Modificar cuestiones clave
No es lo ¨²nico que hay que hacer. No aumentar¨¢ r¨¢pidamente el empleo en medio de la peor recesi¨®n desde hace mucho tiempo. Pero una reforma laboral s¨ª puede mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo en cuestiones cruciales: 1. Costes de despido; 2. Contratos; 3. Negociaci¨®n colectiva, y 4. Pol¨ªticas de mercado de trabajo.
1. Es escandaloso que m¨¢s de la mitad de los despidos que se hacen en Espa?a se tramiten de hecho como improcedentes: las empresas consiguen un despido r¨¢pido (m¨¢ximo 48 horas), si tienen liquidez suficiente para pagar la indemnizaci¨®n de improcedencia (45 o 33 d¨ªas de salario por a?o trabajado), y los trabajadores obtienen una indemnizaci¨®n superior a la de procedencia (20 d¨ªas) a costa de perder protecci¨®n jur¨ªdica. Todos ganan y todos pierden en este juego de contrapesos que no gusta a nadie y que tampoco nadie tiene incentivos para cambiar. Esta es la forma legal actual de la brecha de costes de despido en Espa?a (que antes tuvo otras formas legales) desde 12 d¨ªas para los temporales hasta los 45 de los indefinidos.
Las pol¨ªticas activas y pasivas de empleo deben vivir juntas a fin de que el paro dure lo menos posible
Esta distancia se cerrar¨ªa con una definici¨®n mejor de las causas econ¨®micas para despedir, algo que qued¨® a medio camino en la reforma de 2010. Ese cambio (a medias) ha bajado 10 puntos porcentuales el uso desvirtuado del sistema de despido. Para la procedencia de un despido econ¨®mico deber¨ªa bastar que el despido fuese una opci¨®n razonable, aunque no fuese la ¨²nica posible para el empresario. Esto terminar¨ªa de una vez con el uso desvirtuado del sistema de despido, acortando sustancialmente la brecha de costes de despido y limitando los incentivos para el uso indiscriminado de los contratos temporales, sin eliminar el actual contrato indefinido. Cuando llegue la expansi¨®n y se puedan reestructurar las cotizaciones empresariales, la brecha se cerrar¨ªa totalmente implantando un verdadero sistema austriaco, cubriendo parte de la indemnizaci¨®n (8 d¨ªas).
2. Para favorecer los ajustes en horas de trabajo m¨¢s que en empleos hay que expandir m¨¢s el contrato a tiempo parcial para jornadas irregulares y facilitarlo para muy pocas horas. Los miniempleos encajar¨ªan aqu¨ª no como una soluci¨®n general de aumento del empleo, sino como v¨ªa de salida a situaciones extremas, para que trabajar muy pocas horas compense a personas con muy pocas oportunidades. Conviene recordar que los pa¨ªses europeos cuya flexibilidad est¨¢ m¨¢s apoyada en el tiempo parcial que en los contratos temporales tienen, a la vez, menores riesgos de pobreza.
3. Un problema b¨¢sico de la negociaci¨®n colectiva que incentiva fuertemente el ajuste en funci¨®n del empleo es la lentitud de la negociaci¨®n colectiva para adaptarse a los vaivenes del ciclo. La lentitud no procede de los convenios que se firman cada a?o, que s¨ª responden al ciclo. El problema est¨¢ en los convenios plurianuales (casi dos tercios del total) y en la ultraactividad de los convenios caducados. Hay que cortar la inercia de estos convenios permitiendo negociar convenios de empresa antes de finalizar los convenios plurianuales y dando un plazo m¨¢s corto de ultraactividad a los plurianuales que a los anuales (lo contrario de lo que se hizo en la ¨²ltima reforma). As¨ª se podr¨ªan hacer ajustes salariales y de jornada r¨¢pidamente, previniendo despidos y finalizaciones de contrato.
4. Las pol¨ªticas pasivas (prestaciones por desempleo) y las activas (intermediaci¨®n, formaci¨®n y bonificaciones a la contrataci¨®n) no deben vivir separadas. Las segundas deben volverse m¨¢s intensas conforme alguien pasa m¨¢s tiempo recibiendo las primeras. Para que esa uni¨®n funcione y las duraciones del desempleo se acorten, el eje de todas las pol¨ªticas activas tiene que ser la intermediaci¨®n laboral individualizada, algo que exige una buena selecci¨®n de orientadores. La organizaci¨®n de la formaci¨®n incentiva el aumento del men¨² de cursos, cuando lo importante es que el parado reciba orientaci¨®n personalizada para seguir un conjunto coherente de cursos fruto de una valoraci¨®n realista de los sectores y ocupaciones en los que puede volver a trabajar.
En cuanto a los incentivos a la contrataci¨®n, todos los estudios muestran que no son efectivos cuando son generales, por lo que dirigirlos a colectivos gen¨¦ricos como "los j¨®venes" no es correcto. Ser¨ªa mejor pasar esos recursos a transformar la intermediaci¨®n. Finalmente, facilitar la actividad de los intermediarios privados no puede m¨¢s que ayudar a disminuir las enormes cifras de desempleo.
Atender temas como el absentismo o los d¨ªas festivos no es balad¨ª, pero la reforma laboral del nuevo Gobierno debe dirigirse a las cuestiones clave se?aladas (profundizando en sus diferentes detalles), mucho m¨¢s all¨¢ del escas¨ªsimo terreno com¨²n que han marcado los decepcionantes acuerdos de los agentes sociales. Y todos los cambios deben orientarse a que la flexibilidad que necesitan las empresas no genere tanta precariedad como ahora, algo que ser¨¢ imposible sin el apoyo articulado de las pol¨ªticas activas y pasivas.
Miguel ?ngel Malo es profesor de Econom¨ªa Laboral de la Universidad de Salamanca.
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