Theo Angelopoulos, poes¨ªa en la pantalla
El emblem¨¢tico director griego fallece a los 76 a?os arrollado por una moto mientras buscaba localizaciones
Theo Angelopoulos, uno de los m¨¢s laureados directores griegos y una emblem¨¢tica figura del cine de autor, mor¨ªa ayer a la edad de 76 a?os en un hospital cercano a Atenas como consecuencia de las heridas sufridas tras ser arrollado por una moto en un suburbio de la capital helena. En el momento del accidente, el cineasta trabajaba en la localizaci¨®n de exteriores para su pr¨®xima pel¨ªcula, El otro mar, cuyo tema era la actual crisis econ¨®mica y social griega. En el palmar¨¦s de Angelopoulos se cuentan, entre otros muchos, premios como la Palma de Oro del Festival de Cannes (1998) y el Le¨®n de Oro del Festival de Venecia (1980). La filmograf¨ªa del director heleno, con sus largos planos y predominio de silencios y grises, parece m¨¢s propia de la brumosa cinematograf¨ªa escandinava y en abierta contradicci¨®n con el clich¨¦ del cineasta mediterr¨¢neo. Pero es un reflejo n¨ªtido, aunque muy personal, de su pa¨ªs, de su paisaje y de la convulsa historia reciente de la regi¨®n balc¨¢nica.
Angelopoulos, nacido en Atenas en 1935, curs¨® Derecho en su ciudad natal y en 1960 se traslad¨® a Par¨ªs para continuar sus estudios, primero en la Sorbona y posteriormente en el Instituto de Altos Estudios Cinematogr¨¢ficos (IDHEC, por sus siglas en franc¨¦s). Su estancia en Francia no fue prolongada: durante su primer curso en el IDHE es expulsado del centro por su inconformismo y en 1963 regresa a su pa¨ªs.
Tras probarse en varios cortometrajes, se embarca en su primer largo, Reconstrucci¨®n (1970), rodado de forma semiclandestina durante la dictadura militar que sigui¨® al golpe de los coroneles de 1967. En el filme utiliza un hecho con claro entronque en la tradici¨®n del drama cl¨¢sico griego -un inmigrante es asesinado, a su regreso a Grecia, por su esposa y su amante- como s¨ªmbolo de la decadencia de todo un pa¨ªs. Angelopoulos abre con esta pel¨ªcula un per¨ªodo en el que el tema dominante de su filmograf¨ªa es la cr¨ªtica a la deriva autoritaria de la pol¨ªtica griega, que se expresa fundamentalmente en la trilog¨ªa que inicia Alejandro El Grande (1980), por la que obtuvo el Le¨®n de Oro, prosigue tres a?os despu¨¦s con El viaje de los comediantes y cierra en 1977 con Los cazadores.
Tras esta primera etapa, su obra da un claro giro en el que tintes m¨¢s ¨ªntimos, a veces existenciales, empiezan a dominar sobre el omnipresente trasfondo pol¨ªtico. Esta etapa arranca con Viaje a Citera (1984) y alcanza uno de sus momentos m¨¢s intensos con Paisaje en la niebla (1988), que narra el viaje de dos ni?os en busca de su padre inexistente. Pel¨ªcula que gan¨® el premio F¨¦lix al mejor filme europeo del a?o.
Sin embargo, para la mayor¨ªa de los cr¨ªticos es en La mirada de Ulises (1995) donde la met¨¢fora recurrente de Angelopoulos -el viaje, interior y exterior, por parajes desolados- alcanza su m¨¢s lograda expresi¨®n, en gran parte gracias a la herm¨¦tica interpretaci¨®n de Harvey Keitel en su viaje a trav¨¦s de unos Balcanes arrasados por la historia. Aunque la obra obtuvo el Premio Especial del Jurado en Cannes, el cineasta tuvo que esperar tres a?os para alcanzar la m¨¢xima distinci¨®n del festival franc¨¦s con La eternidad y un d¨ªa, apoyado por la s¨®lida escritura de Tonino Guerra -con el que ya hab¨ªa colaborado en La mirada de Ulises- y la interpretaci¨®n magistral del alem¨¢n Bruno Ganz.
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