La Liga Norte se radicaliza en la oposici¨®n
El partido de Bossi acent¨²a su racismo y su secesionismo al dejar el Gobierno italiano
El l¨ªder parece cansado, encorvado sobre el micr¨®fono, la voz ronca se arrastra desde la boca entreabierta. Pero el discurso que pronuncia es dinamita: insultos contra Giorgio Napolitano, presidente de la Rep¨²blica; contra Mario Monti, primer ministro, y "su panda de profesores y banqueros improvisados como ministros"; contra Europa, "que quiere decidir d¨®nde poner nuestro dinero". El jueves pasado en Albino (B¨¦rgamo), Umberto Bossi enardeci¨® a los militantes de su Liga Norte, en el Gobierno hasta que dimiti¨® Silvio Berlusconi, y ahora en la oposici¨®n cuando todos los partidos sostienen al Ejecutivo de emergencia nacional. La ret¨®rica agria, populista y fiera ya no se preocupa de salvar una fachada de respeto institucional. Del ba¨²l salen temas identitarios como el racismo y el secesionismo.
El alcalde de B¨¦rgamo vet¨® abrir restaurantes ¨¦tnicos en el centro
Los seguidores llenan el deportivo de Albino. Aprueban con calor o bien, con un gesto un¨¢nime, amplifican los abucheos con las manos alrededor de la boca, se funden con el color verde, casi un uniforme de partido. Aferrado al atril, Bossi pide enviar un saludo a Napolitano. El p¨²blico irrumpe con una descarga de silbidos. Alguien le recuerda el origen del presidente, que, como declara su apellido, naci¨® en la ciudad del Vesubio: "No sab¨ªa que era un ter¨²n", exclama Bossi recorriendo al t¨¦rmino m¨¢s ofensivo para definir a alguien del sur. Carcajadas. M¨¢s aplausos. Se levanta un coro: "Monti, vete a tomar por el culo".
La vulgaridad y la propaganda m¨¢s torva no son solo expresiones folcl¨®ricas, proclamadas por un electorado que necesita volver a calentarse tras a?os de salvar los modales obligados por la alianza con Berlusconi. Desde los escenarios de los m¨ªtines, esas frases calan y se transforman en acci¨®n pol¨ªtica. Por ejemplo, los alcaldes de la Liga anunciaron que no van a cobrar el impuesto sobre la primera vivienda, reintroducido por Monti. No obstante, el tema de m¨¢s calado es la discriminaci¨®n. "En el norte, el racismo se expresa en las elecciones de la Administraci¨®n local. La seguridad social es hoy el verdadero terreno de guerra al inmigrante", considera Roberto Codazzi, que desde Cernusco, cerca de Mil¨¢n, enumera los actos xen¨®fobos en su blog razzismoitalia.
La semana pasada, la Liga present¨® tres proyectos de ley en Lombard¨ªa. Si resultan aprobados, complicar¨ªan el acceso a algunos servicios para los no italianos. "Ser¨¢n necesarios 15 a?os seguidos de residencia en la comunidad para obtener becas y disfrutar de guarder¨ªas y prestaciones sanitarias", explicaba al diario Il Fatto Quotidiano Fabrizio Cecchetti, primer firmante de la propuesta. "Para las viviendas de protecci¨®n oficial", a?ade el liguista, "vamos a introducir el techo m¨¢ximo del 5% de ciudadanos no comunitarios en las listas de espera".
Normas por el estilo no son nuevas en los bastiones verdes. El alcalde de B¨¦rgamo vet¨® la apertura de restaurantes ¨¦tnicos en el casco antiguo. En la misma provincia, en Alzano Lombardo, pueden acceder a las ayudas municipales para alquiler solo las parejas j¨®venes e italianas. En Adro (Brescia) el cheque-beb¨¦ se destina solo a familias de nativos.
Unos kil¨®metros m¨¢s al este, en la campi?a de Vicenza, sumergido entre vi?as, industrias metal¨²rgicas y niebla, surge el Parlamento del Norte. A principios de diciembre, los liguistas inauguraron all¨ª su Asamblea "para defender nuestra casa, la Padania, de los ataques de Bruselas y Roma", comenta su presidente, Roberto Calderoli, ministro de la Simplificaci¨®n Legislativa durante el Gobierno de Berlusconi. Poco importa que hasta hace un mes tres dirigentes estuvieran sentados en el Ejecutivo. Uno era incluso titular de Interior, Roberto Maroni. Poco importa que 60 diputados y 26 senadores sigan sentados en el Parlamento de la "Roma ladrona". Ahora la Liga de lucha y oposici¨®n ha borrado de golpe los ¨²ltimos 10 a?os. Hasta marca distancias con el aliado de tres Gobiernos.
La reconquista de la oposici¨®n, como un lavado de cara, es a la vez desahogo y c¨¢lculo pol¨ªtico. "Vamos a recuperar el voto de los descontentos. Transformaremos en ¨¦xito electoral el hartazgo social", declara convencido Alan Fabbri, un treinta?ero alcalde de Bondeno, provincia de Ferrara.
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