Una casa de mu?ecas
Los colores empolvados, los cuentos, las fotos sepia, los juguetes y hasta los muebles de peque?a escala de quienes fueron ni?as ni?as en los a?os sesenta y setenta ambientan y equipan la casa y el despacho, adulto y profesional, que hoy comparten en la zona alta de Barcelona. Cuando viene a Espa?a, aqu¨ª vive y crea la pintora catalano-filipina Valeria Cavestany. Y es el estudio permanente de su hermana Daniela, estilista de espacios. "Soy su portera", infiere ella con sorna. Valeria solo permanece cuatro meses al a?o en Barcelona, donde naci¨®. Los ocho meses restantes reside en Manila, la ciudad asi¨¢tica de la que procede su madre, y a la que se fue con 20 a?os. Daniela solo ten¨ªa nueve. "Por la diferencia de edad, no pudimos compartir la infancia", musita. "Este lugar es como una casita de mu?ecas a medida. Aqu¨ª nos sumergimos en el mundo cursi de nuestra ni?ez sin avergonzarnos", sostiene. "Dejar de ser ni?o no significa abandonar la magia, la espontaneidad o el juego. La expresividad y vivacidad infantiles son vitales para completarnos, mejorar como personas y trascender como artistas", asegura Valeria. "Como dec¨ªa el poeta alem¨¢n Friedrich Schiller, 'todo el arte est¨¢ dedicado a la alegr¨ªa", apostilla esta artista dignificando lo na¨ªf.
Para dar rienda suelta a la imaginaci¨®n y a las emociones sin l¨ªmites en esta casa-estudio, la interiorista Alicia Fern¨¢ndez ha transformado un destartalado, oscuro y compartimentado local de carpinter¨ªa en un gigantesco y depurado contenedor. "He liberado el espacio de la oscuridad ampliando las ventanas. He descubierto su esencia desenterrando las vigas, y lo he dotado de amplitud, racionalidad y comodidad dise?ando estancias y circulaciones longitudinales, e instalando una calefacci¨®n centralizada y un suelo de microcemento que unifica los tres espacios creados", explica rotunda.
Son solo dos estudios (con entradas separadas desde la calle) que convergen en una salita central, un microuniverso donde relajarse, cocinar, dormir y reunirse con los que llegan a cualquier hora. "Es un refugio abierto a todos, pero que se construye solo a partir de nuestros sue?os, objetos y creaciones de ayer y de hoy. Por eso, evoca tanto la casa de chocolate de H?nsel y Gretel, de los hermanos Grimm, como la buhardilla donde pintaba Van Gogh", sostiene Daniela.
Valeria a?ade: "No se trata solo de recuperar la infancia, sino la capacidad de imaginar, de jugar y de alegrarnos por todo mientras creamos, para encontrar juntas nuestra identidad. Y descubrir, explorar y compartir nuestra verdadera esencia". Este es el aut¨¦ntico objetivo del arte, seg¨²n Schiller.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.