El desconcierto
Los quebrantos del PSOE de Andaluc¨ªa no proceden del choque entre chaconianos y rubalcabistas. Responden a algo m¨¢s hondo, como esas ¨¦picas discusiones matrimoniales, envenenadas e inacabables, a prop¨®sito de algo insustancial, una puerta mal cerrada, por ejemplo, o el olvido de comprar perejil. Son peleas que ocultan profundos motivos indecibles, resentimientos rencorosos bien guardados en la conciencia. Rubalcaba y Chac¨®n son dos figuras del partido, aparato contra aparato, y no parece haber desgarros ideol¨®gicos fundamentales que justifiquen el melodrama con que se han enfrentado estos d¨ªas los jefes socialistas andaluces.
El estado actual del PSOE era impensable hace un par de a?os. Quienes antes consideraban poco veros¨ªmil que los socialistas perdieran alguna vez en Andaluc¨ªa, hoy creen muy improbable que los socialistas ganen las elecciones auton¨®micas de marzo. Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo, 3.200 personas entrevistadas al azar por tel¨¦fono decidieron el pasado diciembre que el PSOE est¨¢ al borde de la minor¨ªa absoluta. El partido ha ido dilapidando su poder institucional, social y moral. La nueva autoridad regional del PP nace del desmoronamiento de la autoridad de los socialistas, que, si no existieran Chac¨®n y Rubalcaba, habr¨ªan inventado otro motivo para chocar y seguir rompi¨¦ndose.
Antes, bajo el hechizo del ¨¦xito, todos se mov¨ªan al un¨ªsono. Ahora se re¨²nen molestos en las ocho provincias, m¨¢s o menos fraccionados, de C¨¢diz a Almer¨ªa, para elegir a los delegados del congreso federal que dentro de dos semanas optar¨¢ en Sevilla por Rubalcaba o por Chac¨®n. Les pesa la mala sombra del ¨²ltimo sondeo, fantasma que les recuerda su propia debilidad, es decir, su divisi¨®n. Los problemas del PSOE son complejos, pero todo parece mucho m¨¢s simple cuando el mundo se reduce a un esquema binario, blanco o negro, el bien o el mal, uno o cero, Rubalcaba o Chac¨®n, Chac¨®n o Rubalcaba.
Y mucho m¨¢s simple resulta si el candidato es ¨²nico, una ¨²nica lista de delegados al congreso federal, por ejemplo. Recog¨ªa Pedro Espinosa en estas p¨¢ginas la opini¨®n del secretario general del PSOE de C¨¢diz, Francisco Gonz¨¢lez Caba?as, quien considera la presentaci¨®n de distintas listas "un signo de normalidad, no de diferencias internas". El secretario pensaba quiz¨¢ en otros tiempos, cuando los socialistas, invencibles, demostraban una unidad de hormig¨®n y acero, materiales de b¨²nker, y se permit¨ªan la presencia en sus reuniones de alguna lista de militantes diferentes e insustanciales. Ahora han comparecido listas oficiales y alternativas, muy confusas, porque hay provincias en las que los oficiales parecen seguir a Chac¨®n y los alternativos a Rubalcaba, y en otras sucede exactamente al rev¨¦s.
Pero los espectadores ajenos al partido no ven en qu¨¦ se distinguen los dos bandos antag¨®nicos, entre Chac¨®n y Rubalcaba. La diferencia parece una cuesti¨®n de gusto o sensibilidad personal, de afinidad est¨¦tica o fison¨®mica, y, como Ra¨²l Lim¨®n contaba el viernes en este peri¨®dico, a alg¨²n militante sevillano ni Rubalcaba ni Chac¨®n le gustan y los dos lo desconciertan. Con estos datos, los congresos provinciales podr¨ªan haber sido una oportunidad para hablar tranquilamente del momento pol¨ªtico dentro y fuera del partido, eligiendo a los delegados por loter¨ªa, al azar, como se elige a los entrevistados en los sondeos, selecci¨®n imparcial, m¨¢s all¨¢ de intereses y ambiciones, amistad y enemistad, gratitud y venganza, "principales promotores de todas las transacciones p¨²blicas", seg¨²n un sabio escoc¨¦s. Y quiz¨¢ as¨ª hubiera resultado m¨¢s cre¨ªble la resignaci¨®n optimista de Gri?¨¢n, cuando, valorando que en el pen¨²ltimo sondeo el PP aventajaba al PSOE en casi un 15% y en el ¨²ltimo apenas le saca un 10%, entiende que los ¨²ltimos sondeos anuncian el triunfo del PSOE.
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