lealtad, su honestidad, su humanidad con los compa?eros, su sensibilidad para conseguir que cont¨¢ramos a trav¨¦s del espejo deformante de la comedia las glorias y las miserias de este pa¨ªs. Jordi me gusta hasta cuando discrepo con ¨¦l porque creo que eso me enriquece. Aquel "follonero" pronto cogi¨® una c¨¢mara y empez¨® a dar que hablar. ?Era muy listo! Daba gusto verle correr detr¨¢s de los coches oficiales, viajar a rep¨²blicas bananeras o incomodar a los personajes que viven en el limbo as¨¦ptico del silencio oficial. Jordi met¨ªa el dedo en las llagas, siempre con una sonrisa de pillo y conociendo el tema como nadie. El ¨¦xito de Jordi deber¨ªa servir como ejemplo para entender lo que tantas veces decimos y muy pocas hacemos: a los buenos programas hay que darles tiempo.

Andreu Buenafuente es 'showman'.