La par¨¢bola del elefante
Una conocida par¨¢bola hind¨², a menudo utilizada como ejemplo en los debates sobre la naturaleza del conocimiento, cuenta que varios sabios ciegos se enzarzaron en una larga pol¨¦mica sobre qu¨¦ era un elefante. Para uno, que hab¨ªa topado con el lomo, era como una pared; para otro, que hab¨ªa palpado el colmillo, era afilado y peligroso como una lanza. Un tercero, que hab¨ªa tocado la trompa, lo defin¨ªa como una serpiente; mientras que el cuarto, que hab¨ªa abarcado el contorno de una pata, lo describ¨ªa como un ¨¢rbol. Los dos ¨²ltimos, que hab¨ªan manoseado la oreja y la cola, insist¨ªan en explicarlo como lo m¨¢s parecido a un abanico y a una cuerda.
Le viene a uno a la memoria (m¨¢s limitada que la del elefante, solo equiparable a la de D. Manuel) esta par¨¢bola al repasar las primeras reacciones sobre su figura: un hombre entregado a su deber, y tambi¨¦n un hombre apasionado por el poder. Un hombre de Estado, y a la vez un pol¨ªtico camale¨®nico capaz de adaptarse a las m¨¢s diversas coyunturas. Un hombre culto, cordial y leal, y a la vez un hombre que daba miedo, o m¨¢s bien que infund¨ªa mucho respeto. Muy posiblemente, como los sabios hind¨²es, todos ellos dicen algo parcialmente cierto y a la vez todos est¨¢n parcialmente equivocados porque, al igual que con el elefante, la figura de Manuel Fraga podr¨¢ ser abarcada en su totalidad con la perspectiva y la visi¨®n que solo permite el paso del tiempo.
La figura de Fraga solo podr¨¢ ser abordada en su totalidad con la visi¨®n que da el paso del tiempo
Deja, para entonces, tres obras bien tangibles. La primera, su contribuci¨®n a la reforma pol¨ªtica y a la reconciliaci¨®n nacional, materializada en su aportaci¨®n al gran contrato social que fue la Transici¨®n, en su doble vertiente pol¨ªtica (la Constituci¨®n de 1978) y econ¨®mica (los Pactos de la Moncloa). La segunda, un Partido Popular que representa a la derecha y el centro liberal y democr¨¢tico, por vez primera en la historia contempor¨¢nea espa?ola, perfectamente homologado a sus correspondientes partidos europeos, que es garant¨ªa de estabilidad y continuidad del r¨¦gimen de las libertades de 1978. Y la tercera, una obra escrita ingente, que hace bueno el t¨®pico de que la pluma es m¨¢s potente que la espada, y que se recoge en cerca de un centenar de libros publicados, e innumerables art¨ªculos y entrevistas period¨ªsticas.
Una obra escrita que pone en evidencia que un joven catedr¨¢tico de Teor¨ªa del Estado en la Espa?a de los 50 escogi¨® como ¨¢rea de estudio los Parlamentos democr¨¢ticos de Estados Unidos y Gran Breta?a, as¨ª como la tradici¨®n constitucional iberoamericana; para contrastar en su lectura que ya entonces, en esos a?os, defend¨ªa la superioridad institucional del bicameralismo, algo que sostuvo hasta el final desde su esca?o en el Senado. Una obra en la que se puede leer, a¨²n en pleno franquismo de los primeros a?os 70, una "teor¨ªa del centro" pol¨ªtico (Legitimidad y representaci¨®n, 1973), un centro que siempre persigui¨® en la acci¨®n pol¨ªtica tras la restauraci¨®n democr¨¢tica. Una obra en la que se puede comprobar c¨®mo sus creencias autonomistas, para tantos resultado de una ca¨ªda del caballo en su primer regreso a Galicia, el que realiz¨® en vida en 1989, ya se pueden encontrar en su trabajo Sociedad, Regi¨®n, Europa (Alianza, 1973), en el que no solo invoca el principio (pol¨ªtico) del self-government, sino tambi¨¦n el principio de subsidiariedad, derivado de la doctrina social de la Iglesia y actualmente incorporado a los principios constitucionales de la Uni¨®n Europea.
Tres grandes contribuciones centradas en el desarrollo de lo que ¨¦l mismo, "utop¨ªas aparte", define en el pr¨®logo a su ¨²ltimo libro publicado (Sociedad y valores, 2006), como la "cuesti¨®n fundamental": "la idea de una constituci¨®n b¨¢sica del sistema pol¨ªtico aceptable". El paso del tiempo, como dec¨ªa, permitir¨¢ evaluar si su contribuci¨®n en este ¨¢mbito ha sido lo fecunda y trascendente que algunos suponemos. Por lo pronto, Manuel Fraga Iribarne emprende su segundo y definitivo retorno a su Galicia natal en el entorno de una Espa?a democr¨¢tica, auton¨®mica e integrada en el proyecto de construcci¨®n europea. Gracias al trabajo y dedicaci¨®n, entre otros muchos, de este hijo de emigrantes que tanto contribuy¨® a traer, a redactar y a consolidar por primera vez en nuestra historia contempor¨¢nea un sistema pol¨ªtico aceptable por la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles.
Pedro Puy es portavoz del PP en el Parlamento gallego y sobrino de Manuel Fraga.
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