"Nos sentimos desprotegidas"
Entre 8.000 y 12.000 mujeres llevan en Espa?a los implantes falsos - Sanidad pagar¨¢ la extracci¨®n a las mastectomizadas, el resto deben sufragarlo las cl¨ªnicas
Arancha Regatero se someti¨® a una reconstrucci¨®n mamaria por razones de est¨¦tica en enero de 2010. Esta valenciana que entonces ten¨ªa 24 a?os hab¨ªa adelgazado mucho y el pecho se le hab¨ªa quedado algo deformado. Primero acudi¨® a la sanidad p¨²blica, la respuesta no fue satisfactoria y decidi¨® ir a una cl¨ªnica privada. All¨ª, por 6.500 euros le implantaron unas pr¨®tesis de silicona y le arreglaron y alzaron los senos. Tres meses m¨¢s tarde las autoridades sanitarias lanzaron una alerta que suspend¨ªa la venta de pr¨®tesis de la marca PIP por riesgos de rotura. Para Regatero la alerta lleg¨® tarde. Las pr¨®tesis que le implantaron son PIP. "Me las vendieron como una de las mejores marcas del mercado, pero solo me han dado sufrimiento y problemas", se lamenta.
Las afectadas sufren dolores, quistes e infecciones
Una asociaci¨®n prepara una demanda para pedir responsabilidades
Como ella, entre 8.000 y 12.000 mujeres en Espa?a llevan pr¨®tesis fabricadas por la empresa francesa Poly Implant Proth¨¨se. Algunas han tenido problemas de infecciones y roturas y se las han tenido que extraer. A Regatero le han provocado enormes dolores y quistes. Y los problemas empezaron justo despu¨¦s de la intervenci¨®n. "Como me hab¨ªa hecho una reconstrucci¨®n y no solo un aumento de pecho el cirujano me dijo que el dolor era normal", resume. Pero al cabo de un a?o estaba peor. El pecho se le hab¨ªa hundido y la quemaz¨®n era cada vez m¨¢s fuerte. Fue a la cl¨ªnica, all¨ª le aconsejaron volver al quir¨®fano para otra reconstrucci¨®n. "Eso no lo arregl¨®", lamenta. Apenas pod¨ªa levantar los brazos, lo que unido a los dolores constantes la obligaron a abandonar las pruebas para Polic¨ªa Nacional que estaba preparando. Poco despu¨¦s de su segunda intervenci¨®n, Regatero se enter¨® por la televisi¨®n de la alerta sobre las PIP. "El m¨¦dico sab¨ªa que yo llevaba esos implantes pero no me avis¨® ni me las cambi¨® cuando volvi¨® a operarme", critica. "Luego me dijeron que mis secuelas no se deben al fraude del fabricante", dice estupefacta.
Regatero no sabe qu¨¦ hacer. La cl¨ªnica donde se oper¨® argumenta que si quiere extraerse las pr¨®tesis debe volver a pagar la intervenci¨®n. "Nadie nos da una respuesta, las autoridades nos han abandonado. Estamos desprotegidas. Tengo 27 a?os, soy joven y cuando salgo de la ducha y me toco y me veo el pecho deformado se me cae el alma", dice.
Por el momento, Espa?a no aconseja la extracci¨®n de las pr¨®tesis si no est¨¢n rotas. Otros pa¨ªses de la UE, como Francia o Alemania, s¨ª han hecho un llamamiento para que todas las portadoras vuelvan al quir¨®fano para quitarse las PIP de manera preventiva. Una recomendaci¨®n que llega 18 meses despu¨¦s de la alerta sanitaria que retir¨® estos implantes del mercado, y que se ha llevado a cabo ahora, seg¨²n las autoridades francesas, por la detecci¨®n cada vez m¨¢s habitual de problemas.
Es m¨¢s f¨¢cil extraer una pr¨®tesis entera que una rota, argumentan, y la tasa de rotura de las PIP es tres veces mayor al habitual. Francia, Holanda, Venezuela o Brasil -Poly Implant Proth¨¨se ten¨ªa un gran mercado en Am¨¦rica Latina- pagar¨¢n las intervenciones de las afectadas. Tambi¨¦n el recambio de las pr¨®tesis si las mujeres se operaron por razones sanitarias. En Espa?a la sanidad p¨²blica solo costear¨¢ las operaciones y la sustituci¨®n de los implantes a las afectadas por roturas que se hicieran una reconstrucci¨®n mamaria por problemas m¨¦dicos (indicada para patolog¨ªas como el c¨¢ncer) en los hospitales p¨²blicos -solo en Valencia y Catalu?a son m¨¢s de 1.000-. Las cl¨ªnicas privadas, aclara un portavoz del Ministerio que encabeza Ana Mato, deber¨¢n asumir los costes de las extirpaciones y la sustituci¨®n de las pr¨®tesis de aquellas mujeres que operaron por cuestiones de est¨¦tica y que ahora tienen problemas.
Eva Gim¨¦nez, tras a?os de dolores -que comenzaron 15 d¨ªas despu¨¦s de su intervenci¨®n, en 2007-, tuvo que extra¨¦rselas de urgencia. Lo hizo en 2010 en la misma cl¨ªnica que se las implant¨®. "El m¨¦dico me dijo que llevaban rotas ocho meses", dice. Ella volvi¨® a pagar por la operaci¨®n y por el recambio. Pero su cuerpo no toler¨® los nuevos implantes y tuvo que volver a quit¨¢rselos. "Las secuelas de la rotura a¨²n me duraban y ten¨ªa muchos dolores y una infecci¨®n", relata. Hace tres meses esta mujer de 37 a?os ha podido volver a reconstruirse el pecho. No olvida lo sufrido.
Gim¨¦nez, como Regatero o Emy Mignone -implantada en 2006 y que tuvo que retirarse los implantes reventados en 2011-, ha formado asociaci¨®n de afectadas por las pr¨®tesis PIP. El foro donde se organizan re¨²ne ya a m¨¢s de 1.300 mujeres y la asociaci¨®n prepara una demanda para exigir responsabilidades a las cl¨ªnicas y a las autoridades sanitarias, que no frenaron a tiempo la venta de los implantes adulterados. "Estamos pagando con nuestra salud los fallos del sistema, alguien debe responder por ello", dice Gim¨¦nez.
Hace ya unos meses que Mar¨ªa P. R. se vino abajo. Portadora de las pr¨®tesis PIP desde 2004 detect¨® la rotura el octubre pasado. "Antes me hab¨ªa localizado unos cuantos bultitos, pero sin dolor. Fui al m¨¦dico de la sanidad p¨²bica a hacerme unas pruebas y me dijeron que ten¨ªa una pr¨®tesis rota y la otra probablemente tambi¨¦n. Desde entonces, adem¨¢s, los dolores no cesan", explica. Dolores f¨ªsicos y una desaz¨®n enorme que no la deja dormir. "S¨¦ que tengo dentro un elemento extra?o y que puede ser t¨®xico. Estoy muerta de miedo y nadie me da respuestas", dice. Ahora, Mar¨ªa estudia la extracci¨®n de las pr¨®tesis con su cirujano.
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