Miljan Miljanic, el primer revolucionario
Apasionado del banquillo, introdujo en el f¨²tbol espa?ol al preparador f¨ªsico y gan¨® dos Ligas con el Madrid
"En el f¨²tbol hay que mirar siempre hacia el futuro, prever lo que se avecina y adelantarte a los acontecimientos. El f¨²tbol es como la vida, est¨¢ en continuo movimiento. Lo que se hac¨ªa hace 30 a?os hoy ya no sirve". Miljan Miljanic (Bitoli, Macedonia, 1930) resum¨ªa su inquieto ideario enorgulleci¨¦ndose de su fama de revolucionario. As¨ª irrumpi¨® en el f¨²tbol espa?ol mediada la d¨¦cada de los setenta. Hist¨®rico de los banquillos yugoslavos y exentrenador del Real Madrid, Miljanic falleci¨® ayer a los 81 a?os. Afront¨® su etapa de jugador como un medio m¨¢s que como un fin, como un paso protocolario hacia su verdadera vocaci¨®n: ser entrenador.
Su afici¨®n al f¨²tbol le lleg¨® en su etapa estudiantil mientras cursaba Ciencias Econ¨®micas y Psicolog¨ªa en Belgrado. Pronto encamin¨® sus pasos hacia el Estrella Roja, donde lleg¨® en 1947 con edad juvenil. Dos a?os despu¨¦s, Miljanic fue reclutado por el primer equipo, en el que hizo carrera durante nueve a?os. Pero su sue?o era entrenar y comenz¨® a estudiar para ello cuando a¨²n era futbolista en activo.
Apasionado de su deporte y estratega compulsivo, aprovech¨® su etapa como futbolista para tejer una extensa red de amigos por todo el mundo en los que luego se apoy¨® para estar al d¨ªa de todas las novedades que aparecieran en el mundo del bal¨®n. Mucho antes de que aparecieran Internet y las redes sociales, Miljanic coleccion¨® m¨¦todos de entrenamiento y an¨¢lisis de las principales promesas de cada pa¨ªs a trav¨¦s de sus contactos.
Nada m¨¢s colgar las botas cogi¨® la pizarra y en 1958 el Estrella Roja, su club de toda la vida, le dio la alternativa como entrenador al entregarle la direcci¨®n de su equipo juvenil. Aquel a?o, la eclosi¨®n del Brasil de Pel¨¦ con la conquista del Mundial de Suecia marc¨® el ideario de Miljanic, que estudi¨® con mentalidad ajedrec¨ªstica las variantes t¨¢cticas del esquema de la canarinha.
A?os despu¨¦s, ya en el banquillo del primer equipo, comenz¨® a dar lustre a base de trofeos a su prometedor curr¨ªculum, que tom¨® vuelo cuando en 1974 fue nombrado seleccionador yugoslavo en el Mundial de Alemania. Para entonces, Santiago Bernab¨¦u ya se hab¨ªa fijado en ¨¦l y al concluir la Copa del Mundo le fich¨® para su Real Madrid.
Nada m¨¢s llegar dise?¨® un organigrama moderno, con dos ayudantes de la casa, Antonio Ruiz y Juan Santisteban, y Luis Molowny en la secretar¨ªa t¨¦cnica, introdujo la figura del preparador f¨ªsico (Felix Radisic) y ensay¨® variantes t¨¢cticas como el 4-3-3. La revoluci¨®n no pudo ser m¨¢s fruct¨ªfera y en su primer a?o el Madrid gan¨® la Liga, sacando 12 puntos al segundo clasificado, y proclam¨¢ndose campe¨®n a falta de cinco jornadas. Sum¨® una Liga y una Copa m¨¢s en los tres a?os que permaneci¨® en Madrid, en los que dirigi¨® a Del Bosque, Amancio y Pirri. Tiempo suficiente para perpetuarse en la enciclopedia blanca.
Un ef¨ªmero paso por el Valencia (1982) y sucesivos regresos al cargo de seleccionador dieron paso al reconocimiento del f¨²tbol de su pa¨ªs en forma de cargos m¨¢s o menos honor¨ªficos en la Federaci¨®n Yugoslava hasta que a finales de los noventa los problemas coronarios le relegaron de la primera fila. M¨¢s tarde, el Alzheimer se apoder¨® de su inventario de experiencias apart¨¢ndole de su hist¨®rico ¨¢lbum de recuerdos.
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