Un viento helado
Hay como un viento helado que sopla sobre Europa, pero del que no se sabe muy bien si viene del Norte, del Este, del Oeste... Se abate sobre un antiislamismo latente cuyas ra¨ªces se confunden a menudo con determinadas pol¨ªticas, m¨¢s o menos proteccionistas o torpemente racistas.
Despu¨¦s del atentado de Oslo se escribi¨® mucho tratando de minimizar las motivaciones del crimen en el que perdieron la vida 68 j¨®venes del partido laborista noruego. "No se trata de inmigraci¨®n... No se trata en realidad de ideolog¨ªa o de religi¨®n. Se trata de este individuo...", dice el alcalde de Londres. "La tragedia noruega no es nada m¨¢s que eso, una tragedia... Un hombre tan perturbado es algo tan excepcional que solo tiene inter¨¦s para la criminolog¨ªa y la neurolog¨ªa, pero no para la pol¨ªtica", escribe un periodista del diario The Guardian.
Son racistas, s¨ª, pero el verdadero blanco de la nueva extrema derecha son las ¨¦lites europeas
La enfermedad es la misma, solo cambia el chivo expiatorio
Pero investigadores, periodistas y soci¨®logos han ido m¨¢s lejos en la b¨²squeda de las ra¨ªces profundas de ese crimen aberrante que pretend¨ªa masacrar a j¨®venes "socialistas" noruegos en nombre de la antiinmigraci¨®n y del antiislam, agitando el fantasma de una Europa que estar¨ªa en v¨ªas de perder su identidad. La cosa parec¨ªa tan parad¨®jica que uno podr¨ªa preguntarse cu¨¢l de las dos categor¨ªas, islam y socialismo, era su objetivo. Para sembrar un poco m¨¢s de confusi¨®n, se ha subrayado el hecho de que Breivik es prosionista, luego no precisamente antisemita, lo que har¨ªa de ¨¦l un individuo muy alejado del nazismo. Sin embargo, tanto el odio de Breivik contra el multiculturalismo como su nacionalismo exacerbado los encontramos de id¨¦ntica manera en todas las publicaciones neonazis actuales. Basta con sustituir el viejo antisemitismo por antiislamismo para tejer los nuevos ropajes de la nueva extrema derecha europea.
De hecho la extrema derecha europea sigue obsesionada con el racismo m¨¢s puro. La enfermedad es la misma, tan solo ha cambiado el chivo expiatorio. Todo es leg¨ªtimo con tal de proteger a los pueblos de la contaminaci¨®n extranjera, y los culpables, o simplemente c¨®mplices, de la invasi¨®n de Europa por el islam deben ser eliminados. Breivik llega incluso a hacer una estimaci¨®n del n¨²mero de "traidores" en cada pa¨ªs, a saber, 1.010 por cada mill¨®n de habitantes. Para salvar a Europa, por tanto, ser¨ªa preciso ejecutar a un escaso medio mill¨®n de personas. Una cantidad de la que formaban parte los j¨®venes laboristas noruegos.
Sin entrar en ese delirio, conviene en cualquier caso examinar los programas de los partidos europeos de derecha y de extrema derecha. En Noruega la comunidad isl¨¢mica constituye solo el 1,6% de la poblaci¨®n y, sin embargo, el Partido del Progreso hizo de la campa?a contra "la islamizaci¨®n galopante" un aspecto central de su programa. En Dinamarca se propagan prejuicios antiislamistas de parecido corte por el Partido del Pueblo y el Gobierno liberal-conservador ha aprobado severas leyes
contra la inmigraci¨®n. Tanto el Partido de los Dem¨®cratas de Suecia, cuyo eslogan es Mantengamos una Suecia sueca, como el Partido de los Verdaderos Finlandeses accedieron recientemente a sus respectivos parlamentos, este ¨²ltimo con cerca del 20% de los votos.
Tanto el programa del Partido de la Libertad (PVV) holand¨¦s de Geert Wilders como el de la Liga Norte en Italia est¨¢n trufados de declaraciones antiislamistas, y varios miembros de primera fila de la Liga han llegado a defender a Breivik. En Francia, las campa?as en favor de la identidad francesa puestas en marcha por el Gobierno, as¨ª como las medidas de control de la inmigraci¨®n y de devoluci¨®n de inmigrantes sin papeles, han propagado un clima m¨¢s que malsano.
En Gran Breta?a, el Spectator introduce el t¨¦rmino "Eurabia". Para el editorialista Boris Johnson "el islam es el problema"..., puesto que es "la m¨¢s brutalmente sectaria de todas las religiones". En Alemania es en Die Welt, el peri¨®dico m¨¢s le¨ªdo, y en Der Spiegel donde se expresa Henryk Broder -el cual es citado en varias ocasiones por Breivik en su manifiesto-, mientras Thilo Sarrazin, antiguo pol¨ªtico socialista, publica el libro contra la inmigraci¨®n Alemania se suprime a s¨ª misma.
En Estados Unidos, el National Socialist Movement (NSM 88, siendo cada ocho la octava letra del alfabeto, HH = Heil Hitler) en el que "tan solo son aceptados los no-jud¨ªos heterosexuales de descendencia europea" -lo cual no deja de dotar de originalidad a la extrema derecha norteamericana-, presentar¨¢ un candidato a la investidura republicana para la elecci¨®n presidencial de 2012. Se moviliza contra "un Gobierno federal que esclaviza a su pueblo y pisotea sus valores fundacionales en nombre del multiculturalismo" y habla de su "raza", que est¨¢ en v¨ªas de desaparici¨®n. "Por segundo a?o consecutivo, la extrema derecha explota, motivada por los cambios demogr¨¢ficos y la frustraci¨®n ante la manera con la que el Gobierno gestiona la crisis econ¨®mica" estimaba el Southern Poverty Law Center (SPLC).
Con la intenci¨®n de ir m¨¢s all¨¢ en la investigaci¨®n de las ra¨ªces de este extremismo nacionalista y racista, algunos se han sumergido en el an¨¢lisis de las 1.500 p¨¢ginas del manifiesto de Breivik. Stefan Steinberg, del World Socialist Web Site, subraya sus profundas afinidades con la ideolog¨ªa fascista: "su odio contra la clase obrera organizada y el socialismo, expresado en sus abundantes peroratas contra la izquierda y el marxismo cultural, constituye el capital de ideas de todos los fascismos". Laurent Chambon, cofundador de Minorit¨¦s, abunda en ese sentido: "Generalmente se piensa que la nueva extrema derecha europea tiene un problema con el islam... Pero se trata de un error de an¨¢lisis. Reducir su proyecto pol¨ªtico al odio hacia el islam nos impide comprender la naturaleza real de su proyecto pol¨ªtico com¨²n. Cuando uno mira m¨¢s all¨¢ de sus obsesiones... se da uno cuenta de que el verdadero blanco -literalmente- de la nueva extrema derecha son las ¨¦lites europeas".
Ya que ?qui¨¦nes ser¨ªan los responsables del marasmo econ¨®mico en el que est¨¢n inmersos todos los pa¨ªses occidentales; del desigual reparto de las rentas; de la privatizaci¨®n de los beneficios y de la nacionalizaci¨®n de las p¨¦rdidas; de la corrupci¨®n -plaga de la mayor¨ªa de las democracias europeas- ; del laxismo y de la "decadencia" de las costumbres occidentales; del feminismo corruptor de las costumbres y causante del abandono de nuestros hijos; de la estructura pol¨ªtica anquilosada de los Estados; de la crisis de identidad, consecuencia directa de la islamizaci¨®n de Europa; de la desaparici¨®n del tejido social e incluso de la crisis ecol¨®gica, sino las ¨¦lites intelectuales occidentales m¨¢s o menos contaminadas por un viejo ideal de izquierda? Si hoy en d¨ªa Occidente est¨¢ en crisis tiene que haber un responsable, un culpable. Para Eildert Mulder, del peri¨®dico progresista cristiano holand¨¦s Trouw, citado por Laurent Chambon, el "delirio" sanguinario de Utoya no es sino la puesta en funcionamiento de un fantasma colectivo que existe desde hace tiempo en el seno de la extrema derecha europea para la que la responsabilidad de las ¨¦lites de izquierda en la "decadencia" occidental solamente puede resolverse mediante su eliminaci¨®n.
Nicole Muchnik es periodista y escritora. Traducci¨®n de Juan Ram¨®n Azaola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.