La momia tiene c¨¢ncer
An¨¢lisis hechos en el cuerpo de un hombre que vivi¨® hace 2.300 a?os diagnostican el m¨¢s antiguo caso de c¨¢ncer conocido
Hace unos meses, un par de especialistas del Museo Arqueol¨®gico Nacional de Lisboa aparecieron en el m¨¢s moderno centro de an¨¢lisis m¨¦dicos de la ciudad con un peque?o caim¨¢n egipcio momificado bajo el brazo para hacerle un tac (una tomograf¨ªa axial computerizada). Uno de los pacientes que aguardaban turno, al ver a los reci¨¦n llegados, pens¨® que el cocodrilo (largo, negro, feo, r¨ªgido, del tama?o de un bast¨®n) estaba vivo, y, m¨¢s asustado que asombrado, pidi¨®, con cara de infinita paciencia ante los extravagantes y con algo de fatalismo portugu¨¦s:
-Oiga, tenga cuidado con eso, no vaya a morder a la gente, ?vale?
La historia la cuenta Lu¨ªs Raposo, director del museo, uno de los que acudieron aquella ma?ana con el reptil. "A los faraones les gustaba enterrarse con sus macotes", explica.
El egipcio momificado fue adquirido en el siglo XVIII por un arist¨®crata devorado por la egiptoman¨ªa
Raposo dice eso delante de la momia de la que todo el mundo habla en Lisboa. El hombre que habit¨® el cuerpo naci¨® hace 2.300 a?os. No se conoce ni su nombre, ni su trabajo, ni su rango, ni su ciudad, ni por qu¨¦ fue momificado en el Egipto de la ¨¦poca. Pero ahora, gracias a una investigaci¨®n que conjuga los m¨¢s refinados m¨¦todos cient¨ªficos con un punto algo surrealista -y que comenz¨® con el an¨¢lisis del cocodrilo-, se sabe algo m¨¢s: el egipcio en cuesti¨®n, que lleg¨® a los 60 a?os, padec¨ªa un c¨¢ncer galopante y doloroso de pr¨®stata. Tambi¨¦n ha pasado el examen m¨¦dico parecido su compa?ero de museo y de sala, otra momia egipcia, habitada por el cuerpo de un var¨®n que respond¨ªa en su tiempo al nombre de Pabasa y que pas¨® sus d¨ªas de tipo vivo trabajando de sacerdote en el Templo de la Fertilidad, vistiendo al dios Min en las ofrendas. Todo esto se conoce gracias a las inscripciones que adornan el sarc¨®fago en el que fue encerrado Pabasa hace m¨¢s de 2.800 a?os. Los especialistas le han descubierto, adem¨¢s, un esguince profundo en el pie derecho. As¨ª, una de las momias del Museo Arqueol¨®gico Nacional de Lisboa que carece de sarc¨®fago y, por tanto, de datos biogr¨¢ficos y de nombre, est¨¢ enferma, por as¨ª decir, de c¨¢ncer; y la otra, llamada Pabasa, es coja. ?Seguro?
"Seguro", responde con un sonrisa Raposo, orgulloso del descubrimiento: "Es el c¨¢ncer diagnosticado m¨¢s antiguo del mundo. Existe un precedente: un pr¨ªncipe siberiano de m¨¢s de 2.700 a?os. Pero ah¨ª solo hay huesos muy deteriorados, no hay an¨¢lisis, ni im¨¢genes, y se precisar¨ªa un estudio de ADN para certificarlo. Por tanto, el nuestro es el primero cierto e indudable".
Todo comenz¨® hace un par de a?os, cuando un equipo internacional compuesto, adem¨¢s de por Raposo, por tres radi¨®logos, dos egipt¨®logos y un bioegipt¨®logo de varias universidades decidi¨® analizar, utilizando los m¨¢s modernos aparatos m¨¦dicos, el contenido de las momias del museo. El plan se denomin¨® Lisbon Mummy Proyect. Para ello contaron con la colaboraci¨®n de Im¨¢genes M¨¦dicas Integradas (IMI), la m¨¢s moderna cl¨ªnica de an¨¢lisis de Lisboa, y de la empresa Siemens, que contribuy¨® con la tecnolog¨ªa necesaria para llevar a cabo los esc¨¢neres m¨¢s adelantados del momento.
Probaron primero con el cocodrilo y dos halcones momificados. Los resultados -visibilidad, contraste, datos explotables...- fueron buenos. As¨ª, un domingo de agosto en el que la cl¨ªnica cerraba -a fin de no montar m¨¢s espect¨¢culo del necesario con las momias-, un cami¨®n especialmente preparado se present¨® en el museo dispuesto a trasladarlas.
Raposo especifica algo importante, al tratarse de la investigaci¨®n m¨¦dica de una momia en un pa¨ªs ahogado por el d¨¦ficit y atragantado con los recortes en la sanidad p¨²blica de los vivos: "Esto no ha costado ni un euro al contribuyente. Que quede claro. Todos los participantes -incluidas las empresas- lo han hecho de forma voluntaria".
Hay una foto que da fe de la escena: tumbada boca arriba en la camilla de la cl¨ªnica, debajo del modern¨ªsimo y blanco aparato del tac, la momia parece la protagonista de una pel¨ªcula a medio camino entre Stanley Kubrick y Fernando Esteso.
El egipcio momificado con c¨¢ncer de pr¨®stata -denominado en el proyecto M1- fue adquirido en alg¨²n momento del siglo XVIII por Pedro de Noronha, marqu¨¦s de Angeja, un arist¨®crata devorado por la fiebre egipcia que invad¨ªa las cortes de media Europa por entonces. Estaba decidido a colocarla en su palacio de Belem, en un lugar destacado, concretamente en el arranque de la escalinata principal. Pero la familia del marqu¨¦s no coincid¨ªa con este en cuanto a gustos decorativos. Al final, M1 acab¨® en un desv¨¢n, donde languideci¨® m¨¢s de un siglo hasta que fue donada al Museo Nacional de Arqueolog¨ªa.
Tras el esc¨¢ner, en el que se aplic¨® una radiaci¨®n mortal para cualquiera que no hubiera muerto ya hace 2.300 a?os, los especialistas se volcaron sobre la documentaci¨®n resultante. "El tac trocea virtualmente el cuerpo, creando l¨¢minas de un grosor de mil¨ªmetros que luego se recolocan en el ordenador, animando la imagen. Gracias a esta t¨¦cnica somos capaces hasta de despojarle de las vendas, todo esto virtualmente, claro". Raposo tambi¨¦n especifica que ninguna de las momias ha sufrido da?o. "Esta t¨¦cnica no es invasiva", aclara.
"Siempre se asocia el c¨¢ncer a la modernidad. Al estr¨¦s, a la alimentaci¨®n de ahora, a la longevidad de nuestro tiempo. En una palabra, a nuestro tiempo. Esto lo pone un poco en cuesti¨®n", razona el director del museo lisboeta. -
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