Murdoch en Twitter
Someterse al escrutinio p¨²blico en una red tan social y democr¨¢tica como Twitter es una aventura arriesgada que, a sus 80 a?os, est¨¢ sufriendo en carne propia el magnate de los medios de comunicaci¨®n Rupert Murdoch. Tras un a?o dificultoso por las presuntas escuchas ilegales de alguno de sus rotativos -News of the World fundamentalmente-, el empresario australiano quiso cerrar el ejercicio debutando en esta red social el mismo 31 de diciembre con algunos comentarios que han levantado una aut¨¦ntica polvareda. Algunos, por no respetar las reglas de la gram¨¢tica y la ortograf¨ªa; otros, por resultar insultantes -ha asegurado que los brit¨¢nicos disfrutan de demasiadas vacaciones-; todos ellos por salir de la pluma (en sentido figurado) del mism¨ªsimo due?o de The Sun, The Times o Sky, salvo que el propio Murdoch termine saliendo a la escena p¨²blica para asegurar que no est¨¢ detr¨¢s de esa cuenta que lleva su nombre y su foto; una falsificaci¨®n relativamente habitual en estas redes y de la que ya ha sido v¨ªctima su esposa, Wendi Deng Murdoch.
Por el momento, eso no ha ocurrido y Murdoch se muestra muy activo en la red: en solo cuatro d¨ªas, una treintena de tuits. Los seguidores se cuentan por decenas de miles (ya m¨¢s de 100.000) y el nivel de repercusi¨®n de sus comentarios, as¨ª como de las cr¨ªticas, se suceden en la misma proporci¨®n. Muchos famosos y marcas usan estas redes para publicitarse. De momento, el ¨²nico beneficio que le puede reportar a Murdoch el experimento es el de cambiar su imagen de empresario distante de las innovaciones tecnol¨®gicas y demostrar su capacidad para encajar cr¨ªticas que seguramente no le llegan de sus miles de empleados.
Estar preparado para participar en las redes sociales no es f¨¢cil ni siquiera para personajes an¨®nimos que se empe?an en hacer valer su libertad de expresi¨®n sin tener en cuenta da?os colaterales. Muchas empresas se han visto obligadas ya a elaborar c¨®digos de conducta para que sus empleados tengan en cuenta la responsabilidad que asumen difundiendo sus opiniones. Los primeros traspi¨¦s de Murdoch son una broma al lado de lo que muchos inconscientes son capaces de publicar en la red.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.