Para ser buena esposa d¨¦jele hablar primero
"D¨¦jale hablar primero; sus temas de conversaci¨®n son m¨¢s importantes que los tuyos. No lo satures con problemas insignificantes". Esto no es un chiste, es un extracto del Manual para la buena esposa, creado durante los a?os de la dictadura franquista por la Secci¨®n Femenina, la rama de mujeres que militaba en la Falange Espa?ola. El teatro Lara acoge, desde ayer y de forma indefinida, una obra en clave de humor que tiene por t¨ªtulo el nombre de esa gu¨ªa.
El manual de la buena esposa, dirigida por Quino Falero, se forma con 12 textos de seis guionistas -Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Yolanda Garc¨ªa Serrano, Ver¨®nica Fern¨¢ndez, Ana Costa y Juan Carlos Rubio- que cuentan la educaci¨®n que recib¨ªa la mujer entre 1937 y 1977, a cargo de la Secci¨®n Femenina. "La mujer deb¨ªa ser invisible", manifiesta Falero. "Llevamos un a?o trabajando y cuanto m¨¢s leo, m¨¢s me asombro. Es una historia para contar".
La obra est¨¢ basada en hechos reales, documentada con art¨ªculos, tesis y entrevistas con mujeres que vivieron la ¨¦poca. Falero opina que a¨²n no se ha hecho la labor de re¨ªrse de ese periodo y que es necesario para borrar el pasado y caminar hacia el futuro. Pens¨® que el ¨²nico modo de contarlo era a trav¨¦s de la comedia, "con cuidado y sin frivolizar".
"El sentido del humor nos permite librarnos de las emociones negativas y, al mismo tiempo, tratar en serio el tremendo retraso que supuso para nuestra sociedad que las mujeres representaran un papel secundario", relata.
Tres actrices, Llum Barrera, Mariola Fuentes y Natalia Hern¨¢ndez, interpretan a esas mujeres reprimidas, tanto las que tend¨ªan a rebelarse como a las que apoyaban el ideario del r¨¦gimen. Sus personajes incluyen mujeres de todas las edades y condiciones, desde ni?as inquietas por el futuro en plena Guerra Civil, hasta j¨®venes preocupadas por la sexualidad con la dictadura ya consolidada.
Falero cuenta que hizo un ensayo general en el teatro frente a amigos y familiares. Al terminar, una mujer de unos 75 a?os le coment¨® lo mucho que se hab¨ªa re¨ªdo, pero tambi¨¦n reconoci¨® que algunas partes le hab¨ªan dado escalofr¨ªos. Los recuerdos todav¨ªa duelen. Otra de las espectadoras, una joven de entre 20 y 25 a?os, le pidi¨® al director que dijera en alg¨²n momento de la obra que todo eso pas¨® de verdad. "Muchos de mi generaci¨®n no saben nada de esto", le cont¨®.
La lucha por la igualdad todav¨ªa sigue y esta obra permite conocer un pasado no tan lejano. La mujer ya no es invisible, pero el camino no ha terminado.
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