Vigilados y rendidos
Las autoridades europeas califican como "aberrante" la decisi¨®n de la agencia de calificaci¨®n de riesgos Standard & Poor's de rebajar la solvencia a nueve pa¨ªses de la eurozona. El comisario de Asuntos Econ¨®micos, Olli Rehn, declara que "las agencias no son ning¨²n ¨¢rbitro imparcial o desinteresado. Su labor obedece a intereses espec¨ªficos. Con su actitud aumentan la inestabilidad en la Uni¨®n Europea (UE), lo que seguramente interesa a ciertos c¨ªrculos monetarios y financieros". Verde y con asas.
Cada vez que las agencias rebajan su rating a un pa¨ªs, empeoran las condiciones de vida de sus ciudadanos. Esos mismos ciudadanos, en general, no se lo merecen (a no ser que sean defraudadores: a las haciendas, a sus sistemas de protecci¨®n, etc¨¦tera) pero da la sensaci¨®n de que a los pol¨ªticos que los representan les est¨¢ bien empleado el sofoco de ver caer su nota: porque han consentido y consienten a las agencias hacer lo que les viene en gana, sin confrontarse con ellas. No se les pueden admitir las l¨¢grimas de cocodrilo ni las manifestaciones de impotencia cada vez que las agencias dan su veredicto negativo. Tres sociedades de calificaci¨®n de riesgos -Moody's, Standard & Poor's y Fitch- controlan en r¨¦gimen de oligopolio el 95% del mercado mundial. En los tres casos se trata de empresas privadas que cotizan en Bolsa, en muchos casos con similares accionistas, con unos escas¨ªsimos niveles de regulaci¨®n p¨²blica y que son contratadas por los pa¨ªses a los que luego califican. Puro masoquismo.
Las agencias, tres firmas privadas sin regulaci¨®n, deciden el bienestar de los ciudadanos
Rajoy no tiene autonom¨ªa: le dicen lo que hay que hacer, y cu¨¢ndo. Nefasto balance para la democracia
Desde que comenz¨® la actual crisis, en el verano de 2007, se oye -en cada ocasi¨®n que pronostican una cat¨¢strofe o encarecen el riesgo pa¨ªs- que las agencias van a ser reguladas, que se van a homogeneizar sus m¨¦todos de trabajo, que va a haber movilidad en su contrataci¨®n, que se va a prohibir que eval¨²en a empresas cuyos due?os de referencia son los mismos que los de las propias agencias, etc¨¦tera, pero esa regulaci¨®n nunca llega, siempre se retrasa hacia m¨¢s adelante. Sus lobbies deben ser muy poderosos.
?No puede el poder pol¨ªtico ense?ar los dientes a esta parte del poder econ¨®mico, sin ciscarse en los pantalones? Naturalmente, sin violentar las normas del mercado pero sin permanecer al mismo tiempo ab¨²lico, resignado, paralizado, al tiempo que se dice que el trabajo de ese oligopolio "no es ¨®ptimo" ?Puede Europa investigar, por ejemplo, el monopolio de Microsoft o la fusi¨®n de General Electric y Honeywell -?qu¨¦ tiempos, Mario Monti!- y no el de las agencias de calificaci¨®n? ?No se ha de abrir un expediente informativo a tres sociedades oligopolistas para determinar si hay abuso de poder dominante, de las que se sospecha que en su interior no se respetan las murallas chinas que han de evitar los conflictos de intereses? Eso lo que se desprende, precisamente, de las declaraciones citadas del comisario de Econom¨ªa.
En el comunicado de Standard & Poor's en el que se rebaja la calificaci¨®n de los nueve pa¨ªses hay, adem¨¢s, una valoraci¨®n sin complejos del trabajo de los pol¨ªticos europeos. Dice que la cumbre de jefes de Gobierno de principios de diciembre no ha servido para casi nada, ya que no concret¨® los recursos suficientes para reforzar las operaciones de rescate o para proporcionar apoyo a los pa¨ªses m¨¢s debilitados. Y lo m¨¢s importante, que un proceso de reformas basado ¨²nicamente en la austeridad fiscal tiene el riesgo de provocar su propio fracaso provocando una ca¨ªda de la demanda interna asociada a la preocupaci¨®n creciente de los consumidores por la estabilidad del empleo y la renta disponible erosionando as¨ª los ingresos fiscales nacionales. Es decir, que seg¨²n la agencia, nada de lo que se est¨¢ prometiendo a los ciudadanos es verdad.
En el caso de Espa?a, adem¨¢s de rebajar otra vez la nota (cinco escalones desde su m¨¢ximo, a principios de 2009), Standard & Poor's amenaza con m¨¢s tensiones si no se aprueba a corto plazo la reforma laboral, no hay medidas adicionales de recorte o si la banca necesita m¨¢s ayudas p¨²blicas para capitalizarse. Rajoy declara que sabe lo que hay que hacer, aparentando que tiene autonom¨ªa, pero la ¨²nica verdad es que estamos vigilados, amenazados y rendidos ante tres empresas privadas sin regulaci¨®n: nefasto balance para la democracia.
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