La ciencia ni se compra ni se vende

Del paquete de medidas aprobado en el ¨²ltimo Consejo de Ministros, el recorte de 600 millones de euros en I+D+i parece la ¨²ltima agresi¨®n a una demacrada cultura cient¨ªfica espa?ola. El argumento para el ajuste, sencillo: las investigaciones en curso no tendr¨¢n todav¨ªa inter¨¦s comercial en las pr¨®ximas legislaturas.

Pero es este discurso cortoplacista, empaquetado de cuatro en cuatro a?os, el que lastra a Espa?a; pol¨ªticas de principio y fin en las urnas que hacen imposible afrontar reformas estructurales en un pa¨ªs necesitado de ellas.

Son muchas las razones que se pueden argumentar contra este comportamiento, casi aleatorio, del sistema legislativo espa?ol, en particular en lo que a investigaci¨®n y desarrollo se refiere. Unas pocas, sin embargo, bastan para esbozar la desolaci¨®n que se avecina.

La primera, como no, de car¨¢cter econ¨®mico: el Estado gasta en la formaci¨®n de cada titulado universitario alrededor de 28.000 euros. Si a esto se le a?ade una beca de doctorado de 12.000 euros anuales, en cada doctor formado en Espa?a se acaban invirtiendo m¨¢s de 75.000 euros. ?Es asumible gastar tal cantidad de dinero para luego mantener esos activos parados? En cualquier empresa esto ser¨ªa impensable, pero ?por qu¨¦ ocurre en Espa?a? Es m¨¢s, ?podemos permitirnos que se marchen y que esa inversi¨®n en formaci¨®n acabe revirtiendo en la competencia? La fuga de personal cualificado es, sin duda, lo peor para la integridad de un pa¨ªs. No solo se favorece que el entorno compita en superioridad, sino que dejamos desierto el terreno de la investigaci¨®n donde, tarde o temprano, nos daremos cuenta de que era necesario cultivar.

Este recorte es, sin duda, un paso m¨¢s hacia el vac¨ªo cultural, un error que si llega a consolidarse, lastrar¨¢ el desarrollo del pa¨ªs durante d¨¦cadas. La p¨¦rdida de generaciones sucesivas de investigadores es un precio demasiado alto que Espa?a no puede permitirse pagar, aunque parece que el Gobierno tiene ya la mano en la cartera.