La revoluci¨®n ¨¢rabe desde el exilio
Me encuentro con Sirin Adlbi solamente en debates que tratan sobre las revoluciones ¨¢rabes o en actos de protesta frente a las embajadas de estos pa¨ªses. Es una amiga virtual que pas¨® a ser real en la primera concentraci¨®n frente a la embajada egipcia en Madrid, pocos d¨ªas despu¨¦s del comienzo de la revuelta egipcia. Estaba all¨ª con su marido, el profesor y traductor marroqu¨ª Mourad, y su hijo de pocos a?os Youssef. En ese momento era un sue?o lejano que ocurriese en su pa¨ªs, Siria, lo que empezaba a suceder en Egipto. A pocos d¨ªas de mi vuelta de Egipto tras la ca¨ªda de Mubarak, empez¨® nuestro recorrido juntos para hablar de las revoluciones ¨¢rabes: Barcelona, Alicante, M¨¢laga, etc¨¦tera. Hace pausas en su discurso mirando a los ojos de los oyentes. Sus ojos brillan cuando habla sobre esta ola revolucionaria, brillan cuando habla de su especialidad y sobre su tesis que espera defender en pocos d¨ªas y que trata sobre el feminismo dentro del islam, un tema que el p¨²blico menciona a menudo debido al pa?uelo que ella misma lleva. Pero sus ojos brillaron mucho m¨¢s cuando comenz¨® la revoluci¨®n siria.
Sirin naci¨® en el exilio, en Granada, hija de padres exiliados desde finales de los setenta. Su vida se forma alrededor de ese hogar en el que no ha vivido. Eso es lo que yo imaginaba como la magia del exilio cuando ten¨ªa 20 a?os. Pero Sirin te ense?a otra cara de esa magia, la cara m¨¢s complicada y dura. Ser exiliado es poder luchar desde fuera, d¨ªa a d¨ªa, con fr¨ªo y con calor, pasando largas horas frente a la embajada de un r¨¦gimen que bombardea a su poblaci¨®n; o es viajar para participar en foros y debates, intentando que los hijos de su pueblo no sean como Youssef, el hijo de una exiliada.
Basel Ramsis es un cineasta egipcio afincado en Madrid. Particip¨® en las manifestaciones de Tahrir (El Cairo) que acabaron con el r¨¦gimen de Mubarak.
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