Olores
Al buen observador televisivo no le habr¨¢ pasado desapercibido que en la actualidad a los perfumes ya no se les llama perfumes. Tampoco a las colonias se les llama colonias. Son fragancias. En el bombardeo navide?o, durante la pausa de publicidad pod¨ªan agruparse hasta 18 anuncios seguidos de frascos de colonia, pero fragancia era el t¨¦rmino enso?ador necesario para la industria de los olores. En nuestros d¨ªas, las colonias van asociadas a actores y actrices, cantantes, deportistas y modistos. Las hay con envases imaginativos, y otros como la 25 cent¨ªmetros de Nacho Vidal, m¨¢s dirigida a quienes priman el borbot¨®n sobre la gotita tras la oreja, pero sobre todo reinan los anuncios en blanco y negro y la sugerente sensualidad.
Que el perfume haya pasado a ser fragancia tiene mucho que ver con la desvalorizaci¨®n de las palabras. El uso las vulgariza y los t¨¦rminos m¨¢s sugerentes a?aden un valor intangible. As¨ª el vino con gaseosa pas¨® a llamarse tinto de verano y la Copa de Europa, Champions League. Tras este fin de semana donde se han personalizado las alternativas de poder dentro del Partido Socialista, algunos temen que la truculencia del debate lo ¨²nico que persiga sea cambiarle el nombre al perfume evaporado.
Tras el contundente descalabro electoral solo unos cuantos alcaldes tocan poder, raz¨®n que parece definitiva en la vocaci¨®n pol¨ªtica. Por el momento, ninguno de ellos se a?ade de galgo a la carrera. Rubalcaba y Chac¨®n pelean por ser percibidos como candidatos muy diferentes a lo que son sin dejar de ser lo que vienen siendo. Ambos salen de la vieja perfumer¨ªa y pugnan por convertirse en prometedoras fragancias, refrescantes y novedosas. Al igual que los portavoces de Rubalcaba son j¨®venes y estimulantes por in¨¦ditos, en claro contrapunto al jefe, Carme Chac¨®n eligi¨® Almer¨ªa para lanzar candidatura y dotar a su catalanidad de un fondo de casta?uela, mostrando la complejidad regional que casi todo espa?ol lleva dentro. Ambos desvelan as¨ª los flancos que consideran m¨¢s d¨¦biles de sus candidaturas. Todo ello despu¨¦s de deszapaterizarse, como un operario tras currar en Fukushima. A ratos se presenta como una pelea urgente entre el esencialismo y la socialdemocracia l¨ªquida, pero el ¨¦xito de la fragancia requerir¨¢ paciencia para atravesar la dura sequ¨ªa de la oposici¨®n.
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