"Con Vel¨¢zquez nunca lo has descubierto todo"
Jonathan Brown vuelve al Prado, donde impartir¨¢ su tercera c¨¢tedra
La sala XII del Museo del Prado es, desde 1899, el espacio central de la obra de Vel¨¢zquez, la dedicada a su producci¨®n como retratista de la familia de Felipe IV. Las meninas, flanqueadas por los retratos del cardenal-infante Fernando de Austria y El pr¨ªncipe Baltasar Carlos, cazador, componen un frente ante el que Jonathan Brown (Springfield, Massachusetts, 1939) evoca el para¨ªso. Era solo un estudiante cuando en 1958 se puso por primera vez frente a Las meninas y ya nada volvi¨® a ser igual para ¨¦l. Hispanista especializado en la pintura del Siglo de Oro espa?ol, ha investigado la obra de Zurbar¨¢n, Ribera, Murillo y, sobre todo, Vel¨¢zquez, el genio absoluto.
Desde aquella primera visita, ha acumulado miles de horas contemplando a los grandes maestros del Prado, la mejor pinacoteca de arte antiguo del mundo, asegura sin dudar. Ahora, vuelve a recorrer las remozadas salas pintadas de verde con la misma emoci¨®n de entonces. Profesor en Princeton, acaba de recibir el premio Bernardo de G¨¢lvez por su difusi¨®n de la cultura espa?ola en el mundo y prepara la tercera c¨¢tedra del Museo del Prado que impartir¨¢ entre mayo y octubre de 2012.
"Para m¨ª, el arte acaba en Goya. Lo dem¨¢s no existe", dice el hispanista
Est¨¢ a favor de las grandes muestras siempre que no sean puro espect¨¢culo
En cuanto vislumbra Las meninas, Brown acelera el paso que hasta ese momento hab¨ªa sido cansino. Se le ha pedido que elija su obra favorita para las fotograf¨ªas y mientras musita "?Qu¨¦ parada!", decide posar ante el retrato del pr¨ªncipe Baltasar Carlos a caballo. "Los ni?os de Vel¨¢zquez son sublimes", comenta el hispanista. Despu¨¦s se parar¨¢ tambi¨¦n ante Baltasar Carlos cazador. Ante la visita guiada de un grupo que contempla la obra del pintor sevillano, Jonathan Brown recuerda que en su primer recorrido no hab¨ªa nadie en las salas del museo. "Entr¨¦ solo y segu¨ª solo en el recorrido. As¨ª fue en muchas de las visitas que hice en aquellos a?os. Nadie ven¨ªa al museo".
Sigue sin poder describir la emoci¨®n que sinti¨® ante los cuadros. Estaba ya interesado en Vel¨¢zquez. Ten¨ªa el museo en su imaginaci¨®n: "Viv¨ª un amor a primera vista. Un flechazo". As¨ª sigue siendo, pese a las incontables veces que ha vuelto a plantarse en las salas del museo. "Con Vel¨¢zquez nunca te vas sintiendo que lo ha descubierto todo. Su misterio es infinito. Sabes que siempre ver¨¢s algo m¨¢s. Es, como dec¨ªa Manet, el pintor de los pintores porque siempre tiene algo m¨¢s que mostrarte".
Su mejor hora para visitar este y otros museos es el mediod¨ªa, durante la hora del almuerzo. "Es un tiempo perfecto. Yo lo hac¨ªa al principio y lo sigo haciendo siempre que puedo", cuenta Brown. Es una manera de esquivar los grupos que hacen "que se sienta uno dentro del metro". Pese a ello, no es contrario a las grandes exposiciones (¨¦l mismo ha comisariado varias) "siempre que aporten algo al conocimiento de un artista y no sean un puro espect¨¢culo".
Brown habla con escepticismo de las atribuciones m¨¢s o menos recientes a Vel¨¢zquez: La educaci¨®n de la Virgen encontrada en Yale o el retrato de un personaje an¨®nimo descubierto recientemente en Londres. "Cada cierto tiempo se produce una oleada de descubrimientos. Hay que investigar mucho para pronunciarse. Tampoco descarto que haya obras de Vel¨¢zquez por descubrir". Cuando se le piden nombres de la comunidad cient¨ªfica que merezcan su respeto ante estos asuntos, mantiene un largo silencio que interrumpe para recordar al profesor espa?ol Diego Angulo (Valverde del Camino, 1901-Sevilla, 1986), del que aprendi¨® mucho y le impac-t¨® por su sabidur¨ªa.
Mantiene Jonathan Brown que las pol¨¦micas y discrepancias han existido siempre. Y con gran rapidez se?ala el retrato de la infanta do?a Margarita de Austria que ahora cuelga sobre la cartela de Juan Bautista Mart¨ªnez del Mazo, pero que hubo etapas en las que se le atribuy¨® a Vel¨¢zquez. "Siempre supe que no era de Vel¨¢zquez", explica comparando esta tela con el retrato de la reina Mariana de Austria, firmado sin reservas por el pintor sevillano. "El secreto est¨¢ en la pincelada. Nadie la ha hecho nunca como ¨¦l".
Agradece a Felipe IV, "ese mal gobernante pero gran coleccionista", el ser el responsable de una sala que considera un grandioso templo de la pintura. De ese coleccionismo real hablar¨¢ en la c¨¢tedra del Prado bajo el t¨ªtulo de La pintura del Siglo de Oro. Perspectivas personales.
Y el arte contempor¨¢neo, ?le interesa? "Para m¨ª, el arte acaba en Goya. Lo dem¨¢s no existe".
Babelia
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