Mucho traj¨ªn para poco cambio

Dos a?os y ocho meses despu¨¦s de alcanzar el poder, Feij¨®o ha tenido que afrontar su primer cambio de Gobierno. Y no ha sido, como ¨¦l mismo se apresur¨® a resaltar, por un intento de recuperar imagen ante el electorado sino por una causa externa, el reclutamiento desde Madrid de cuadros administrativos de la periferia para completar el Gobierno de Rajoy. De los cuatro conselleiros que se van, la mayor p¨¦rdida para Feij¨®o ser¨¢ la de Marta Fern¨¢ndez Curr¨¢s en Facenda, la experta cuadradora de cuentas que se hab¨ªa convertido en la mujer de confianza del presidente. Quedan por ver los da?os que causar¨¢ la baja de Roberto Varela, si es que a este Gobierno le importan de verdad las relaciones con el mundo de la cultura, en el que el reci¨¦n salido conselleiro hab¨ªa logrado aminorar a base de buen rollo personal el brutal impacto de la tijera presupuestaria.

Al aterrizar en la Xunta, Feij¨®o form¨® un Ejecutivo de muy limitado perfil pol¨ªtico en el que eran mayor¨ªa los t¨¦cnicos que hab¨ªan hecho carrera en el segundo escalaf¨®n administrativo. Ahora algunos vuelven a ese destino, aunque dando un paso adelante hacia Madrid. Y en casa continuar¨¢ imperando la misma t¨®nica: en las dos conseller¨ªas que siguen como tales ha corrido el escalaf¨®n para poner al frente a mujeres de tan amplio recorrido en la Administraci¨®n como nulo en la pol¨ªtica. Resulta significativo que, por segunda vez, una inteventora general acabe de conselleira, ahora Elena Mu?oz como antes hab¨ªa sucedido con Fern¨¢ndez Curr¨¢s. Lo suyo es la contabilidad y no meterse mucho en pol¨ªtica, tarea que queda en manos de Feij¨®o y de Rueda, a quien la crisis de los ¨²ltimos d¨ªas ha mostrado m¨¢s que nunca en su papel de vicepresidente de facto.

No hay, por tanto, fichajes nuevos. En los otros casos, todo se limita a unir dos conseller¨ªas y a desgajar Turismo para ese caj¨®n de sastre que suele ser en todos los gobiernos el ¨¢rea que depende en exclusiva del presidente. En apariencia, ha habido un gran traj¨ªn. En la pr¨¢ctica, ha imperado la continuidad. Tanto que se ha salvado uno de los conselleiros que llevaba semanas en boca de todos, el titular de Industria, Javier Guerra, que resiste a los interminables desaguisados del Igape.

La remodelaci¨®n era una buena oportunidad para escrutar las intenciones de Feij¨®o respecto a la convocatoria de las pr¨®ximas elecciones. Si estuviera pensando en agotar el mandato y seguir otros 14 meses, lo l¨®gico era esperar una renovaci¨®n m¨¢s a fondo. El modo en que se ha resuelto la crisis abona la tesis m¨¢s extendida en medios pol¨ªticos, del PP y de la oposici¨®n, que sit¨²an en el pr¨®ximo oto?o la fecha probable para las auton¨®micas.

La principal novedad es la reducci¨®n del n¨²mero de conseller¨ªas, y ah¨ª surge una duda: ?lo hab¨ªa pensado as¨ª Feij¨®o desde el principio o se dej¨® influir por la intensa campa?a medi¨¢tica de los ¨²ltimos d¨ªas? Lo cierto es que en su comparecencia de ayer repiti¨® al pie de la letra algunos de los argumentos que le han ido suministrando en la prensa desde la pasada semana. Ni son muy originales ni pasan de la simple pirotecnia. Reducir el Gobierno supone apenas el ahorro de unas pocas decenas de miles de euros al a?o, una ¨ªnfima gota en el diluvio de recortes para seguir poniendo ofrendas a la diosa Austeridad.