Muy pronto para saberlo
En agosto de 1948, un disco extra?o y casi silencioso comenz¨® a sonar en las emisoras de m¨²sica negra de Maryland, y pronto se fue extendiendo por la Costa Este, dejando un reguero de perplejidad en sus casuales oyentes. ?Qu¨¦ era aquello? La primera canci¨®n de rock and roll de la historia. Greil Marcus en Rastros de carm¨ªn (Anagrama) dice que la m¨²sica de aquel disco parec¨ªa provenir del ¨¦ter y flotar literalmente sobre las ondas del aire m¨¢s que ser transportado por ellas. Nadie sab¨ªa qu¨¦ pensar de aquella canci¨®n, salvo que la letra utilizaba un presente dubitativo en el que una voz -siempre a un paso de desaparecer- ven¨ªa a decir que era todav¨ªa muy pronto, demasiado pronto para saber si ser¨ªa correspondido su amor. Era el rock and roll llegando con la reposada lentitud de lo verdaderamente imprevisto. Era It's too soon to know, primer disco de The Orioles, cinco negros de Baltimore.
El primer disco de 'rock and roll' de la historia parec¨ªa provenir del ¨¦ter y flotar sobre las ondas
Aquel sonido fue expandi¨¦ndose por la Costa Este, llegando siempre como si se tratase de una voz de otro mundo. Nada extra?o si se piensa que It's too soon to know (Demasiado pronto para saberlo) inauguraba algo nuevo, empezaba a cambiar el curso de las cosas. ?Qu¨¦ debi¨® de pensar la primera persona de la tierra que supo ver que aquello abr¨ªa una etapa distinta en su vida, y lo hac¨ªa exactamente en tiempo presente, en el momento mismo en el que suced¨ªa la canci¨®n?
"Es demasiado pronto / muy pronto / para saberlo", susurraba titubeante Sonny Til, el cantante, acompa?ado solo por una guitarra tocada de un modo tan reposado que parec¨ªa querer evitar que el grupo se detuviese por completo. Todo en aquel disco parec¨ªa ser puesto en duda, hasta la maravillosa posibilidad de cambio de rumbo que parec¨ªa anunciar. ?No quer¨ªan seguir? ?Verdaderamente era tan pronto como dec¨ªan? ?Cu¨¢ndo lo llamar¨ªan rock?
Me imagino Maryland paralizada. "Uno tiene que ir m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica para darse cuenta de los raros en verdad que eran The Orioles", escribi¨® Greil Marcus. No s¨¦, pero a veces pienso en la avispada ama de casa de Maryland que descubri¨® que estaba naciendo algo nuevo. Y tambi¨¦n en ciertos momentos -seis a?os antes, en el Buenos Aires de 1942- en los que algunos lectores comenzaron a abordar distra¨ªdamente los cuentos que compon¨ªan la primera edici¨®n de El jard¨ªn de senderos que se bifurcan -un pr¨®logo y ocho relatos editados por Sur- de un casi desconocido Jorge Luis Borges y quedaron mudos de la sorpresa, anonadados por aquello que ten¨ªan ante sus ojos y que se notaba que era diferente, por mucho que aun fuera quiz¨¢ demasiado pronto, muy pronto para saberlo.
Una simple casualidad: El jard¨ªn de senderos que se bifurcan fue la primera historia de Borges traducida al ingl¨¦s. Fue publicada en el Ellery Queens Mystery Magazine en agosto de 1948. No es, por tanto, improbable que en Maryland ese verano alguien escuchara aquel primer rock y leyera el cuento borgiano al mismo tiempo. Me habr¨ªa gustado estar en la piel de ese sujeto. En el ¨²ltimo bar de la noche, con las sillas ya patas arriba sobre las mesas, descubrir de golpe que algo nuevo est¨¢ naciendo y surge en ese exacto y mismo momento, a tu lado, o delante mismo de ti: se mueve con el ritmo pausado del gran suceso que habr¨¢ de cambiar el curso de tu vida.
A esa primera edici¨®n de El jard¨ªn de senderos le negaron el Premio Nacional de aquel a?o en Argentina por "tensiones est¨¦ticas" de la ¨¦poca, recuerda estos d¨ªas An¨ªbal Jarkowski en Clar¨ªn en el 70? aniversario del error de aquel jurado tan animal, y se pregunta si acaso no es condici¨®n necesaria que los libros que cambian el curso de la literatura sean precisamente ilegibles en el momento de su aparici¨®n. Lo m¨¢s probable, concluye Jarkowski, es que los premios literarios tengan la peculiaridad de no atender a lo nuevo sino a lo actual, que es precisamente su contrario.
www.enriquevilamatas.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
