Por econom¨ªa procesal
Confieso que soy una enamorada del lenguaje, de las met¨¢foras e incluso de los neologismos cuando resultan expresivos. Me apasiona el uso del lenguaje que impone cada tiempo, cada sociedad e incluso cada Gobierno.
Por ejemplo, Felipe Gonz¨¢lez fue un magn¨ªfico gobernante en t¨¦rminos ling¨¹¨ªsticos. Aunque en mi opini¨®n fue un tanto trilero en los contenidos pol¨ªticos, sin embargo, fue un fant¨¢stico gestor de la lengua. A ¨¦l le debemos el rescate y el prestigio del uso del andaluz en los medios de comunicaci¨®n y en las instituciones. Adem¨¢s, se transform¨® en un libro andante de pedagog¨ªa que igual explicaba complejas ecuaciones matem¨¢ticas que sencillos procesos sociales. Su palabra talism¨¢n fue "obsoleto", un t¨¦rmino que rescat¨® del ba¨²l de los recuerdos y que opon¨ªa con gracia a su hallazgo de la modernidad, el altar ante el que ofreci¨® todos sus a?os de gobierno. Incluso en su despedida acu?¨® un ox¨ªmoron que ha quedado como un cl¨¢sico: "la dulce derrota" que, aunque consol¨® a sus fieles en aquella noche electoral, los lanz¨® al desierto durante a?os. Eso s¨ª, con mucho arte.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar fue menos creativo en el uso del lenguaje, m¨¢s parco en palabras y nada creativo en sus alocuciones. Bien, mal, v¨¢yase y poco m¨¢s. Era, sin embargo, tan influenciable en cuanto al uso de la lengua que le bastaron unas horas en compa?¨ªa de George Bush para adoptar el acento sure?o de la criada de Escarlata O'Hara.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero adopt¨® un conjunto de palabras que la derecha pol¨ªtica bautiz¨® con el t¨¦rmino de "buenismo": talante, alianza de civilizaciones, Espa?a plural. Esta triada fue demonizada por el TDT party y convertida en chanza continuada en sus tertulias.
El gobierno de Mariano Rajoy es prometedor en t¨¦rminos ling¨¹¨ªsticos. "Eso es una insidia" se convirti¨® en trending topic en las redes. Han bautizado la recesi¨®n como "congelaci¨®n" y los recortes como "ajustes". Ahora han acu?ado el t¨¦rmino "econom¨ªa procesal", que no es ninguna nueva asignatura de derecho o de econ¨®micas, sino una forma fina de decir "no me da la gana". ?Por qu¨¦ no va Rajoy al Parlamento a explicar sus recortes? Por econom¨ªa procesal (porque no le da la gana), ?por qu¨¦ no comparece ante los medios de comunicaci¨®n? Por los mismos motivos. Falt¨® preguntarle a Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa si los ciudadanos de a pie tenemos derecho a dar estas respuestas o se trata solo de un privilegio presidencial porque, la verdad, me gustar¨ªa ampliar las vacaciones "por econom¨ªa procesal".
El silencio procesal de Rajoy est¨¢ dando un infinito trabajo a su candidato andaluz, Javier Arenas, que no tiene otra opci¨®n que volverse interpretador de recortes, suavizador de venenos y disimulador de entuertos. Esta situaci¨®n pol¨ªtica le ha obligado a abandonar la oposici¨®n encarnecida y a poner en su boca la palabra pactos. El l¨ªder andaluz del PP no da abasto para proponer acuerdos y cataplasmas a la sociedad. Un d¨ªa s¨ª y el otro tambi¨¦n tiene que desmentir que se vaya a recortar dinero o servicios. Si ¨¦l gobierna propiciar¨¢ un gran acuerdo para que no haya recortes en la ense?anza p¨²blica. Si ¨¦l consigue mayor¨ªa absoluta bajar¨¢ los impuestos aunque en el Estado se hayan subido. Si llega al poder propiciar¨¢ un gran acuerdo que consiste, b¨¢sicamente, en no aplicar las pol¨ªticas de Rajoy en Andaluc¨ªa. De esta forma, los andaluces tendremos la suerte de contar con un PP especial que no recortar¨¢ la ley de Dependencia, ni castigar¨¢ a los funcionarios, ni se confrontar¨¢ con la ense?anza p¨²blica, ni subir¨¢ los impuestos, ni reducir¨¢ el Presupuesto de la Junta. Qu¨¦ va. Esto va a ser un gobierno del PP sin tener las molestias de las pol¨ªticas del PP.
Mientras tanto, Javier Arenas cada jueves mira al cielo e interpreta los augurios. Eleva su plegaria para que ese Consejo de Ministros no le lance un nuevo ob¨²s a la l¨ªnea de flotaci¨®n de su discurso. O, al menos, que Rajoy le permita, por econom¨ªa electoral, ser la rep¨²blica independiente de Andaluc¨ªa por unos meses.
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