Escenario con Rajoy al fondo
Ha pasado ya m¨¢s de un mes del particular Pentecost¨¦s Popular, aquel 20 de noviembre en que una llama se apareci¨® sobre la cabeza del cuerpo electoral y no le concedi¨® el don de lenguas, pero s¨ª dio a Rajoy una mayor¨ªa m¨¢s que suficiente para acometer las acciones necesarias en materias tan dispares y de tanta importancia como la definitiva paz en Euskal Herria, la creaci¨®n de empleo o la reordenaci¨®n del sistema financiero, entre otras muchas cuestiones.
Toca ahora pensar qu¨¦ va a suponer el nuevo Gobierno de Espa?a en Euskal Herria. Me dir¨¢n: podr¨ªa haber hecho usted esta reflexi¨®n durante la campa?a electoral y a resultas de ella, incluso haber votado al PP. No creo, hubiera contestado, pero adem¨¢s lo hubiera tenido muy dif¨ªcil, porque no nos anunci¨® ni una sola de las medidas que iba a adoptar. Quiz¨¢ despu¨¦s del discurso de investidura era un buen momento, pero tampoco aclar¨® gran cosa. ?nicamente hizo referencia a la actualizaci¨®n de las pensiones por jubilaci¨®n. Investido presidente y tras dos Consejos de Ministros, tampoco nos ha dejado claro cu¨¢les van a ser las medidas concretas de actuaci¨®n, solo el "inicio del inicio".
Vamos a tener tantos marcos propios como empresas o, si me apuran, como trabajadores
Podemos ver nuestros servicios sociales y p¨²blicos recortados por imposici¨®n de las Cortes
Ante el silencio del Gobierno, s¨®lo nos queda acudir a los indicios e interpretaciones que pueden extraerse de los nombres que componen el Consejo. As¨ª, por ejemplo, de la personalidad y declaraciones de Luis de Guindos, ministro de Econom¨ªa y Competitividad, as¨ª como de la alegr¨ªa que desprende Arturo Fern¨¢ndez, vicepresidente de la CEOE, entiendo que su esfuerzo va dirigido a la salida de la crisis a trav¨¦s de fortalecer la competitividad y productividad de las empresas. Existen diversas v¨ªas para conseguir este objetivo; a corto plazo, el m¨¢s r¨¢pido es reducir los costes sociales. C¨®mo se consigue: desregularizando el mercado laboral, haciendo primar el convenio de empresa sobre otros de ¨¢mbito territorial o sectorial mayor, o incluso el contrato sobre el convenio, privando de fuerza a los sindicatos. ?Es el mejor camino? Probablemente no, por cortoplacista y por sus efectos perniciosos en la demanda agregada interna, dejando de lado que ¨¦ticamente supone hacer recaer el coste de la crisis sobre quien no la ha causado y sobre quien se halla en una situaci¨®n peor para soportar la crisis.
En particular, entre nosotros, ?tendr¨¢ alg¨²n efecto especial? La vieja aspiraci¨®n del marco propio de relaciones laborales va a perder su sentido. Vamos a tener tantos marcos propios como empresas o, si me apuran, como trabajadores. Mejor dicho, la reclamaci¨®n de un marco normativo laboral va adquirir una mayor transcendencia.
El ajuste fiscal, o dicho en t¨¦rminos m¨¢s reales y comprensibles, el recorte del gasto social, rondar¨¢ los treinta y seis mil millones de euros, contados los dos puntos adicionales de d¨¦ficit. Es posible que el recorte deba ser contemplado tambi¨¦n por las comunidades aut¨®nomas y ser asumido por estas. La designaci¨®n de una mujer como Ana Mato nos da pistas. Ha defendido la reformulaci¨®n de los servicios p¨²blicos como servicios universales. Este es un concepto que caracteriza a los servicios simplemente desde la posibilidad de acceder a los mismos a un precio razonable y encierra en s¨ª mismo toda la justificaci¨®n de la privatizaci¨®n de cuestiones tan sensibles como la sanidad, la educaci¨®n o el agua.
Ha insistido tambi¨¦n la ministra en dos principios que, en principio, pueden aparecer como l¨®gicos e inocuos, pero que se prestan a interpretaciones no tan inocuas, no tan neutrales. Estos principios, la unidad de mercado y la igualdad de todos los ciudadanos, pueden llegar a justificar la homogeneizaci¨®n de las pol¨ªticas sociales, el establecimiento de una cartera com¨²n de servicios e incluso la homologaci¨®n de modos de gesti¨®n. El art¨ªculo 150.3 de la Constituci¨®n Espa?ola posibilita las leyes de armonizaci¨®n, incluso en materias de competencia exclusiva de las comunidades aut¨®nomas. De esta manera podemos ver c¨®mo nuestros servicios sociales y p¨²blicos dejan de serlo y son recortados por imposici¨®n de las Cortes Generales.
El tercer aspecto al que quiero referirme es la cuesti¨®n de la paz definitiva, la reconciliaci¨®n y la convivencia en Euskal Herria, y los responsables de esta cuesti¨®n, sin negar que la responsabilidad y la direcci¨®n ¨²ltima recaer¨¢n en una sola persona, el presidente del Gobierno. De un lado, en el Ministerio de Justicia, hallamos un perfil dialogante, el del ministro Ruiz-Gallard¨®n y especialmente nos encontramos a un fiscal general, Torres-Dulce, que ha sido y es adalid de la independencia del ministerio fiscal respecto del Gobierno y de su pol¨ªtica antiterrorista. Sin embargo, en el otro ministerio concernido, el de Interior, su titular es un hombre apegado al sector m¨¢s derechista de Partido Popular. Fern¨¢ndez D¨ªaz es un hombre con apetencias de nobleza, para lo que no duda en militar en organizaciones como la Orden Constantiniana de San Jorge, actitud que puede ser cualquier cosa menos moderna y abierta. El ministro ha nombrado jefe de la polic¨ªa al m¨¢s reputado faisan¨®logo y tertuliano de Intereconom¨ªa, se?or Cosid¨®. S¨®lo el tiempo nos dir¨¢ cu¨¢l es la posici¨®n del Partido Popular vasco en la toma de decisiones y cu¨¢l es el prop¨®sito ¨²ltimo del se?or Rajoy en cuanto a la normalizaci¨®n.
Esta impredecibilidad de aquel que ha vendido la predecibilidad como su gran argumento nos puede hacer pensar que esta legislatura puede ser muy trascendente en las futuras relaciones entre Espa?a y Euskal Herria si la divergencia entre la sociedad vasca y el Gobierno de Madrid es profunda y muy interiorizada por los ciudadanos.
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