Un fuerte liderazgo consensuado
En el centro de Los ?ngeles es frecuente ver grupos de j¨®venes vestidos con frac caminando muy erguidos a un baile de la Universidad o al de un banquero. La pasada noche, sin embargo, observ¨¦ algo distinto en unos chicos que dirig¨ªan sus torpes pasos hacia el Walt Disney Concert Hall. Llamaron mi atenci¨®n porque pertenec¨ªan a una minor¨ªa -la comunidad latina-, de la que raramente se oye hablar en el mundo financiero de esta adinerada y poderosa ciudad, y porque los j¨®venes llevaban sus fracs como si fuera la primera vez que se los pon¨ªan.
En efecto, as¨ª era. Los miembros de la Orquesta Sinf¨®nica Sim¨®n Bol¨ªvar de Venezuela nunca antes se hab¨ªan vestido de manera formal salvo cuando esa semana interpretaron la Segunda sinfon¨ªa de Mahler en un ciclo de conciertos que se celebran simult¨¢neamente en Caracas y Los ?ngeles, con la Orquesta Filarm¨®nica de Los ?ngeles dirigida por Gustavo Dudamel: el Proyecto Mahler. Muchos de estos m¨²sicos han salido de los barrios m¨¢s pobres de ciudades remotas y han sido educados por el Sistema de Jos¨¦ Antonio Abreu en el orgullo y satisfacci¨®n por la m¨²sica sinf¨®nica. Ninguno de ellos tiene m¨¢s de 28 a?os. Ninguno de ellos parec¨ªa intimidado cuando manten¨ªan sus instrumentos en sus manos. Todo lo contrario, era como si el Walt Disney Concert Hall perteneciera a estos nuevos conquistadores.
Dicen que los grandes inspiran veneraci¨®n: Dudamel inspira empat¨ªa
Por culpa del cambio horario me perd¨ª La Resurrecci¨®n pero la Tercera sinfon¨ªa fue una interpretaci¨®n ¨¦pica, para ser recordada, un peque?o acto de lo que vendr¨ªa m¨¢s tarde, 100 minutos despu¨¦s, con el adagio final. Dudamel dirig¨ªa sin partitura. Ha trabajado con la m¨²sica de Mahler desde que ten¨ªa 12 a?os, as¨ª que la conoce como la palma de su mano. Tras el movimiento de apertura, un fuerte resfriado le oblig¨® a ausentarse unos minutos, aunque la congesti¨®n f¨ªsica no traicion¨® la intensidad de su batuta.
Me pareci¨® que el tempo inicial era un poco sobreintencionado, pero el joven maestro -solo tiene 30 a?os- sab¨ªa donde iba. La seguridad nunca estaba en su mente. Los puntos culminantes ten¨ªan el dinamismo de Broadway al tiempo que la actuaci¨®n de los solos del primer viol¨ªn, del clarinete y la flauta se representaban con una intimidad profunda y dolorosa. Los ritmos de vals insinuaban movimientos sensuales. Chritianne Stotijn interpret¨® el poema de Nietzsche transmitiendo una serenidad embelesadora y la Coral de Los ?ngeles y el Coro de ni?os me sobrecogieron cuando entonaron los estribillos.
Se dice que la mayor¨ªa de los grandes directores de orquesta inspiran veneraci¨®n. Yo dir¨ªa que Dudamel inspira empat¨ªa. Su liderazgo es tan cristalino como consensuado. En esta sala de conciertos con forma de gale¨®n, ¨¦l actuaba a la vez como capit¨¢n y miembro de la tripulaci¨®n.
Tras las prolongadas ovaciones y una peque?a sesi¨®n de mascarilla anticongestiva, Abreu fue el primero en felicitar a sus m¨²sicos abraz¨¢ndolos. El Proyecto Mahler, que comparten simult¨¢neamente Caracas y Los ?ngeles es tambi¨¦n la culminaci¨®n de sus sue?os. "He esperado esto toda mi vida", me dijo Dudamel.
Y estos conciertos son apenas una parte de todas las representaciones. El broche de oro se celebrar¨¢ con recitales al aire libre con m¨²sicos de la Orquesta Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Tambi¨¦n se est¨¢ celebrando una conferencia internacional para valorar los numerosos ¨¦xitos del Sistema de Abreu y para determinar sus pr¨®ximos proyectos. La brillantez, el espect¨¢culo y la educaci¨®n -tres de los objetivos que el propio Mahler trajo a los Estados Unidos en 1907- se mantienen en la actualidad gracias a la lucidez del maestro venezolano y de su joven y asombrosa orquesta.
Al d¨ªa siguiente, la tarde que iba a interpretarse la Quinta de Mahler, Dudamel me llam¨® para tener una conversaci¨®n acerca de algunos elementos en disputa en las sinfon¨ªas medias de Mahler. ?Tienen que tocarse los movimientos centrales de la Sexta como andante-scherzo o scherzo-andante (Mahler intent¨® las dos cosas)? ?Tendr¨ªa que haber dos o tres martillazos?
A medida que nos adentramos en la historia de la interpretaci¨®n, Dudamel no pod¨ªa disimular su inmenso entusiasmo por este compositor, muy por encima del resto. ?Por qu¨¦ Mahler?, le pregunt¨¦. "Porque ha estado ah¨ª toda mi vida. He vivido con su m¨²sica desde que ten¨ªa 12 a?os", me contest¨®. "Sol¨ªa pasar horas con los instrumentistas de metales en la orquesta de Jos¨¦ Antonio Abreu discutiendo c¨®mo consegu¨ªan ciertos efectos. A los 16, dirig¨ª mi primera sinfon¨ªa: la Primera de Mahler. La competici¨®n que gan¨¦, otorg¨¢ndome la atenci¨®n del mundo, era el concurso Mahler en Bamberg. En este compositor puedes ver una completa trascendencia; como la vida de un hombre se transforma desde la Primera sinfon¨ªa hasta la D¨¦cima. En todo subyace una metamorfosis".
Luego hablamos acerca de la Quinta sinfon¨ªa, cuyo adagietto se interpreta alternativamente con el significado del amor o la muerte. Y ¨¦l lo resumi¨® as¨ª: "Mahler es un hombre que muere de amor".
![El director venezolano Gustavo Dudamel dirige a la joven orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YE3JLLAWK5ZLMPPAO5GDIY43LY.jpg?auth=d4310932977700fc47843b322cbf2bb7047c82a5295588c964349fd353292787&width=414)
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