Conductores suicidas
Si el aeropuerto de Castell¨®n es una met¨¢fora de hasta d¨®nde nos ha llevado la estupidez pol¨ªtica unida a la ambici¨®n y la codicia empresarial m¨¢s el papanatismo provinciano, la estatua de Carlos Fabra que preside el acceso principal a esta instalaci¨®n es el monumento que mejor refleja la borrachera de excesos p¨²blicos y el despilfarro que ha caracterizado la gesti¨®n del PP en la Comunidad Valenciana. 300.000 euros gastados a mayor honra y gloria de un cacique provincial cuyos delirios de grandeza pagaremos entre todos, mientras la justicia le investiga por un enriquecimiento presuntamente il¨ªcito. El aeropuerto sin aviones no es la ¨²nica obra que simboliza el pasado reciente. En Valencia, las inconclusas obras del nuevo Mestalla reflejan el final de la cultura del pelotazo. El estallido de la burbuja inmobiliaria se llev¨® por delante todos los desvar¨ªos de unos gestores pol¨ªticos que hincharon sus pechos como pavos reales ante la bobalicona mirada de una sociedad que estaba convencida de que los perros se ataban con longanizas.
El Consell prev¨¦ una ca¨ªda de ingresos en 2012 del 0,9%. El dato en s¨ª es una tomadura de pelo
De nada sirvieron las advertencias de quienes observaban la realidad desde un cierto distanciamiento y una profunda preocupaci¨®n por el camino en que avanzaban, cual conductores suicidas, los responsables p¨²blicos de la Comunidad Valenciana. Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo se?al¨® hace ya varios a?os que "las deudas de hoy son los impuestos del ma?ana". ?tem m¨¢s, el flamante ministro de Asuntos Exteriores recomend¨®, en un art¨ªculo publicado en la prensa local, paciencia y prudencia en la redacci¨®n del Estatut d'Autonomia, especialmente en lo referente al apartado de financiaci¨®n auton¨®mica. Margallo era partidario de esperar a que Catalu?a se pronunciara para luego seguir su estela, como se hizo en Andaluc¨ªa. Nadie de su partido le hizo caso. De m¨¢s est¨¢ decir que menos a¨²n a quienes desde fuera del PP opinaron de forma similar.
Y qu¨¦ es lo que se ha conseguido: Ser la autonom¨ªa con mayor endeudamiento de toda Espa?a en relaci¨®n al PIB, estar en el pelot¨®n de cabeza por lo que a destrucci¨®n de empleo se refiere, m¨¢s empobrecimiento social y p¨¦rdida del sector financiero valenciano. Y, claro est¨¢, convertir las deudas en impuestos, como no pod¨ªa ser de otra manera. Durante a?os, la Generalitat de Francisco Camps presumi¨® de bajar impuestos y de aumentar las prestaciones sociales. Lo primero deb¨ªa servir para crear empleo. No fue verdad. Lo segundo, para corregir los desequilibrios entre los ciudadanos. Igualmente falso.
Hace apenas un mes, el sustituto de Camps en la presidencia de la Generalitat aprob¨® un presupuesto absolutamente quim¨¦rico como se acaba de comprobar con el tijeretazo de A?o Nuevo; pero antes de que se tomaran estas decisiones ya se sab¨ªa que era inviable. El Consell present¨® unas cuentas en las que se contemplaba -y se contempla- una ca¨ªda de los ingresos en 2012 del 0.9%. El dato en si es una pura tomadura de pelo. Pero eso no detuvo a los responsables del ¨¢rea de Hacienda auton¨®mica que llevan a?os burl¨¢ndose de los valencianos, presentado unos ilusorios presupuestos con m¨¢s trampas que una caja china. Pero por extra?o y sorprendente que parezca uno de los m¨¢ximos responsables de haber hundido la administraci¨®n auton¨®mica sigue en su puesto como si la cosa no fuera con ¨¦l, pese a que lleva 16 a?os, 16, fabricando las cuentas p¨²blicas. Me refiero a Jos¨¦ Manuel Vela, hoy consejero de Hacienda, y en a?os anteriores autoridad m¨¢xima de la cosa presupuestaria. La ¨²nica raz¨®n que encuentro para que Alberto Fabra no le haya destituido es que el presidente quiera hacerle pasar la verg¨¹enza p¨²blica de ver c¨®mo la mayor parte de su obra ha sido un puro disparate, bien por llevarla ¨¦l mismo a cabo, bien por consentirla.
El pasado jueves, el vicepresidente Jos¨¦ Ciscar anunci¨® una serie de medidas, la mayor¨ªa de ellas muy pol¨¦micas porque cargan el peso de los recortes entre los funcionarios, singularmente entre los trabajadores de la sanidad p¨²blica. Otras, sin embargo, son tan sensatas que cabe preguntarse por qu¨¦ no las adoptaron hace a?os. Qu¨¦ imped¨ªa al Consell reconvertir el sector p¨²blico, poner en marcha una central de compras para ahorrar en el gasto farmac¨¦utico hospitalario, mejorar el control del absentismo laboral o vincular las subvenciones a la patronal y a los sindicatos a los resultados de la lucha contra el d¨¦ficit. La respuesta es: Nada. Nada se lo imped¨ªa, pero nada hicieron para evitar el despilfarro, el absentismo o la lucha contra el fraude.
Tampoco cabe llamarse a enga?o. Las medidas adoptadas son insuficientes. Las empresas p¨²blicas cuestan m¨¢s de 3.000 millones y la reconversi¨®n del sector anunciada apenas supone un ahorro de 120. Habr¨¢ que hacer m¨¢s recortes y ser¨¢n muy dolorosos. La Comunidad Valenciana est¨¢ en quiebra y nada garantiza que se pueda pagar la n¨®mina de enero, toda vez que los recortes no empezar¨¢n a ser eficaces hasta dentro de unos meses. El precio a pagar por c¨®mo han gestionado la cosa p¨²blica estos conductores suicidas que nos han gobernado va a ser muy alto.
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